Hoeman

Calamitoso comienzo de partido donde el Celta aprovecha dos pérdidas del Valencia en la frontal del área para meter los dos primeros y una empanada mental de Cancelo (que fue todo el partido empanao) y los que no le ayudan en su banda para rematar. Cancelo volvió a demostrar que no sirve como lateral, defensivamente errores individuales y poiscionales, ofensivamente en lugar de abrir el campo se mete hacia adentro, aglomerando más el Valencia y facilitando la defensa del Celta (menos espacios que cubrir). Pero también hay que resaltar que Munir apenas ayudó en defensa -otra rémora defensiva en banda- y Parejo (jugando de mediocentro) no basculaba hacia banda ni hacía coberturas ni ayudas defensivas. El rendimiento posicional-defensivo de Parejo en la primera parte es nefasto. A lo que hay que sumar que jamás mete la pierna, cuando en la actual y delicada situación es lo mínimo que se puede esperar del supuesto abanderado del proyecto. También es incapaz de hacer faltas tácticas. Dice mucho que Carlos Soler en 30 minutos haya hecho más tackles que Parejo en toda la temporada. El Valencia jugó con un 4-4-2/4-4-1-1 con Enzo acompañando a Parejo de pivote, que asimismo lo hizo muy mal pero al menos le puso ganas.  Parece como si el argentino estuviera fuera de forma, lo que es preocupante en un tío que se supone destaca por su intensidad y profesionalidad. Suyo fue el error en el primer gol; una pérdida imperdonable al borde de la frontal: en esa situación, presionado, lo suyo es encalar el balón y recolocar al equipo. Volvió a jugar el lesionado crónico y compañero de fechorías nocturnas de Parejo, del que tanto se enorgullece el esquirol, en el lateral izquierdo por delante de Lato. Discreto. Como Javi Jiménez, que mostró buen manejo de balón pero poca contundencia y además carece de corpulencia: si quiere triunfar en la élite deberá reubicar su posición a la de lateral derecho. Mina intentando la guerra por su lado, con poco acierto y poca inteligencia, como casi siempre. Los mejores, a mi juicio, Medrán y Rodrigo; aunque a día de hoy me da la sensación que Aridai es el delantero con más calidad (y claridad) del Valencia.

Un puto desastre en el que sólo se logró ilusionar a la afición en los 10 minutos posteriores al gol. Ah, y «el que nunca hace nada» volvió a maquillar las estadísticas.


Jomi Lavarías

Tras lo visto esta tarde-noche en Mestalla, si este partido no trae ninguna consecuencia en forma de dimisión tanto por parte de LayHoon como de Suso García Pitarch, un servidor se rendirá y que en el Valencia sea lo que Dios quiera.

No podría entender que LayHoon, que muy probablemente estará pasándolo fatal ya que es una persona que no está preparada para estos envites, no coja el montante y le diga a Peter Lim que se larga a dirigir otras empresas para las que sí debe ser más que válida. Y tampoco podría entender que el máximo responsable deportivo del club no asuma su culpabilidad y deje su cargo por la ineptitud demostrada a la hora de confeccionar esta plantilla.

Lógicamente si esto ocurriera, que debería ocurrir, el propietario del club tendría que replantearse muchas cosas, si no se las está replanteando ya. Debería dejar el club en manos de profesionales que sepan de qué va esto y traten de reconducir una situación que por momentos se antoja imposible. Estamos a tiempo de reaccionar y sacar al equipo de la zona baja de la clasificación y permanecer en primera división. Pero hay que actuar ya. Hoy antes que mañana, solo así podremos ver la luz al final del túnel.

Hemos llegado a un punto en que el fútbol, lo meramente deportivo, ha pasado a un segundo plano. El club no puede ni debe seguir así ni un minuto más. El partido de hoy debe servir como punto de inflexión para que se desencadenen los acontecimientos.


jamacuco

Hay un dicho que afirma que «a grandes males, grandes remedios». Pues bien, el remedio que necesita el VCF es de proporciones gigantescas. El desastre se está convirtiendo de tal tamaño que es difícil saber en dónde estamos y lo peor, hacia dónde vamos.

Lo que se ve sobre el terreno de juego no es más que el resultado del trabajo realizado en los despachos desde verano de 2015. Meriton y su oráculo Peter Lim han cultivado una forma de proceder basada en bailarle el agua al amo y sus lacayos. No hay líderes ni en el césped ni en los despachos, no hay compromiso, no hay responsabilidad en los actos u omisiones, no hay exigencia, no hay competitividad… Simplemente hay sumisión al señor y sus intereses, sin espacio a la creatividad, a la pasión o a los sentimientos. En definitiva no hay lugar para el fútbol. Como dijo Prandelli en su despedida, Meriton solo piensa en números, pero esto es mucho más. Desgraciadamente, los jugadores en el césped todos se saben números, que en un momento u otro servirán para cubrir el Fair Play Financiero o para comprar el próximo fichaje de un joven prometedor del Benfica. Los gestores, con los bolsillos bien repletos, también conocen que su tiempo por Valencia es ocasional. Todos se saben de paso, a lo que dicten las necesidades del amo y sus lacayos.

Al VCF lo está asesinando la soberbia de su máximo accionista, Peter Lim. Y si no es su soberbia, es su mala fe. Un hombre de negocios, creado a sí mismo y acomodado en su torre de marfil de Singapur, que cree tener el don del sabio y recto proceder en cualquier tipo de situación aunque esté a miles de kilómetros de distancia. Cerrado a los consejos de gente no allegada. Incapaz de delegar responsabilidades en profesionales más cercanos a la realidad valencianista. Así, difícil será que entienda la idiosincrasia del club del que es máximo accionista si no es capaz de pisar Mestalla y tomar contacto personal de la situación. Difícil será que empatice con las protestas de la gente en el estadio, las críticas en las redes sociales o la desesperación de miles de aficionados si no ha descubierto aún que poseer las acciones del club no le dan la potestad de mancillar nuestra historia, más extensa que la de su propio país, con decisiones ridículas y grotescas y sin dar la cara ante el público. Incluso difícil será que obtenga algún tipo de beneficio, si ese era su objetivo desde un punto de vista estrictamente empresarial, si aplica una gestión tan negligentemente nefasta y desconoce hasta con avaricia el «know-how» de este negocio llamado fútbol.

El tiempo de Meriton y Peter Lim ha llegado a su fin. Todo lo que estén de más en Valencia es tiempo perdido. Sólo queda que se halle la fórmula para llevar a cabo un cambio en el statu quo que resulte aceptable para todos. ¿Venta? ¿Cesión de acciones? ¿Búsqueda de un nuevo equipo gestor independiente?


 

 

Ilustración del artículo vía www.valenciacf.com

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