El VCF se alzó con la victoria en su visita a Gijón gracias a las paradas del debutante Jaume Domenech y un gol de Alcácer cuando agonizaba el partido. Así lo hemos visto en Café Mestalla.

 

SPOVCF

Toni Calatravapajaro-twitter

En el último suspiro, con un gol de Alcácer casi sobre la bocina, el VCF consiguió sumar la primera victoria en Liga tras los fiascos de Vallecas y Mestalla en las dos primeras jornadas. Los tres puntos dejan mejor sabor de boca que el desarrollo del partido: cuando tu portero te salva el culo, es que algo no has hecho bien.

No fue un buen partido del equipo de Nuno, que tuvo un tibio arranque con varias notables intervenciones de Jaume Domenech. Solo mediada la primera parte se metió en el partido con varias llegadas mal finalizadas por Negredo y Piatti.

En el segundo acto se pecó de conformismo -o quizás exceso de confianza-, pensando que el gol terminaría por llegar; y casi lo hace, pero en la portería de un Jaume que, sensacional en todo el segundo tiempo, desbarató los remates del equipo gijonés. La entrada al campo de André Gomes le dio mayor brío al equipo que solo desde la banda de Feghouli parecía encontrar el camino.

El tramo final el partido entró en un acelerado vértigo atacante con protagonismo de Bakkali, jugador muy habilidoso y con claro perfil «rompepartidos». Un centro suyo acabó en la red cabeceado por un oportunista Alcácer.

A destacar el debut de Abdennour sin mayores complicaciones y un chisposo Cancelo que tuvo varias intervenciones de mérito. Es evidente que estamos en una fase de desarrollo y hay que ir conectando a los jugadores nuevos, para evolucionar al equipo; pero se concedieron demasiadas ocasiones, se remató espantosamente mal y hay cierta sensación de juego plomizo.

Queda un gran espacio entre Negredo y los medios, se hecha en falta un jugador que sea capaz de recibir de espaldas y haga de escalón intermedio en zona de 3/4. Una situación que se viene arrastrando desde el año pasado y se agrava si no juega André Gomes, un jugador capaz de romper lineas y jugar con enorme verticalidad.

Veremos el debut en Champions, otra competición y un equipo extramotivado promete un partido intenso.

 

Mario Selmapajaro-twitter

Nuno y su esparadrapo retentivo. A tiempo para ahorrarnos un nuevo melodrama en la jornada 3. Llevábamos dos intensas semanas de caldo de cultivo criticón, dando cumplimiento a esa costumbre autóctona de malquistar a unos con otros dando igual el tema y su índole, haciendo del patio social valencianí un campo de minas abominable. Ahora hasta te requetepiensas darle a ‘Twittear’, cuando antes te tuiteabas encima y dabas rienda suelta a tu incontinencia sin tanto miramiento accesorio. Qué tiempos.

Al meollo. Estaba todo enrarecido y atestado de pólvora, mechero en mano, para prender con presteza las fallas por antonomasia: la crisis deportiva y el #Nunoveteya. Pero en el descuento resurgió Alcacerman para grapar momentáneamente el capricho y hacer lo que mejor sabe hacer; aparecer de la nada para reconducirlo todo. En cuanto al partido, volvió el Valencia de dominio posesional, con franjas de presión y bastante volcado -incluso con algún deje atrayente-, que intermitió su buena disposición con repliegues mal ejecutados que de nuevo dieron concesiones -asignatura pendiente en este inicio- a un rival de poca enjundia. Buenos debuts de Jaume y Abdennour, que aprobaron con nota; el primero con una actuación providencial para traer los 3 puntos a casa, si bien los exacerbados jaumistas, que aguardaban con la recortada -algo que no alcanzo a entender-, le están haciendo un flaco favor al novel almenarense con tanta munificencia hipercortoplacista, casi otorgándole el ‘1’ por un puñado de buenas paradas, con el daño colateral -innecesario e inicuo- de pisotear a sus competidores. Oiga, que todos portan el mismo escudo y están conjurados para la misma empresa. El tunecino dio muestras de su fortaleza física, sin arrugarse un instante, bien alineado atrás con apenas 5 entrenos, quizá apurando en exceso en alguna jugada puntual. El capitán sigue sin coger el tono como brújula y da cancha a sus detractores, mientras Enzo sigue creciendo y convenciendo como elemento cohesionador, más a lo ancho (abarca mucho terreno con sus innegociables entrega e intensidad y su fiable horizontalidad) que a lo largo (no es determinante en ninguna faceta ofensiva: construcción de pasillos interiores ni en ruptura de líneas enemigas). Sosó se ha hecho dueño y señor del carril derecho, ganado con aplomo y regularidad, justamente lo contrario que Piatti, quien vio como Bakkali desplegó sus feroces alas y le pasó como un avión con un recital de desparpajo y verticalidad en los minutos de la basura. Y mención para Cancelo, que a pesar de volcarse el ataque rival por su costado, no desentonó a la hora de guardar la espalda y sumó ofensivamente en sus ahora restringidas subidas.

Aunque el juego siga no enamorando y el punto de mira desenfocado, la victoria fue un bálsamo deportivo para afrontar en una atmósfera más respirable el anhelado estreno de Champions, que asoma en el horizonte con la duda de la entrada en Mestalla. Y hay que estar ahí. Como siempre, como nunca.

 

 

 

La fotografía que ilustra el artículo es propiedad de @valenciacf

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