Hoeman

Partido trabajado, difícil, sufrido, etc. que se salda con una victoria del Valencia. En la primera parte, salvo en los primeros 10-15 minutos, donde el Celta llegó con peligro, el Valencia superó a los gallegos posicionalmente y en cuanto a ritmo y acierto en el pase -aunque lo intentó mediante contraataques que en alguna ocasión dejó a los dos centrales ches contra uno o dos delanteros del Celta y tuvo una muy clara que salvó Neto-; la presión adelantada funcionó y les asfixió, a partir de ésta se sucedieron numerosas pérdidas de los celestes que el Valencia trató de hacer punible por verticalidad. Además, con la posesión también se acertaba -especialmente lustrosos Parejo en la distribución primaria y Rodrigo bajando para distribuir + diagonales de interiores-; aunque fue a balón parado donde Zaza aprovechó para marcar de cabeza adelantándose al defensor al primer palo tras un gran centro desde córner de Parejo. A partir de entonces los che bajaron el pistón con respecto a la presión adelantada aunque el dibujo táctico-posicional de Marcelino se mantuvo en todo momento. La segunda parte comenzó peor imposible. De nuevo los primeros minutos: errores y retrucs, gol del Celta. Objetivamente, los celtiñas dispusieron de la posesión y jugaron más cerca del área que el propio Valencia; pero pese a ello, crearon escasas ocasiones de peligro -la mejor, aparte del gol, fue por una pérdida de balón del Valencia-. Lo mejor por parte de los che llegó tras la salida al campo de Nacho Gil, esta vez sí partiendo desde izquierda -Pereira se fue a derecha-, donde tiene la panorámica interior -es diestro- además de la opción de irse por banda (importante porque la tipología de Gil es más la de mediapunta que la de extremo): provocó el penalty que supondría el gol definitivo de Parejo y casi cada vez que acarició el balón ofreció sensación de peligro.

Personalmente, creo que la plantilla está infrautilizada por Marcelino -y con esto no pretendo restar ni un ápice el mérito a la temporada que está haciendo- y que hay muchos suplentes claros que merecen más minutos de los que han dispuesto para quizá llegar a ser no tan claros.


Jomi Lavarías

Vibrante partido el vivido en Mestalla esta noche entre dos equipos lanzados a por la victoria. Inconformismo en estado puro. Esta noche el Celta ha demostrado que el empate de la jornada pasada en el Camp Nou no fue fruto de la casualidad. Y el Valencia se ha recuperado del traspiés en Getafe como debe hacerse, sacando tres puntos de manera sufrida y muy peleados.

En la primera parte hemos jugado un gran fútbol en mi opinión. Clarividencia y fluidez, con combinaciones buscando las espaldas de los laterales y un Zaza enorme jugando y haciendo jugar a sus compañeros con pases al primer toque. Todo ello aderezado con un nuevo gol a la salida de un corner. 10 en 15 partidos. Matador Zaza. Bien pudo el Valencia haberse ido a vestuarios con algún gol más en el marcador, pese a la parada ganadora, que diría aquel, de Neto, el cual ya parece no genera dudas de ningún tipo.

La segunda parte ya fue otro cantar. El tempranero gol del Celta trastocó todos los planes y el equipo vigués se adueñó por completo del encuentro a base de una presión brutal en la salida de balón del Valencia, que en ningún momento supo o no pudo superar. Todo pintaba más al 1-2 que al 2-1 pero este equipo no baja los brazos. Supo sufrir, los jugadores supieron ser solidarios con el compañero y bajo la batuta de un gran Kondogbia, King Kondogbia, los últimos 15 minutos de partido volvieron a ser blanquinegros y fruto de ello llegó el penalti sobre Nacho Gil que Parejo transformó, no sin dificultades, para sumar tres puntos de oro que sirven para seguir segundos y aumentar distancias con el quinto clasificado.

Mestalla hoy sufrió y disfrutó con su equipo. Esto sigue funcionando. Que perdure.

Amunt!


