Una tarde de primavera, a finales de la temporada pasada, Diego Alves se lesionaba de gravedad mientras defendía la portería del Valencia CF en una jornada que sería decisiva para el futuro del club: la vuelta a la UEFA Champions League. En aquel momento la jerarquía en el puesto era clara, con Yoel de suplente. Pasados casi diez meses de aquello, las circunstancias son bien diferentes.
En verano se produjo la acertada contratación del australiano Matt Ryan, cuyas buenas actuaciones en una liga de desarrollo tan interesante como la belga le sirvieron para dar el salto a La Liga. Tuvo mala fortuna el portero aussie, al lesionarse nada más iniciada la temporada, tras apuntar buenas maneras en los partidos que jugó y relegar a un pujante Jaume Domenech a la suplencia. Yoel andaba por ahí, siempre en abocado al ostracismo por sus malas actuaciones.
La aparición explosiva de Jaume en los meses siguientes le catapultó a ser el portero mejor valorado de la primera vuelta de la competición: literalmente se licenció como portero de élite en cuatro meses de exhibiciones semana tras semana. Recuperado Ryan a Jaume se le envía de vuelta al banquillo, más por decisión técnica que por sus actuaciones o popularidad entre el aficionado, siempre volcado con la gent del terreno (véase Caso Guaita vs Alves).
En una última vuelta de tuerca, Neville retira a Ryan y coloca a Alves en la portería. En ese momento posiblemente el VCF tenga la portería más competida de las ligas europeas. Este sería el breve relato de cómo hemos llegado a este punto, ahora se trata de ver cómo se maneja una situación así.
Para mi el desempeño de un portero se mide en cinco conceptos, en orden de importancia: buena colocación, tanto bajo palos como en distancia respecto a la línea defensiva; dominio del juego aéreo; habilidades bajo palos, parar lo parable y si se puede, lo imparable; manejo del juego con los pies; y control del ritmo del partido (el portero puede gobernar el reloj mejor que ningún otro jugador en el campo), elegir cuando correr, cuando parar, y si hace falta, perder tiempo.
Con estos principios veo dos tipos de portero en el Valencia actual: Alves y Jaume, excepcionales bajo palos y normales en casi todos los otros aspectos, con carencias importantes en el juego aéreo ambos; y en la esquina opuesta Ryan, muy completo en todas las facetas del juego, aunque inferior a los anteriores en capacidad de sacar manos imposibles.
Mi gusto siempre ha sido y será el de los porteros sobrios, más completos y menos palomiteros; que no dan sorpresas desagradables, y te permiten que los corners y faltas laterales contra tu portería los puedas ver como una jugada de peligro más y no como una oportunidad clara de gol en contra.
Por eso elijo a Ryan como mi apuesta para la portería. Creo que Alves y Jaume deberían disputarse jugar la Europa League, donde Ryan descansaría en el palco. Llegado el verano, dentro de la renovación que se debe acometer, pondria a Alves junto a Barragán, Piatti, Fuego, Parejo y otros en la lista de transferibles. Quedando la portería para muchos años con Ryan, Jaume y un prometedor Sivera como tercer portero.
Espero que desde el club tengan visión de futuro y tomen las decisiones correctas, por difícil que pueda entenderse poner a Alves en el mercado: es el momento de hacer caja con un portero amortizado.