Jomi Lavarías

Tenía pensada una crónica para este partido, que lógicamente, se me ha desmoronado en el momento en que Ferran ha hecho el gol del empate.

Hasta ese momento el Valencia estaba transmitiendo, a partes iguales, indignación y pena. Indignación porque ante un rival muy flojo no estaba siendo capaz ni tan siquiera de ponerlo en apuros. Y pena porque estaba dejando escapar unos muy valiosos puntos por culpa de una sucesión de groseros errores. En la primera parte han sobresalido dos por encima del resto. Uno cuando el Celta pierde un balón en su defensa, en una zona muy comprometida y Rodrigo, sí Rodrigo, monta una contra clarísima a favor del Celta. Y el segundo cuando Piccini en un horroroso saque de banda junto al fallo de Coquelin, en el borde del área, que provoca el córner que cuesta el gol vigués, en otro fallo defensivo.

Y todos cabreados como una mona cuando, tras el descanso, Marcelino no introducía cambios. Todos los queríamos ya, de comienzo. Pero nosotros, no lo olvidemos, no tenemos ni idea de esto. Suerte o no, tras la entrada de Ferran y Gameiro (el de la cruz puesta), Rodrigo a banda, vino el cambio radical. Ferran resuelve de manera elegante y con mucha clase un gran centro de Gayá. Y a partir de ahí, el desmelene. El portero céltico se convierte en el salvador. Y tras un pase interior maravilloso de Parejo a Gameiro (el de la cruz puesta) que el francés convierte en asistencia magnífica a Rodrigo que vuelve a ver puerta. Y desde ahí hasta el final, oficio. Jugando los minutos finales en campo contrario. Y acabando en el córner, aguantando la pelota. Lo nunca visto, oiga.

Tras el pitido final celebración para el recuerdo de los jugadores con el entrenador. ¿Quién dijo que la plantilla no estaba con su entrenador? ¿Milonga interesada para dar más motivos a Lim para echar al entrenador? Me alegro que las imágenes contradigan a los malintencionados.

Amunt!


 

Sergi Calvo

Será difícil frenar la euforia , tan esperada y deseada, después del partido de hoy en Balaídos. Por fin algunas cosas salieron bien, por fin la suerte ha sido atrapada, por fin acabar un partido con una sonrisa… pero las ganas de mirar hacia arriba, de recibir algo de esperanza e ilusión tampoco pueden distorsionar la realidad: y es que no quiero ser hoy el que asuma el discurso cenizo, así que diré, rápido y ya, que si esta crónica se hubiera escrito en el minuto 20 de la segunda parte, la falla estaría ya en llamas y consumida desde su andamiaje. El equipo jugó gran parte del partido en su habitual planicie de juego, una planicie que es muy preocupante pues hace que el equipo sea muy previsible y tal vez, por ello, vulnerable.

Y hasta ahí el reproche. Porque al final, hoy el guión tuvo un giro muy esperado: algo de suerte (que se hizo de rogar ante el enésimo portero internacional en el bando rival) y un gol resolutivo y final, pues no hubo ni susto final. Bien. Bien.

Así que centrémonos en los brotes que surgen, esperando que esta vez no crezcan sobre abrojos ni piedra sino que la tierra sea fértil y propicia esta vez: Un Ferrán Torres que ha vivido su semana más dulce cuándo más se cuestionaba su evolución, la felicidad de un Rodrigo que se ha quitado gran parte de la losa que le ha estado aplastando ya meses. La aportación en positivo de un Gameiro que nunca dejó de correr pero hoy sumó una asistencia clave y sobre todas las demás cosas, la unión de un grupo que parece conjurado en seguir intentándolo.

El partido fue el habitual quiero y no puedo marcado por el juego plano del equipo durante casi 70 minutos. El Celta, pese a emplearse con cierta dureza, tampoco inquietó notablemente a Neto. Tras el gol del empate, ante el empuje valencianista, los vigueses se desvanecieron por completo y las ganas y cierta sensación de liberación, unido a, por fin, el gol, provocaron el final feliz hoy.

Entendámonos, no es que esos últimos minutos, el Valencia fuera la tormenta en ataque que por momentos arreció la temporada pasada pero al menos, parece que algo más de electricidad y agresividad se vio en área rival.

Venga, venga, venga.

Ojalá.


 

Peris

Comencem pel final. La celebració de l’equip en acabar el partit és molt descriptiva del patiment que porta damunt la plantilla. El gol de Rodrigo, llàstima no haver apostat quan les xarxes demanaven el seu cap, fa sumar de tres i l’equip afronta el final de gener amb una bona velocitat.