Lobo

Ha sido un partido duro, muy duro. El Celta fue de los rivales más potentes que han pasado por Mestalla, merendádose por momentos a los locales y poniendo de los nervios a la grada. No gozaron de demasiadas oportunidades claras y eso esconde un poco su gran partido, pero durante muchos tramos dominaron de forma autoritaria, sobre todo el medio campo, y crearon mucho peligro. De hecho no merecieron para nada perder, lo que da más mérito si cabe a la vicrtoria del VCF.

Bien es verdad que en la primera parte los nuestros tuvieron momentos muy inspirados y acosaron la portería rival. Pero sólo pudieron marcar a balón parado de estrategia, mientras que Neto tuvo que hacer una de esas paradas antológicas que se recuerdan años, bestial. Tras la reanudación los gallegos tuvieron la suerte de marcar rápido y ahí llegaron sus mejores momentos en los que, lo reconozco, estuve convencido de la derrota. Pero, ah, entonces, de pronto, mientras Parejo se dedicaba a trotar como un cervatillo persiguiendo un balón que ni olía, no sé muy bien cómo ni de dónde sacó tantos arrestos y confianza en sí mismo, surgió un animal prodigioso, un jugador diferencial de los que deciden partidos. Geoffrey Kondogbia dijo, ‘no, este partido lo ganamos por mis cojones’, y se echó el VCF a la espalda dando un recital, cortando, robando, pasando, asistiendo y dominando todo el campo, tan sobrado como Neo al final de Matrix. Un espectáculo. A él se unió Marcelino, que desde su trocito de césped pidió a la grada que dejáramos de murmurar y animáramos sin fisuras. Equilicuá. Un penalty tonto, ingenuo pero indiscutible, permitió a Parejo lucirse y nos dio una victoria probablemente no merecida. Pero qué narices, aunque el juego ya no sea el de principio de temporada para algo tenemos los cracks que tenemos, y se tiene que notar.

Al final comunión total con el equipo, felicidad plena y pelillos a la mar. Seguimos en la brecha. Quién lo iba a decir…


jamacuco

Partido espeso que finalmente se pudo llevar el VCF gracias a dos acciones a balón parado: un córner rematado por Zaza y un penalty ejecutado por Parejo. Pero el Celta puso las cosas muy difíciles. En la primera parte el VCF empezó a carburar antes que los gallegos pero fue tan sólo durante 25 minutos.  Una vez más, y no sé cuantas van, cuando más tranquilo debe jugar el VCF, ya por delante en el marcador, el equipo pierde su cohesión en algunos momentos y da oportunidades a los rivales. Afortunadamente, unas veces por Neto (que paradón al final de la primera parte al cabezazo a bocajarro de Aspas) o por la seguridad de la defensa (en su línea habitual) las cosas no fueron a mayores. Pero lo cierto es que el punto débil del VCF estuvo en los mediocentros. Si a esto se añade que Soler, por la derecha, no está en su mejor momento, y que Pereira no es Guedes por la izquierda, el centro del campo valencianista parecía blandiblup en manos de un terco y batallador Celta, al que calidad en sus hombres tampoco le falta. Zaza y su continua batalla junto a Rodrigo, bajando al centro para iniciar jugada, no fueron suficientes para poder apuntillar al Celta en el primer tiempo.

La segunda parte siguió igual (o peor con el gol tempranero celtiña) pero ocurrieron dos cosas que se me antojan claves para el resultado final. Por un lado la aparición estelar de Kondogbia, que cuando peor parecía el horizonte valencianista en el partido, se creció abajo y arriba, en un lado y otro, comiéndose el centro del campo rival y empezando a coger galones; fue sostén del equipo e impulsó a los compañeros en muchos momentos. Actuaciones así empequeñecen, aún más, a su compañero de baile en el equipo. Por otro lado Marcelino y su petición de mayor presión al público: Mestalla entendió el momento y estuvo de chapeau. Como nos hemos portado bien, a ver si acabamos mejor el año y nos traen algo los Reyes: ¿un delanterito? ¿un sustituto de Parejo? ¿un medio – carrilero derecho?


 

 

 

Ilustración del artículo vía www.valenciacf.es

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