Si está usted leyendo esto es porque, de una manera u otra, sigue las andanzas de este lugar. Un espacio sin más pretensión que opinar de manera libre acerca del Valencia Club de Fútbol y sus cosas del balón. Aunque algunas veces, lo que sucede fuera del verde tiene su importancia. Casi más que las pelotas besando la red. En este fútbol moderno una cosa va ligada a la otra. Bueno y en el antiguo también, pero de eso ya no nos acordamos porque nos quedamos con nuestros recuerdos de infancia y juventud que, como divino tesoro, se ven cada vez más lejos. Las citas con ustedes suelen ser después de los partidos donde todos los que conformamos este invento damos rienda suelta a nuestra visión del partido de turno, sin caer en la euforia y con un análisis sesudo. Bueno, ya saben. Eso no es verdad. Sacamos la bilis buena o mala según resultado pero buscando siempre un debate y sin radicalismos. Porque, recuerden, votamos con cartulinas de colores.

Desde siempre, también se ha permitido ofrecer una tribuna libre para trasladar al mundo valencianista lo que en el momento se ha querido expresar, desde el respeto, por supuesto. De hecho, si bucean por nuestra web encontrarán firmas bastante sorprendentes a día de hoy. Pero en Café Mestalla somos así. No nos importa lo que diga el personal. Sabemos, por lo que nos chivan nuestros espías, que los pitidos en los oídos no son rescoldos de la ruta del bakalao y los amplis a toda leche. Es que, a veces, somos tema de conversación. Pobrets, con lo poco interesantes y trascendentes que somos, che.

Ahora bien, una cosa no quita la otra. Somos culos inquietos y hemos querido exprimir al máximo las opciones que nos permite Twitter y, para matar más el gusanillo y que nuestras parejas descansen de nosotros, nos hemos lanzado a charlar a los cuatro vientos con la opción de Spaces, unas salas de conversación en riguroso directo, sin opción de grabación y posterior escucha para hacer lo mismo de siempre. Hablar del Valencia Club de Fútbol sin más pretensión ni intención de pasar un rato divertido. Nosotros, y quienes nos escuchan en ese momento, a quienes, si quieren, los invitamos a participar. Y la hemos llamado «Tertulia Café Mestalla». Sí, muy originales no hemos sido. Pero sí hemos adquirido el compromiso de decidicarle una hora y media, poco más o menos, las noches de los jueves, a hablar de la actualidad. Y con una sección fija dentro de la tertulia «El Líbero», en homenaje a Ricardo Arias, donde Jomi Lavarías, un dels nostres, tira de su fantástica memoria y su archivo para recordarnos algún partido histórico de los 102 años del club.

Y como no tenemos vergüenza y nos tiramos al ruedo como irracionales espontáneos al albero, el jueves, 15 de julio, cerramos temporada de esto de hablar, hablar y hablar para no decir nada, que cantan Los Zigarros. Y lanzamos una piedra al aire en nuestra reunión de preparación de la última tertulia. ¿Y si pudiésemos felicitar a Kempes por su cumpleaños y charlamos un ratito con él? Vamos, un ‘sujétame el cubata’ en toda regla. Y resulta que, siete minutos antes de las diez de la noche, recibimos mensaje. Mario Alberto Kempes, una de las leyendas del valencianismo, por no decir la más grande, accedía a pasar un rato con nosotros y comentar un poquito los aspectos del pasado valencianista y el recuerdo que tiene, y tenemos, de él y la ciudad.

Y, de repente, volvimos a ser niños. Todos le contamos alguna anécdota relacionada con él. Jomi tuvo su primera tele en color en casa para el Mundial 78, donde iban con Argentina por Mario. Lobo intentaba hablar, peleando contra su emoción por la admiración y amor que tiene con el argentino. Sergi nos dejó, a posteriori un titular de destape y una nueva vivencia personal. Él, nacido el año que el Valencia CF firmó a Kempes. Y Jama, que en su avatar lleva a Manzanedo porque siempre quiso ser portero, también se emocionó y llenó de cariño sus palabras con respecto al mito rosarino. Fue un momento mágico para una panda de tipos que, sin esperarlo, vivieron una noche de jueves que no olvidarán nunca. No todos los días puedes tener al ídolo de tu niñez al otro lado. Y que si Kempes era bueno como jugador, como persona está al mismo nivel o más arriba.

Ese fue el colofón final a una bobada a la que le hemos cogido gusto a la charleta, a las chorradas, a las chanzas y a las gamberradas. Y nos ha gustado que la gente, al otro lado, nos siga. No tenemos otra pretensión que pasarlo bien y que la gente que nos escuche también se lo pase así. Porque para otras cosas, ya saben que existen otras opciones. Ni mejores, ni peores, otras.

Nosotros fuimos felices el día que la historia vino a hablar con nosotros. Y servidor, Peris, que ha escrito esto en nombre de todos, feliz de haber hecho feliz a Café Mestalla.

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