Lobo

No hay derecho. El rato que ha pasado entre el gol del Español y el final del partido ha sido de los más horribles que recuerdo haber pasado en Mestalla. Tras el gol en contra me he venido abajo, lo reconozco. Me he rendido, sentía que el VCF se iba a segunda sin remisión y no había nada que hacer. Una sensación de absoluto sometimiento. En ningún momento he creído en la remontada, por eso me ha sorprendido más que sucediera. Así y todo seguía derrotado, hundido, al borde de la taquicardia. He celebrado los goles con más sorpresa que alegría, y desde entonces me he negado a mirar los continuos acercamientos del ESP a nuestra puerta, porque estaba completamente seguro que nos empataban, o algo peor. Así de duro.

No ha sucedido, gracias a la providencia, supongo. Desde luego no gracias a Gary Neville. En esta temporada aciaga cada uno culpa a quien le parece, pero yo no pienso seguir culpando a los jugadores. Esta plantilla demasiado joven, falta de cualquier atisbo de oficio y justísima de calidad, no tiene la culpa de NO TENER ENTRENADOR. El VCF se ha pasado un año entero sin entrenar. A fútbol, me refiero. Puede que corran en los entrenes y hagan ronditos y chorradas, pero entrenamiento táctico colectivo, nada, cero. No saben a qué juegan, no saben si subir, bajar, apoyar, doblar, correr o pararse, nunca saben qué están haciendo o porqué, y da igual la situación de partido. Todo lo hacen al revés, todo. La defensa, o el sistema defensivo, es una lágrima, un desastre colosal. El medio campo un solar polvoriento, y arriba solo los arreones individuales y una pizca de orgullo sirven para llegar al área rival, un chispazo de atrevimiento por parte de alguien, siempre a su bola, para que pase algo. Así es imposible aventurar qué va a pasar, pero lo más probable es que todo salga al revés de como esperamos.

Veo que mucha gente ha cogido aire y respirado aliviada con esta victoria. Yo digo que es un espejismo. Esto no ha acabado. Lo vamos a pasar muy mal este año, fatal. Nada hace indicar que, de pronto, el equipo sepa a qué jugar, ni pueden coger confianza en algo que no saben qué es. En todo caso da igual. A los pobres aficionados que estamos sufriendo lo indecible no nos queda más que animar como posesos. Olvidar que Aderlan es una estafa, que Parejo es una lentísima rémora capaz de un pase bueno por partido y treinta al rival, o que la delantera está desasistida ad eternum. Olvidar que el ¿entrenador? es solo una comentarista de TV amigo del amo. Olvidar todo, dejar de lado toda la mierda que nos rodea y seguir animando para evitar caer al abismo de la 2ª división. Y cuando al fin se consiga, ese día, bramar como locos para que el Sr. Lim, el de la paciencia oriental, se entere de una puta vez que el VCF no es el capricho caro de un niño rico, un juguete que puede romper, es un sentimiento que se lo va a comer con patatas como no enderece de una vez el delirante rumbo que ha tomado.

Ese día. Lo espero con desesperación.

Toni Calatrava

El Valencia se quitó de encima la losa que arrastraba tras tres meses sin conocer la victoria, sin duda lo más destacable del partido, junto al calor que Mestalla aportó a sus jugadores, poco merecedores en general del cariño que anoche se les brindó. Ese reencuentro con la grada debe ser el pivote que sujete al equipo hasta final de curso: tiene más que perder el aficionado que el jugador.

No encuentro más aspectos positivos a los que agarrarme. Neville sigue como cualquier turista despistado tomando decisiones poco coherentes. Ayer tocaba continuar con el baile de porteros, y Alves tuvo la oportunidad de ofrecer uno de sus partidos típicos: dos paradones de crack bajo palos (su punto fuerte),  festival de inseguridad por alto en los corners (un gol ridículo) y mala colocación en el juego posicional, muy retrasado siempre; escondido bajo los palos, su zona de confort. Lamentable su comportamiento con algunos compañeros, culpándoles de errores propios a vista de todo el estadio.

