Pues resulta que Arias se ha lanzado de cabeza a las redes sociales. Lo habrán notado si siguen la practicamente inexistente actualidad valencianista. Hace relativamente poco el elegante líbero se metió en el fango de Twitter y a poco se abrió cuenta también en Instagram. Twitter, donde le dedicaron lindezas por hablar de cosas y después hacer una rectificación pública de esas mismas cosas. Vendido fue lo más suave que le dijeron a Don Ricardo. Pero oye, ahora maneja su cuenta, con la que tendrá que ir con pies de plomo para no meterse en charcos de los que toque salir con barro hasta las rodillas. Como si de un partido en El Sadar se tratase. Y ya ven, con esa bonita iniciativa que ha salido del club de llamar a los socios más mayores para interesarse por la salud, todo han sido alabanzas. No era difícil conseguir esa unanimidad. Cualquier otra cosa sería de mezquinos, pero no subestimen al personal. Nunca se sabe. Tendrá que ir con el freno de mano puesto en los dedos ya que no deja de ser embajador del club. No podrá, como hace magistralmente otra leyenda como Fernando, entrar a debates futboleros o comentar declaraciones propias que salgan en los medios, oficiales en su caso, por la prudencia que se ha de tener en este terreno de juego virtual. Pero tengan por seguro que, al tiempo, habrá alguién que se merezca un rejón del eterno 4 valencianista.

Por contra, las cuentas del club son más leñeras, si se permite la expresión. No se andan con lindezas y ante la mínima crítica, bloqueo y a otra cosa mariposa. Con el consabido llanto del bloqueado que normalmente suele venir el bloqueo por una cita al presidente o al club en cuestión por cualquier asunto de los seiscientos treinta y seis que hacen mal desde allí. A ojos del bloqueado, claro. Pero mencionando la cuenta. «Para que se enteren», pensando que de otra manera no se puede saber. Vamos, buscando la cornada para lamentarse después. Angelets. No les diré que vea bien la poca cintura en la gestión de las redes por parte del Valencia CF, pero tampoco lo veo mal. Muy gallega la respuesta, en teoría. Pero, a veces, en estos casos, mejor cortar por lo sano. Y no ayuda a la vehemencia la barra libre de improperios, algunos de muy mal gusto, al presidente y al dueño, por aquello de ser de donde son. Son sus redes y su manera de gestionarlas. Y, a veces, en el bar, es mejor no entrar en broncas.

Todos estos líos ya los verá desde el palco alto Cuxart. Un tipo sobrio, de los que no hacían ruido. De los que han sentido el Valencia CF sin haber sido leyenda, ni tener gran número de partidos. Miembro de la plantilla del descenso. También es mala suerte, joder. Por lo que cuentan de él, disponía de una sensibilidad especial por el club, por los actores secundarios y por los recién llegados. Puede que esa sea la receta. Cuidar los detalles. Mostrar el afecto con los que llegan con intención de construir y escribir nuevas páginas del libro Valencia CF.

La canción de hoy, porque más que nunca todas las canciones hablan de nosotros y no puedo verles, es «Estáis aquí», de los barceloneses Sidonie. Sigan cuidándose.

#QuédateEnCasa

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