Jomi Lavarías

Viendo la alineación uno no sabía que si iba a ver al Valencia en Mestalla o si iba a ver de nuevo el partido de semis frente al Arenal en el Emirates de hace tres años. Siete jugadores de corte defensivo encuadrados en un 5-3-2, buscando imagino esa solidez defensiva tan ansiada. Pero cómo será la sangría de goles encajados de este equipo, que sin que te chuten a puerta encaja. Hasta ese punto llegamos. Y a partir de ahí el caos, el galimatías táctico. Jugadores fuera de sitio que andaban por el terreno de juego perdidos. Con más defensas que nunca y más vulnerables que nunca. El Valencia era un queso gruyere, repleto de agujeros. El Sevilla no fue capaz de aprovechar este desastre táctico, afortunadamente. Bordalás, a mitad camino, cambió el sistema al clásico 4-4-2 pero no tenía, a mi entender, los futbolistas idóneos y esperó al descanso para retirar al niño Mosquera y regresar al infortunado goleador Diakhaby a su posición natural. El resultado de 1-1 al descanso fue un verdadero regalo.

Y en la segunda parte regresó el orden. Y regresó también el Valencia incapaz de generar fútbol y ocasiones. Mucha lucha, mucha disputa pero inofensivos. Ni una vez hemos sido capaces en todo el partido de probar al portero sevillista, que se marchó sin que supiéramos si era bueno o malo. El Sevilla, flojito hoy, tampoco generó demasiado y el 1-1 fue un resultado justo al fin y al cabo.

Enésima lesión de Cillessen y aparición de Jaume que cumplió, pero… ¿y Mamardashvili? ¿Por qué ese ostracismo del portero que empezó como titular por delante de Jaume y que ni siquiera juega Copa? En fin, cosas de entrenadores, supongo.

Y cómo no, la dureza de algunos jugadores sevillistas se vio recompensada con la expulsión de uno de los nuestros. Increíble pero cierto, aunque ya no sorprende. Faltó el penalti en contra para completar la fiesta.

Punto trabajado, me quedo con eso. Como se suele decir, si no puedes ganar al menos no pierdas.

Amunt 4ever.


Peris

Un partit complicat i gelat al principi en el que l’espectador que anava a sentar-se a la seua butaca hivernal del camp no sabia a que atendre’s. Dibuix estrany de descifrar i recuperació a dos colps que fan tambalejar a la més cuallada de les esquadres, el gol matiner i la lesió d’un porter que fa sumar punts. Però Mestalla dona ixe plus a un equip que, amb quatre baixes titulars i un xiquet de 17 anys a l’eix de la defensa, va aconseguir arribar al descans amb taules i la sensació que, amb espenta i ixa miqueta de sort que cal quan d’altres coses vas curtet, es podia sumar de tres.

No va ser aixina però tampoc es va quedar el casiller a zero, cosa que barruntava la parròquia quan es veien eixir als rogets del Sevilla com a bales amb el temple de Rakitic i la pausa i control d’Ocampos que feien presagiar patiment a la contra. L’empat valia, si no es podia guanyar, parlava el veïnat de la graderia. I més amb els espais darrere de Diakhaby i Alderete, que feien presagiar un drama en forma de mà a mà davant Jaume o, quasi pitjor, una expulsió de les que fa mal doblement, pel partit actual i pel pròxim. A les acaballes, Gayà va ser el premiat amb no poder visitar el Wanda i es va rascar un punt que calfa però no alimenta.


La fotografía que ilustra el artículo es propiedad de www.valenciacf.com

En artículos anteriores...

Déjanos un comentario