Cal destacar les variacions fetes per Marcelino que han tingut l’efecte desitjat. El gol de Ferran va fer olorar la sang i es va tindre el cap gelat per a ser un martell piló fins trencar el mur, a vegades fluix, de la defensa celtiña, amb un Rubén a molt alt nivell. I la paciència al segon gol, amb Gameiro fent d’assistent de Rodrigo ha completat una bona setmana, plena de necessitats que s’han tancat positivament.

Agrada vore a Parejo a un bon nivell, a Gayà arribant amb perill i, sobre tot, a Rodrigo llevar-se la motxilla de pedres que sembla que porte d’un temps a esta part.

Res s’ha fet, però el camí és el correcte. Ara només queda millorar a pilota parada i defendre amb més encert aquells balons laterals que fan tanta por.

Onze com els de hui, i Sant Vicent, per a jugar contra el Getafe a la Copa i seguir millorant.


 

jamacuco

Si hay un factor común a toda esta desigual temporada es que el VCF pelea. Lucha. De eso no hay duda. Los jugadores lo intentan y lo intentan. Además no hay sospecha de que no apoyan al míster Marcelino. Sin embargo el juego y el aprovechamiento de las oportunidades están siendo una pesada losa que soportar. Poca contundencia en las áreas y falta de lucidez en la creación. Un tópico durante mucho tiempo.

Hoy, ante un flojísimo Celta, el VCF volvía a parecer que quería jugar, aunque el ritmo no era el adecuado y los trompicones y falta de buenas combinaciones hacían que el motor se ahogara rápido. No acaba de hacerse con el timón del partido. Si a eso le añadimos la poca efectividad en ataque y que nosotros mismos nos fabricamos las oportunidades para el rival con jugadas desgraciadas, nos encontramos con la realidad de esta temporada y nuestra posición en la tabla. Nos autopenalizamos y nos desconcentramos. Y el equipo no tiene la fortaleza mental ni el liderazgo para lidiar con estos golpes normalmente. Ojalá esta temporada sirva como lección emocional y endurezcan su carácter nuestros tiernos jugadores.

La segunda parte empezó dubitativa. El Celta se dedicó a contemporizar y el VCF se perdía en el mediocampo, inofensivo como una pistola de agua. Pero los cambios de Ferran y Gameiro esta vez sí que fueron un acierto por parte de Marcelino y revolucionaron los últimos veinte minutos de partido. Dos golazos: Ferran con un golazo con el exterior del pie tras rechace de un centro de un incombustible Gayà, y una jugada excelentemente trenzada con velocidad entre Ferran, Parejo y Gameiro para que la remachara el siempre batallador Rodrigo. Primera remontada de la temporada y gran alegría para el equipo y afición, celebrándolo con rabia, desde las tripas, como mejor saben las celebraciones. Si seguimos con este espíritu de lucha y se mejora, aunque sea un poco, en el juego, ritmo y velocidad (Guedes y Kondogbia están a la vuelta de la esquina) vamos a ver si el VCF es capaz de hacer una gran segunda vuelta y darnos una alegría.

Amunt


 

Lobo

El fútbol son estados de ánimo y goles. Nada más. Lo demás, todas las discusiones alrededor y toda la grama que se dice o escribe, la que leemos o escuchamos, incluso esta crónica, son eso, grama, paja, nada. Lo digo porque, antes del soberbio gol del chavalín de Foios, quien más quien menos, todos estábamos pensando que el juego del VCF era un desastre, el partido infumable y el ciclo de Marcelino estaba más que acabado. Y mira por donde llega el crío, se saca de la chistera un gol de auténtica clase que ni Mina ni Rodrigo habrían marcado en su vida, y de pronto todo lo que eran pases a nadie, carreras sin sentido, caos y casi esperpento, se convierte en música celestial. Desde entonces el VCF se fue arriba con fe, acierto y potencia para conseguir el gol de una victoria tan necesaria que dolía. Y llegó. Y tras ponerse por delante siguieron jugando de maravilla, con aplomo, oficio y sin precipitaciones. El mismo equipo de patanes que antes había naufragado miserrablemente. Es impresionante. Cierto es, y no lo tapemos, que el Celta ha sido un rival aún más endeble e inocente que los nuestros, que ya es decir.

Pero bueno, a lo importante. Victoria maravillosa por ya inesperada, subidón de autoestima y también en la tabla, y empujón de confianza para jugadores y técnico que espero de verdad sirva como punto de apoyo para revertir esta temporada. Amunt!

 

Ilustración del artículo vía valenciacf.com

Un comentario en “CEL 1- VCF 2 | Agua de mayo en enero Extraordinaria victoria del Valencia en Vigo, un partido que parecía el de siempre pero por una vez acabó con remontada y los 3 puntos. Así lo hemos visto

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