En el juego defensivo faltó mucha mayor garra y presión sobre el rival, que pudo circular el balón cómo y cuando quiso. Sólo hizo ocho faltas el VCF en todo el partido: muy significativo dato. En ataque se llegó mucho al área, pero con poca mordiente y demasiada precipitación.

Esperemos que el efecto balsámico del resultado incremente la confianza y autoestima de los jugadores, sigo convencido que no son tan malos como están demostrando esta temporada.

Jamacuco

28 puntos, un paso más cerca del objetivo. Para mí no cabe otra mirada al encuentro de ayer, del que pocas lecturas positivas se pueden extraer excepto la victoria.

El VCF, como si no fuera un equipo de fútbol si no un calco tan negro como el tizón, repite partido tras partido sus actuaciones. Comienzo más o menos intenso, al menos en intenciones, sin conseguir fruto; pérdida del control del partido; el contrario aprovecha alguna de las oportunidades que la defensa concede de forma infantil; fase de desmoronamiento (suele ser corta en el tiempo) en la que el rival puede machacar y emerge la figura del portero (cualquiera de los tres que cuenta el VCF, son todos muy buenos); reacción, con voluntad más que por juego, para intentar dar la vuelta al resultado. Ayer se consiguió, la mayoría de las veces no.

Este es el VCF de Gary Neville. Una ruina de equipo, que recibió como una herencia venenosa, pero al que poco ha aportado para rectificar su desastroso rumbo liguero.

Como bien sabe la afición (ayer lo demostró una vez más), no es tiempo de hacer críticas sangrantes contra ciertos componentes de la plantilla. Ya llegará su momento. Sin embargo me gustaría destacar la aportación realizada por  el recién llegado Cheryshev  y de Negredo desde su salida al terreno de juego. He sido muy crítico con él esta temporada, pero considero que es justo reconocer el plus de competitividad y carisma (aparte del gol) que añadió el vallecano al equipo.

El próximo partido contra el Granada va a ser importante a la hora de ver si el equipo puede instalarse en una zona más tranquila del campeonato o por el contrario seguirá inmerso en la lucha en el fango.

Jomi Lavarías

En otra situación o momento, después de estar tres meses sin ganar un partido de liga, hoy estaría escribiendo esta crónica o comentario con otro talante, mucho más optimista y mostrando alegría por la victoria conseguida anoche. Pero no es así, lo siento. La sensación que me quedó tras el partido es que aún nos faltan 5 partidos que ganar de los catorce que restan para el final de campeonato y respirar aliviado por este año tan desastroso.

Porque seamos claros y digamos sin tapujos que anoche el Valencia ganó el partido de puro milagro. Tranquilamente el Espanyol nos pudo haber metido cuatro y hoy estaríamos todos con la camisa que no nos llegaría al cuerpo (yo, visto lo visto, así estoy aún) y maldiciendo esta temporada, porque a todos nos está quitando años de vida.

Mientras veía el partido, hasta el minuto 70 en el que empató Negredo, estaba pensado en qué escribir para Café Mestalla, y sólo venía a mi mente el hecho de que el Valencia estaba clínicamente muerto, en un estado en el que los médicos ya ni te pasan a ver esperando que el enfermo deje respirar. Así veía al Valencia con el 0-1 y en cierto modo sigo viéndolo de esta manera, solo que, gracias a Dios, con tres puntos más y una jornada menos para acabar este suplicio. Un equipo absolutamente inoperante, incapaz de con 0-1, meter presión y arrinconar al rival, ya que no tienes fútbol, a base de colgar de balones, a la heroica, es que ni eso. Tan solo dos golpes de buena fortuna hizo que metiéramos los dos goles, y bastantes golpes de fortuna (y Alves, que aunque se traga el gol del Espanyol, nos salva con tres paradas milagrosas) hicieron que el Valencia no saliera derrotado de Mestalla anoche. El equipo es capaz dentro de su incapacidad, de anestesiar a su propia afición, de quitarle las ganas de empujar y animar, de hacerle transformar su pasión en resignación. Y esta afición es tan grande, que después del lamentable partido que los chicos de Neville (ya ni pido su destitución, porque estoy convencido que vendría otro y tendría los mismos problemas con esta plantilla de mingafrías) le dedica una ovación a sus jugadores mientras estos muestran su propia desvergüenza saludando o agradeciendo, me da igual, desde el círculo central como si de héroes se trataran. Anoche, mas que nunca, se merecían ser despedidos con una bronca atronadora.

