“No es tanto una pregunta como una reflexión”. Con esta frase empieza siempre el rollo de alguien tras una conferencia en la que tiene que dejar su opinión sin darse cuenta de que si quisiéramos saber sus reflexiones habríamos ido a su conferencia en vez de a la del conferenciante. Pues algo así diré con eso de que esto no es tanto un artículo como una reflexión en voz alta.

Ayer leí atónito un desafortunadísimo comentario en twitter, junto a algunos pocos dándole la razón, que ponía en entredicho el valencianismo de Ricardo Arias y Voro por “trabajar para Meriton”. Supongo que hay un millón de formas de entender qué es la vida y por lo tanto un millón de formas para entender qué es el valencianismo. De lo que sí tengo certeza es que la forma de entender el valencianismo de esos pocos críticos, no es la mía. Para mí el valencianismo no es un trozo de tela, ni un estadio, ni siquiera el público que acude al mismo. Este año no ha ido nadie y el Valencia sigue en pie. Para mí, a modo personal, el valencianismo es que alguien duro y heterosexual como yo se emocione con un hombre, hasta la lagrimilla, al leer lo que hizo Arias en la pandemia para dar ánimos a gente que lo pasaba mal. O tomarme una foto con mi ídolo de hace muchos años y enseñarla a mis amigos como un logro fuera de lo común mientras quien no lo entiende piensa “ya ves que tontería, te has hecho una foto con un tipo”. Para otros el valencianismo es llevar a su hijo a Mestalla como algún día lo llevó su padre. O terminar de ver un partido enfadado, prometiendo no volver a ver ningún otro partido en toda la temporada pero sin la menor duda de que se romperá esa promesa la semana que viene.

El Valencianismo no es Meriton. Como no lo fue Llorente, ni Soler, ni Paco Roig. Pero cuidado, la oposición a Meriton tampoco es el Valencianismo. El Valencianismo es algo mucho mas grande, mas diverso y con unos íconos que hay que respetar. Si criticamos justa y duramente a Lim por no haber sido capaz de involucrar en ese proyecto a mas mitos del valencianismo, no es entendible que el “anti-limismo” cometa el mismo error que critica. A mi humilde entender, no solo los que hay deben quedarse sino que se han de sumar muchos mas (sigo queriendo que el que fue cerebro del Valencia en el campo, Fernando Gómez Colomer, lo sea en las oficinas del club).

Al final, lo que queremos todos es que el Valencia perdure en el tiempo y recupere la ambición perdida. Porque al valencianismo nos gusta sabernos grandes y soñar con todo. La sensación es que Lim y los suyos no lo han entendido y por eso, a falta de opciones realistas de compra de acciones, bueno será que tengan gente alrededor que se lo haga saber y entender. Como también lo es que otros les presionen desde fuera contradiciendo cada decisión cuestionable, o que algún empresario compre mas acciones o que la agrupación del pequeño accionista trate de limar asperezas con la administración por el Nou Mestalla. Todo es bueno y todo suma. Por tanto, cuidado con las listas de buenos y malos valencianistas, porque además de recordarnos a épocas terribles de la historia, esas listas sí atacan a lo mas esencial de aquello que llamamos Valencia Club de Fútbol.

 

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