Jomi Lavarías

Nuevo y triste empate del Valencia. Ésta vez ante un muy flojo Athletic, que ha demostrado, como el Valencia, que son dos históricos de la liga venidos a menos. A muy a menos, diría yo.

El Valencia no sabe a lo que juega. No ataca bien, no defiende bien, ni sabe generar juego ni cómo destruir el del rival. Anodino y apático, no transmite nada, en el césped es otro desastre  Muy al contrario, las sensaciones cada vez son peores. Y ya es raro, teniendo a un técnico tan extraordinario como Javi Gracia, al cual como todos sabemos, ni se le puede criticar ni exigir absolutamente nada, pues no lo merece. Entrenador top que lo demuestra jornada a jornada y para nada responsable de lo que ocurre en el verde, ni un mínimo de responsabilidad, por favor.

Que Dios nos pille confesados

Amunt.


 

Peris

Si un espectador neutral punxa la tele i evita fer siesta, el partit del Valencia CF ha sigut divertit. Però amb l’angoixa blanquinegra, calia sumar de tres. En estes situacions, millor no perdre si no es pot guanyar. I no pot ser que facen falta dos gols per sumar un punt. Un equip que descobreix or cada vegada que té una ocasió, ha de saber mantindre el botí. Però la sensació de no saber tancar el partit, o no poder, provoca nus en la gola. Cal transmetre des de la banqueta ixa manera d’afrontar els partits, per damunt de tot, inclós la direcció des de la llotja. Seguir treballant des d’allò que representa l’escut de 101 anys de història. I qui no s’ho crega, que deixe pas. Potser ens toca sentar-nos a parlar en els nostres tios per saber com van fer per mantindre el cap gelat en aquells principis dels 80.


 

Sólo necesitamos un plan.

Porque es evidente que desde arriba, a nivel institucional ni hay plan ni estrategia alguna. Languidecer y pasar el desierto con la cabeza bajo tierra como avestruces. Desguazar en frío, sin sensibilidad ni interés alguno. Abandonados… solos.

Y si hay plan… bueno, casi mejor que no lo haya en realidad, porque no es un buen plan.

Pero, igual que se exige a los sillones, se debe exigir al banquillo. Es rebelarse contra las excusas lo que confirma lo extraordinario del verdadero líder y el Valencia, fuera del campo, arriba y abajo, da la sensación de que carece de tal figura. Los jugadores lo intentan, se afanan y apretan dientes y puños pero también parece que estén solos. Abandonados a su suerte.

Porque no es de recibo que se salga, en la represa a verlas venir, a encerrarse en el área y esperar el empate… ¿Cuál era el plan para ganar el partido? No, no hay libro, no hay estilo, no hay plan.

Y si hay plan… bueno, casi mejor que no lo haya en realidad, porque no es un buen plan.

El Valencia este año tiene justificación, un necesario recalibrado de expectativas asumido por casi todos, con rabia y frustación, pero asumido. Hay coartada, hay justificación… pero no excusa. No, no hay excusa para no tener plan en el campo.

Con lo que hay. ¡Ya basta de decir lo justos que estamos, lo limitados que somos, lo desastroso que es todo!

¿Cuál es el plan?

Porque si el plan es esto…

No es un buen plan.


 

Lobo

Otro partido extraño e irregular, y otro empate decepcionante. Lo peor es que no hay lógica alguna a la que agarrarse, al menos en el césped. El VCF suele hacer primeras partes horrorosas dejándose llevar y encajando goles, y tiene que pelear las segundas para arreglar lo que pueda, pensaba que gracias a las correciones de su entrenador. Pero esta vez, al revés. Primera parte más que digna, con las torpezas habituales y sin florituras ni demasiada profundidad, pero con fuerza, empuje y cierta organización. Y marcando para poner el marcador de cara. Pero en la segunda, que yo no pedía más que seguir igual, han hecho la primera de siempre, atrás, asustados, deslavazados, sin presión ni un mínimo de garra e igual de torpes o más. Es tremendo. Hoy el paso por el vestuario ha servido para tirar un partido que estaba saliendo bien.

El equipo no da para mucho, lo sabemos y hasta lo aceptamos porque ahora mismo es lo que hay. Pero si no son capaces de hacer dos buenas partes jugando aunque sea al mismo fútbol rústico y limitado, pero que vale para plantar cara y luchar contra cualquier rival, mal vamos. Y así es, mal vamos, muy mal. 14 puntos de 39 es una infamia absoluta, se mire como se mire y ponderando todo lo que se nos ocurra. Poca defensa tiene la plantilla trufada de jugadores limitados, pero este entrenador que quiso irse y no lo hizo porque le costaba pasta no está haciendo gran cosa por sacar lo mejor de ellos, y cada vez es más evidente. No sé si es del todo justo, seguramente no, pero la cuerda se rompe siempre por el punto más débil, y en fútbol es el entrenador, que además en este caso transmite demasiada frialdad y ningún nervio. Supongo que Gracia, de seguir así, será destituido, y supongo que será feliz por poder irse ganando pasta en vez de palmando. Y aquí nos quedamos nosotros, jodidos por unos y por otros, por los de aquí y los de allá. Porca miseria.


 

jamacuco

La cultura de la supervivencia se ha instalado en el club, en todos sus estamentos. Desde los utilleros a los directivos; desde el máximo accionista a los jugadores; desde el entrenador al entorno y afición. No sabemos si es lícito exigirnos más con lo que tenemos o dar gracias de que aún queda voluntad y amor propio para remontar. No vemos si los jugadores se atenazan por el miedo o es el entrenador el que los encorseta con una mentalidad defensiva. Lo cierto es que el miedo a perder, el instinto de supervivencia ante todo, es el que se ha impuesto en el VCF y el valencianismo. Nuestra vara de medir se ha desvirtuado, nos la han desvirtuado y la clasificación de bien/mal, aceptable/inaceptable, jogo bonito/juego práctico lo hemos sustituido por sobrevivir/morir. Y en esta situación damos todos por bueno el puntito rascado en cualquier circunstancia.

El VCF lleva tiempo no jugando a nada, es decir, jugando a sobrevivir, jugando a no perder o no perder “demasiado”. Todo lo que envuelve al club, todas las decisiones que toman los directivos y máximo accionista, toda queja que haga el aficionado, todo discurso argüido en el entorno nace impregnado de esta dicotomía sobrevivir/morir. Y el partido de hoy ha sido eso: planteamiento conservador, controlando tu zona defensiva; te encuentras un gol en la única jugado de ataque acaba en penalti; empiezas la segunda mitad con la misma marcha mientras el rival pone quinta; te remontan si haberte acercado en 35 minutos al área rival; te revuelves y con fe consigues el empate, y acabas en un cara o cruz a la desesperada que normalmente acaba en tablas. Eso ha sido el partido del VCF. Eso está siendo la temporada del VCF. Pura supervivencia. Y gracias.

La indefinición y el miedo, nos está ganando la partida. ¿Hasta cuándo?

Amunt!!


 

 

 

La fotografía que ilustra el artículo es propiedad de www.valenciacf.com
 

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