Sí, yo quería al Barça. Sí, sé que es más difícil que el Leganés o el Sevilla, por supuesto. Pero el Barcelona va a mostrar la medida real que tiene esta plantilla. Nos va a enseñar de qué pasta están hechos Guedes, Zaza o Kondogbia. Nos va a mostrar cómo puede manejar el tempo del partido Parejo teniendo un entrenador de verdad en la banda. Nos va a permitir poder sentir esa matadora sensación de saber que juegas para quedarte o irte. Sí, era más fácil el Leganés. Porque tú crees que lo del Bernabeú es una casualidad y al Valencia no le va a pasar. Claro. Venga, no seamos condescendientes.

Fácil a estas alturas de competición, no hay nada. Y lo que le hace falta a este Valencia millenial es competir de verdad. Nada de medallas por participar. Nada de pasar de curso porque sí. Nada de llorar a mamá o papá porque no has conseguido un ascenso. El mundo es duro y jodido. Y unas semifinales de Copa han de ser así, con pasión, con esfuerzo y, porqué no decirlo, quizá con final amargo. Si el Valencia llega a la final, será la repanocha. Y si no llega pero compite como toca, será un aprendizaje vital para las competiciones que vendrán el año que viene.

Comencemos a soñar con ello. Bueno, a partir de mañana, a eso de las siete. Una hora después del partido

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