jamacuco
Voro ha conseguido lo normal. Un VCF que juega de forma ordenada, con un esquema y poniendo a los jugadores en su sitio. Sin inventos. Sin experimentos. El A,B,C del fútbol. Cada vez que ha tenido la oportunidad de hacerse cargo del plantilla, siempre en situaciones problemáticas en la clasificación y en el entorno, Voro ha hecho lo mismo: aplicar la lógica, ser práctico, quitar la ansiedad de lo desconocido, potenciar lo bueno que tienes…
Y es lo que ha ocurrido en este partido final en Mestalla. Con un Guedes en estado de gracia (que no de Gracia) y un Soler jugando donde es un crack, de lanzador y de llegador al área, no de organizador, el VCF se puso con un 3-0 sin despeinarse, abocando al abismo al Eibar, que pese al arreón final del primer tiempo consiguiendo un gol y agobiando los minutos finales, no hizo mucho más.
La segunda parte siguió igual. Un VCF fulgurante, rápido y mortífero al contraataque, culminó el resultado para evitar sustos. A partir de ahí ya todo fue más relajado, con oportunidades para ambos equipos y con un gran Cillessen que atajó buenos balones. Poco se está ponderando sus intervenciones en los pocos partidos que ha actuado en esta temporada y que, en buena medida, han sido refrendados con buenas actuaciones y un buen puñado de victorias de las escasas y pírricas conseguidas esta temporada.
Gayà como siempre, rindiendo a tope. Wass oscuro pero trabajador, Kang in motivado. Diakhaby un muro en el área. Guillamón frío como el hielo (a veces demasiado). En definitiva un buen partido en la bajada de telón en Mestalla, esta vez con público (escaso) pero que animó y agradeció el esfuerzo a los jugadores y dejó claro que Meriton debe buscar una salida. Y cuanto antes, mejor.
Amunt!!
Peris
I la gent va entrar a Mestalla. I es van oblidar les animacions en llanda de la tele. I els jugador van tornar a sentir el calor de l’afició. I la ponentà. I van poder tornar els aplaudiments als aficionats en les substitucions. I van podervore a un Guedes en estat de gràcia, a un Soler amb xifres molt destacables per a una temporada molt fluixa col·lectivament. S’acaba la temporada al temple amb l’esperança que l’any que ve serà millor. Perquè pitjor sembla ser molt difícil. I una pregunta sense resposta, més enllà de les típiques hipòtesis, on haguera arribat l’equip, amb les seues virtuts i defectes, amb un entrenador més ambiciós i més motivat que Javi Gracia? No ho sabrem ja mai. Ànim a la gent d’Éibar. Allà tenen una estructura i una bona direcció per tornar a Primera ben prompte.
Hoy el partido era lo de menos.
Casi quince meses después, atravesar el umbral de Mestalla de la mano de los seres más queridos de una vida, es suficiente aliciente para aliviar una pandemia y una enfermedad de mierda que urge enterrar en el Río del Olvido.
Y la emoción fue fiel a su cita. Entrar en Mestalla, ver a los nuestros… y la explosión en lágrima, ya sin contener, al cantar un Gol del Valencia, el primero de Guedes, catorce meses… una vida después. Gol del Valencia.
El caso es que, los allí presentes podremos contar nuestra emoción y sentimiento, el simbolismo de volver a estar en casa trasciende absolutamente todo lo demás.
Tal vez por eso es un poco tontería hablar del buenísimo partido del Valencia de Voro, un equipo ordenado y que sabe a lo que juega, con un Guedes en su prime y un Soler que ha pegado un estirón quién sabe si definitivo…
Hoy el debate es si con Voro, con un poco de sentido común, este equipo estaría cómodo en el top 10 liguero.
Pero poco importa, la fiesta hoy fue completa e inolvidable.
Una tarde para el recuerdo y para la esperanza de las que vendrán.
Hemos vuelto a Mestalla… y ojalá para quedarnos!
Lobo
Festival de buen juego y goles en Mestalla. El partido sirvió de homenaje a una afición de vuelta en el templo, y de justo y merecido castigo para los dirigentes de esta temporada infumable por variados motivos.
El Eibar planteó un partido valiente pero al VCF le salió todo bien. El equipo al completo dirigido con destreza por el gran Voro (antiguamente Boro) rayó a buena altura, pero la conexión Soler-Guedes fue determinante y los goles, hasta 3, fueron cayendo como fruta madura, tanto que se relajaron viendo las facilidades y a punto estuvo el equipo vasco de conseguir meterse de nuevo en el partido. Pero no, al comienzo de la segunda entró el cuarto y por esta vez todo salió más que bien, de ahí al final todo fue paz y amor. No estamos acostumbrados ya a un VCF con tanta pegada y partidos tranquilos, y se agradece que nos bridaran un espectáculo bonito para recargar pilas valencianistas, un tanto agotadas por la pandemia y tantos sinsabores, por la poca ambición que transmite el club. Eso en el césped.
En la grada la (incomprensiblemente poca) afición asistente se dedicó más tiempo a protestar y lanzar cánticos contra los malvados putoschinos, esta vez con toda la razón, claro, tras esta temporada de esperpento. No fueron cánticos unánimes ni mucho menos, pero se hizo ruido y los interesados podrán generalizar, que era la idea, supongo. Pero sabido es que a las huestes singapurenses del tito Lim le da igual 8 que 80, y con cánticos y protestas, o sin ellos, van a seguir haciendo de su capa un sayo. Es lo que tienen las sociedades mercantiles, que por mucho que aduzcas y lloriquées, si no hay pasta la burra no se vende.
Yo, personalmente, al llegar sentí la emoción del reencuentro y he disfrutado la vuelta a Mestalla,. El ambiente era raro con tan poca gente forzosamente separada, pero se suplía con una comodidad inaudita en el viejo y decrépito coliseo valencianista. Al menos sirvió para que vayamos sintiendo que la normalidad, sea nueva o vieja, llega poco a poco.
En resumen. Buen espectáculo en el césped, ambiente raro en la grada, protestas previsibles y una temporada que finaliza sin pena ni gloria para este VCF tan mediocre y mal dirigido desde todos los ámbitos. Un VCF, y el VCF somos todos, que se encomienda desde ya a lo que sea que haya de suceder, que a saber, para que la temporada que viene no sea otro suplicio y se intente, ojalá, poner las bases para un proyecto serio, competitivo y perdurable. Quien tenga que decidir que acierte. Amunt!
Pd: Y por cierto, cada día más seguro de que con Gracia nos habíamos ido al abismo. Lo que demuestra que más vale tarde que nunca. Menos mal.