Todos sabemos qué es un ‘huésped’. Pero os lo recuerdo: “persona alojada en casa ajena”. No es ésta una definición xenófoba, sino de voluntad de permanencia. Mi modo, de amor. Aclarado por donde van a ir los tiros: no quiero más huéspedes en el Valencia CF.

Quiero que aquel que venga se quede a vivir en mi casa. Bien porque lo deseaba antes de venir bien porque aunque no lo deseara, al entrar en ella no tuvo ya otro pensamiento que formar parte de la misma. Del Valencia CF. Y me da lo mismo que haya nacido en el barrio o en Kuala Lumpur, pues los sentimientos no entienden de fronteras. Algunos de los más admirados miembros de nuestra familia no nacieron aquí; son de Castilla-León, del País Vasco, de Argentina…Pero no estuvieron de paso. Casi ninguno antes de llegar. Y si hubo alguno antes de hacerlo, al descubrir nuestra casa la respetó, la amó y ahora la venera. Pues siempre será su casa.

Me temo que hace ya tiempo solo hay huéspedes que van y vienen. Los he visto desde la ventana como la mayoría de vosotros, pero también desde el interior de la casa, como algunos sabéis. Huéspedes sin pena ni gloria en el mejor de los casos, o costándonos disgustos en el peor. Facturas que aún pagamos por inexperiencia o mal asesoramiento en el mejor de los casos, o por mala fe en el peor de ellos. Que de todo hubo… y sigue habiendo.

Este fin de semana he visto la cara honrada y orgullosa de Jaume Doménech pese a las pachangas de Singapur. Y me he dicho varias cosas; ahí tienes a un jugador sin experiencia en Champions… que tiró del carro en esa competición ante la indolencia de una plantilla de huéspedes. También me he dicho: ahí tienes a un chaval que te salvó 10-12 puntos que ahora te harían permutar tu plaza en Segunda con el Rayo, Getafe o Levante UD… y al que se le premió con un ‘destierro-express’ sin motivo profesional alguno (mi gran epifanía personal en el VCF). Ahí tienes a un chaval que siendo mejor, igual o peor que Ryan y Alves no te ha tirado petardos en el vestuario. Y por último me he dicho: sí, ahí tienes a un chaval que pese a todos los “ahí tienes” de antes está en Singapur, solícito, posando con la mejor de sus sonrisas.

¿Sabéis por qué? Porque Jaume no es un huésped. Y yo estoy harto de huéspedes. De eso, y de que se forren las paredes con fotos de principios de siglo; cuando en nuestra casa la gente quería vivir, crecer y morir.

 

Ilustración del artículo vía www.valenciacf.es

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