Mire usted, no. No hay absolutamente ningún Pro-Lim en Valencia. Lim no es importante. Lim solo es el que ha pagado la fiesta, pero lo importante es aquello que pasa en la fiesta. Lancemos la pregunta. ¿Firmaríamos ahora mismo ganar la Champions League con Lim, o mi vecina del cuarto, esa que mete ruido a deshoras, siendo el máximo accionista? Todos firmaríamos ya mismo. ¿Todos? Bueno, no sé, yo sí. Con quien fuera.
Mi problema no es Lim, mi problema son las alternativas a Lim. Ojalá llegara don Amadeo Salvo con un cheque bajo el brazo dispuesto a comprar el Valencia. O Mateu Alemany. Ya, mañana. Pero no. Amadeo no viene y Mateu tampoco. Viene gente sin dinero, que lleva cinco años acusando a Lim, o insinuando cuanto menos, de la comisión delitos contra el Valencia. Lo mas típico, la bobada de las comisiones. Estamos hablando de un tipo al que el Valencia le debía 100 millones y en vez de cobrarlos a un interés de mercado (sería legal), los capitalizó en acciones del club. El mismo personaje que abrió una línea de interés al club y puso el interés mínimo que la legislación permite porque no vio sentido en cobrarse a sí mismo. Pues bien, hay quien me quiere hacer creer que esa persona, que no ve sentido en cobrarse a sí mismo, si lo ve en robarse a sí mismo. Imaginemos recuperar en comisiones 140 millones que ya eran suyos (olvidemos el interés que para esta cuenta de la vieja nos da igual una decena de millones de euros mas que menos). El porcentaje habitual del intermediario en el mercado futbolístico es del 10%. Significa que recuperaría su propio dinero, tras mover el Valencia, atención, 1400 millones de euros en fichajes. Y tendría que hacer él todas las operaciones, sin Eugenio Botas ni otros representantes. No tiene ningún sentido.
“Pero es que Lim lleva el club como si fuera una empresa”. En serio, es verdad que he leído esta frase como una crítica al máximo accionista. Después de llevar décadas en una espiral de deudas que llevó el club casi a su desaparición, a tener buitres revoloteando sobre un mas que presumible cadáver, resulta que eso le puede parecer mal a cierta gente. ¿De verdad no hemos aprendido nada? La única ventaja de tener a Lim es que él mismo nos ha financiado lo que ningún banco hubiera hecho (que se lo pregunten a Amadeo Salvo que buscó financiación hasta debajo de las piedras). Lo malo de tener a Lim es que toma decisiones que no nos gustan. Como en cualquier empresa. Como dice el refrán tan valenciano de “qui paga mana”.
Sin embargo, evidentemente, la crítica a la máxima propiedad es legítima. En mi opinión:
1.- Carencia de estructura deportiva que esté preparada para casos como que te quedes sin centrales.
2.- Tener a un presidente que da la imagen de ser un engreído y que cada vez que habla prende un incendio.
3.- Ser incapaz de trabajar con gente que conectaba con sus clientes y que eran grandes profesionales.
4.- No tener una estrategia comunicativa que dé razones, buenas o malas, de sus decisiones.
5.- No creer en el trabajo del entrenador, en uno solvente, porque nunca ha creído en ello desde que llegó.
Y hasta ahí, el resto son fuegos de artificio. A mí no me van a ver con los que, con tal de desestabilizar a la propiedad, son capaces de atribuir delitos, creerse audios que circulan por whatsapp (eso sí sin denunciarlos en el cuartel para no hacer el ridículo), mandar fotos de Anil Murthy haciendo el imbécil con una tarta o de culpar a Meriton de los malos arbitrajes (como si nuestra memoria no alcanzara). Y no me van a ver porque me parecen inmorales. Si en realidad hay algo ilegal en Peter Lim, si en verdad me podéis demostrar que está expoliando el club, seré el primero en ponerme en su contra. Si no, si me dais elegir entre el que ha puesto la pasta o aquellos que acusan a alguien de delinquir sin aportar pruebas… pues no, no me lo pensaré ni un momento. No estoy con vosotros. No sois de los míos.