Dicen que la paciencia es una virtud. Soportar adversidades y tener el temple necesario para superarlas en el momento adecuado es una actitud a tener siempre en cuenta. Pues bien, creo que la afición valencianista, pese a la etiqueta de caprichosa y come-entrenadores que se le puso en despachos interesados de Madrid, es tanto o más paciente que cualquier otra en el mundo del balompié. ¡Claro que tenemos nuestros defectos! Somos criticones, volubles o estrafalarios en nuestras manifestaciones. Pero somos pacientes, y mucho. A ver qué otra afición ha sabido aguantar estoicamente la caterva de directivas mediocres, entrenadores mansos o jugadores tribuneros; de políticos interesados o banqueros amedrentadores; de aspirantes al pelotazo o vividores sin escrúpulos….¿Paciencia? Creo que vamos bien servidos…

Por eso, cuando la Sra. Lay Hoon Chan y el Sr. Lim nos piden paciencia no deben sorprenderse si el valencianismo tras un largo suspiro mastique por lo bajini…»¿una vez más? A ver si esta es la buena…» Y aunque nuestra presidente piense que la pide para un equipo y un entrenador joven (¡ojo! a propia elección de Meriton, no del valencianismo), la sufrida afición se la ofrece de pleno al consejo de administración singapurés, pues son ellos los que necesitan que seamos pacientes con sus torpes y desnortadas decisiones. 200 millones de razones les avalan.

Ahora bien, que no confundan paciencia (para «entender» sus actos) con la complacencia, pues jamás la encontrarán en la afición de Mestalla. No somos complacientes con las decisiones arbitrarias, sin justificación, como las tomadas el pasado verano. Ni tampoco con los fichajes que satisfacen más las necesidades de intereses externos que las propias del VCF. Por supuesto que no somos complacientes con la gestión y planificación de un vestuario falto de ambición y liderazgo, cuyos ridículos resultados estamos soportando pacientemente; o con la verborrea de entrenadores poco cualificados. Y por supuesto de ningún modo lo seremos si empiezan a llenar el club de viejos conocidos a modo de «fiesta remember«, olvidando que si Meriton está aquí no es gracias a ellos sino a pesar de muchos de ellos. Los aires de renovación que parecía iban a insuflar esta nueva travesía valencianista se están quedando en nada. No es cuestión de desdeñar nuestras figuras del pasado, claro que no; simplemente es buscar un punto medio entre sentimiento valencianista y modernidad; entre nuestro glorioso pasado y la renovación; entre el apasionado populismo y la  fría profesionalidad. Punto medio que según Aristóteles (¿lo conocerán en Singapur?) es donde está la virtud.

En definitiva Sr. Lim, es razonable que nos pida ser pacientes para que Uds. empiecen a comprender de verdad el VCF y el valencianismo. Es el máximo accionista y eso le da legitimidad, aunque ya debe saber que el dinero no da todo en este mundo. Cuanto antes lo entienda, mejor para todos, porque el fútbol no espera a nadie ni tiene condescendencia con la bisoñez. Ser el «dueño» no le va a librar de la crítica ni de la desafección de los aficionados de su equipo. Por ello no nos pida complacencia ante hechos y actitudes que hacen daño a nuestro club, su SAD. Lo visto desde el pasado verano hasta el partido de Riazor nos tiene malhumorados y decepcionados. Y la paciencia, por mucha que tengamos, tiene un límite.

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