Que pase esto rápido esto ya.

 

Mario Selma

No sé si esto es levantarse, lo que sí supuso la agónica victoria de anoche fue colocar un torniquete de urgencia a la sangría de puntos y dinámica negativa que tenía sumido al equipo. Tapona, pero no cura. A falta de pan, bueno es irse a la cama sin berrinche y con la tranquilidad valeriánica de alejarse un poco de la pesadilla. Cuando alguien necesita a los suyos a su lado y estos no solo no abandonan, sino que refuerzan su apoyo de manera incondicional, demuestra al resto del mundo, ese que no te entiende porque no tiene siquiera intención, el nivel de compromiso, responsabilidad y lealtad de una militancia inimitable. Esa debe ser la baza a la que aferrarse para salvar dignamente la temporada ante la ausencia de motivos futbolísticos tangibles.

Una vez levantado el veto, 3 puntos mediante, recuperamos lo ocurrido en el verde: fue complicado digerir el despojo de la titularidad a Jaume -portero más destacado de la primera vuelta-, y ahora lo mismo con Ryan, aun siendo por San Diego. Parece responder más a una decisión política que a una basada en la meritocracia. Emotivo ver a Alves de nuevo bajo palos, que cumplió su guion; un felino salvapuntos al que le cuesta salir de la cueva y medir lances aéreos. Santos, ese grandullón que marca tetillas, aunó atar en corto a los delanteros pericos con desaprovechar su envergadura por arriba y exteriorizar un excesivo nerviosismo en intervenciones que requerían temple, mientras Vezo, un retal para Neville, se mantuvo sobrio y rayó a buen nivel -a buen, que no a gran-. La primera parte se volcó sobre el flanco izquierdo, principalmente con un Siqueira entonado y percutor, que terminó diluyéndose en el segundo acto, y un Cheryshev trabajador incansable, que fue un soplo de aire fresco para una banda huérfana y se estrenó con el gol de la victoria, obteniendo el reconocimiento de una grada siempre generosa. Mientras en la derecha Cancelo continúa evidenciando sus taras defensivas (tácticas, de contundencia y concentración) para sellar su carril con solvencia a la par que es capaz de inventarse una destacada individualidad que les hizo meterse de nuevo en el partido. Feghouli no tuvo el día, desaparecido en casi todo el encuentro, si bien se sacó un centro medido que a la postre te dio los 3 puntos. Ese tipo de acciones valen su peso en oro. Y más cuando miras alrededor y encuentras una sabana yerma. Se puede decir sin ambages, el doble pivote ya es un concepto maldito en este Valencia, da igual la pareja de baile elegida, no se impone ni carbura y acaba por ser deglutido por contrarios de medio pelo. Enzo cumplió de nuevo en su gris cometido y Parejo, inmerso en una crisis personal de juego que está lastrando la faceta creadora de un equipo ramplón a rabiar, no imprimió la rapidez adecuada ni se deja ver en línea de tres cuartos. Arriba, Alcácer voluntarioso como siempre, pero desdibujado y marrando una buena ocasión, Rodrigo jugó en su sitio -al final va a parecer que lo que no debe tener es sitio-, completamente liberado, cayendo hacia donde quiso y no ofreciendo en ningún momento nada de su ya teórico potencial. A este paso va a hacer menos penoso el fichaje de Negredo -por aquello del precio-, el cual, esta vez sí, fue determinante para los intereses del equipo, aportando lo que sabe en la zona ofensiva muerta y con la guinda de un gol vital para activar la primera reamuntada de Gary.

