No solo se vive de fútbol. Por ello es una grata noticia comprobar que la Mostra de València, Cinema del Mediterrani, vuelve a ser una realidad. En nuestro Café futbolero contamos con varios cinéfilos de pro (aunque sea de bajos vuelos, como el que suscribe) y andábamos expectantes ante esta nueva ventana que nos proporciona el séptimo arte para descubrir diferentes (y quizá no tan distintas) visiones del mundo y sus habitantes. Creo que ese es el objetivo a conseguir y consolidar en esta renovada mostra, y que en su 33ª edición ya nos acerca a diferentes perspectivas que nos ofrecen las gentes que compartimos las riberas del mar mediterráneo, con sus contradicciones y sus coincidencias, pero siempre apasionantes en cualquier caso.
Espero que el público valenciano acepte el reto de disfrutar esta renovada propuesta cinematográfica con marcado sabor mediterráneo, que si bien no busca (a priori) una vocación de exhibición de producciones «mainstream», no está exenta de propuestas diversas y de gran calidad y que, aquel que asista a sus proyecciones con ojos curiosos, comprobará interesantes y valiosas miradas a un entorno muy cotidiano y reconocible. Ayer por ejemplo, en su inauguración, se pudo disfrutar de la primera película de Carles Alberola, «M’esperaràs?» que aparte de punto de partida de la mostra, espero suponga un estímulo a la producción valenciana y, por qué no, en valenciano.
En la sección oficial compiten por la Palmera de Oro filmes de 9 países mediterráneos diferentes, mientras que en la sección informativa se proyectan una decena de producciones con sobresalientes propuestas con cierto recorrido en festivales, como la premiada en Cannes «Cafarnaún» de la directora libanesa Nadine Labaki, o el documental «Desenterrando Sad Hill» que nos muestra la historia del cementerio de la película «El bueno el feo y el malo» de S. Leone.
También destacaría una sección de cine palestino, la excelente selección de cine noir francés (una oportunidad magnífica para revisar títulos imprescindibles), el homenaje al guionista griego Filippou (con varios flimes del laureado Yorgos Lathimos) o la del también homenajeado Kechiche, director franco-tunecino con varias obras interesantes a sus espaldas y que vale bastante más la pena que las actuaciones de su compatriota Abdennour (mis compinches valencianistas me entederán….) Además estoy expectante por el documental «In the middle of Norway» y escubrir esa «doble vida» que lleva en Noruega el cantante valenciano Jorge Martí de La Habitación Roja, uno de mis grupos fetiche.
En definitiva, una variada oferta, salada y dulce como el propio Mediterráneo puede ser, que espero perdure y mejore a lo largo de los años y que consolide a Valencia como una de las capitales cinematográficas del Mediterráneo. Nos lo merecemos.