El pitido final fue una liberación, un estallido de alegría tras una angustia no apta para cardíacos. «Había que ganar por lo civil o por lo criminal, y se consiguió. Punto». Quédense con el topicazo de turno que mejor les vaya, pero el punto lo pondrá o no cada uno cuando estime oportuno. El Valencia hizo un partido digno de empate, y si contabilizamos las ocasiones claras de gol, incluso de derrota, pero el fútbol es así y gana el que más goles marca. Esta vez la suerte que nos faltó otras muchas veces nos sonrío. A pesar de la necesaria victoria, a mí el equipo sigue sin gustarme ni convencerme, el sistema defensivo brilla por su ausencia, el mediocampo es un agujero negro y la vertiente atacante no es decisiva. Solo arreones púdicos y fugaces gotas de calidad -porque haberla hayla-. Por todo ello, los 3 puntos, tomar distancia con los nuevos rivales y el posible chute de confianza y autoestima para el grupo es lo único rescatable a lo de anoche. Al menos ya tenemos algo que echarnos a la boca en este insano ayuno futbolero.

ARIAS4EVER

Ante un partido crucial había que tomar medidas excepcionales. A saber; quedas con @jos_toms en el mismo bareto de Carpetana donde viste ganar al VCF la temporada pasada. Pues allá que te vas.

Al conocer el 11 titular  con Alves y la no convocatoria de Jaume saltaron las primeras quejas. Partiendo de la base que me gusta más Ryan que el de Almenara, no deja de ser una putada que el chaval primero pierda la titularidad y luego el sitio en el banquillo. Ahora, las guerras interesadas que algunos quieren hacer… ya son otra historia.

¿El partido? Ambiente excepcional, un Valencia que arranca con ganas pero a medida que avanzan los minutos se va diluyendo y se convierte en un tostón insoportable. Como no podía ser de otra manera viendo la trayectoria de ambos equipos. A todo esto, el imbécil del bar decide (unilateralmente), cambiar de canal y poner la final de fútbol-sala. Pírate, busca otro bar y a seguir.

Lo de la segunda parte fue un calvario con final feliz. Hacía mucho tiempo que no sufría tanto viendo un partido. Sinceramente, no pensé que lo íbamos a remontar. Se ganó que era el objetivo, pero las sensaciones, el juego… siguen siendo malas.

Un Alves que  se mostró en toda su plenitud; manos imposibles, fallos en salidas y balones por alto inconcebibles.

Una defensa que no es tal; no se gana un solo balón por alto. Una pasividad dentro del área que clama al cielo. No son capaces de presionar a los atacantes. Se defiende a un metro… con la vista. Se deja pensar al contrario. Es un horror.

Cierto que arriba con el ruso, Cancelo, anoche Negredo, se hacen las cosas algo mejor. Pero es más por arreones, acciones individuales. El equipo sigue sin jugar a nada. Y ya es tarde para pensar que va a hacerlo.

Pero todo esto es irrelevante; se consiguieron los 3 puntos y al fin fuimos felices. Bueno, menos en Twitter que es un caso perdido.

 

 

Ilustración del artículo vía www.elconfidencial.com

2 comentarios en “VCF 2 – RCDE 1 | Todo llega, hasta la victoria del VCF Se rompió la racha: el equipo consiguió una agónica victoria ante otro rival de la cola, en un Mestalla volcado con sus jugadores. Nacidos para sufrir.

  1. Buenas noches a todas:

    Lo principal fue que el embrujo de mi barrio funcionó, y entre ello, y nuestra presencia, el Valencia ganó. Lo de jugar bien o mal ahora importa un bledo. Ahora solo cuentan los puntos, y estos últimos los conseguísteis y encima remontando. Os tienen que servir para pillar impulso.

    Doy fe de que el Arias sufrió como una perraca. Lo que ya no es tan normal es que termine yo también haciéndolo, joder, que ya bastante tengo con lo mío. En fin, la amistad, ese bonito tesoro.

    Bien por Mestalla también apoyando al equipo incondicionalmente. Al final de temporada será la hora de ajustar las cuentas, nunca ahora. Eso sí, por vuestro bien, no sé, hacer desaparecer al tal Santos ese. Envenenarlo, pegarle un tiro, qué se yo … Virgen del amor hermoso qué menda, que puto coladero es. Imprescindible su presencia el día que el Atleti juegue allí, ¿Eh? Es parte del acuerdo si queréis que siga el embrujo de mi barrio haciendo efecto.

    Nada más. Ánimo y a seguir tirando palante. No queda otra.

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