Foto: Lázaro de la Peña (Valencia CF)
Foto: Lázaro de la Peña (Valencia CF)

¿Hay algo más duro que ver a tu equipo bordeando el precipicio? Comprobar que no se ha llegado a esta situación por casualidad, sino por causalidad. Que todo tiene una explicación: la ralea de directivos que están al timón del club de tus amores. Lo del jueves tarde fue una de las comparecencias más surrealistas y aberrantes que hayamos visto en los últimos tiempos. Empieza diciendo la gerente de hospitales que estamos así por una racha de resultados. Una racha es un período breve de fortuna o desgracia, no un sinsentido de decisiones abigarradas y huérfanas de sentido común que ha hecho surco durante casi 2 años. No, esto “solo” es la consecuencia de una nefasta gestión por parte de una dirigencia que a las alturas en las que estamos aún no sabe qué tierra pisa, qué club compraron y qué significa estar en la actual situación de crisis global. Global, no únicamente deportiva.

La fortaleza financiera a la que alude con circunspección es tal que una contingencia de 18 millones -no contabilizar provisión de 5- tambalea todo el equilibrio presupuestario, pasto de una planificación cogida con pinzas. La armonía institucional goza de tal salud que solo cambiando de boca se emiten discursos contradictorios, incluso esbozando un enfrentamiento latente con señalamientos mediatos. Definitivamente esta gente nos toma por imbéciles.

Siendo una petición archiexigida, no se puede salir y decir que eres el dueño. El dueño de verdad, eh. Sin anestesia y con una argumentación de ciencia-ficción. Refugiados en la justificación cultural -un comodín primo hermano del largo plazo-, como si vinieran de otro planeta y pertenecieran a una raza superior. ¿Pero a qué clase de personas se piensan que se están dirigiendo?, ¿pero esto qué absolutely rubbish es?, ¿a qué punto estamos llegando ya? Un grave insulto a la inteligencia. Y todo ello sazonado con una soberbia, irreverencia y falta de tacto acongojante. Inusitada hasta la fecha. Dicen que en los malos momentos rezuma nuestro verdadero yo y que las imposturas se evaporan, como los 3 puntos de cada domingo. Para mí es un reflejo de la inseguridad que se niegan a reconocer, pero que subyace meridianamente como hijo bastardo. Se llega al punto de no encajar con solemnidad, esa de la que alardean desde que aterrizaron, preguntas cotidianas y pertinentes en la jerga futbolera, tomándoselas como una ofensa personal: habrase visto, preguntarme a mí ese tipo de cosas. Qué descaro. Lo que quizá no sepa la Sra. Chan es que la acertada pregunta sobre su posible dimisión puede pasar de una cómoda cuestión a convertirse en una atronadora reclamación. Y ahí no tendrá turno a réplica desde su trono de hierro. Mestalla ha sido, es y será el consejo de administración popular, sentenciador y sin servidumbre ni yugo contractual. Guarde sus lecciones y empápese de la historia de la entidad que representa.

Engáñese usted si quiere, pero no lo haga en nuestra cara. Basta ya, por favor. Una cosa es mirar para otro lado, rebotar responsabilidad, no asumir la amenaza del fiasco, no hacer autocrítica y fabricar culpables ajenos, y otra ser testigos de la nulidad resolutiva de unos regentes difusos y ambiguos que aportan cero soluciones creíbles. La cláusula del suelo se la tumbamos hace tiempo a Meriton. Estamos mareándonos con la segunda a la vista y aquí se ponen a echar balones fuera, acusar al entorno y proponer la misma retahíla de inconcreciones banales. Un discurso caduco. Marchito. Quedando a expensas de la pelota para poder retoñar. Sin red.

La mera semejanza del Valencia CF SAD con empresas de otra índole es, además de una falta de consideración hacia todos aquellos que lo sienten como algo propio -dueños de microporciones-, la prueba palmaria de no haber entendido absolutamente nada. Como la incomprensible postura de Lim, gastándose una millonada para colmar una de sus aspiraciones y no palparlo en primera persona, delegando la esencia de este deporte en su fiel testaferro: la pasión in situ. No hay mayor contradicción que alcanzar lo que deseas para vivirlo en diferido. Voyeur de manual, declinando incluso copular con goma. Lujo de adinerados. O de cobardes. Con el nimio detalle que el abandono repentino surgió desde que los renglones se empezaron a torcer, quedando en la retina aquel paseo triunfal en el Stade Louis II acaparando todos los focos. Aquí, a las duras, un hijo de pescador bajaría al barro. La diferencia cultural de marras, supongo.

El valor sentimental de este club, a la postre su patrimonio más preciado, va a ser la gestión más difícil de sus carreras por estar desflorándose en la ciudad del Turia. Sus ladrillos académicos lo serán en vano, porque es una asignatura de la calle, no de despachos. De contacto, no de desamparo. De impregnación, no de inculcación. No pueden pretender cambiar el entorno autóctono -la masa ingente que bombea, lo bueno y lo menos bueno- en lugar de una decena de fundamentalistas foráneos. Solo les digo una cosa; la idiosincrasia no se negocia ni es maleable. Te adaptas o te devora. Blanco o negro. Es un arraigo centenario improfanable.

Sobre Suso García Pitarch no malgastaré líneas de más -como él no gasta saliva en solventar dudas de su competencia-. Su exposición vino a ratificar todo aquello que ya habíamos machacado anteriormente: un arribista camaleónico de altanería mal llevada con alegato de cuño narcisista. Un funcionario más de la propiedad, otro cargo desaprovechado en el VCF. En Meritoland hay constancia de vida, pero no le encontramos el pulso futbolístico. Con ese diagnóstico solo seremos un vegetal deportivo, a la espera del fatídico pitido final.

Un comentario en “Meritoland

  1. Acertado, gran articulo.
    Yo lo hubiera titulado «Meritonland» para no confundir con los nulos méritos ante el club que tienen nadie de los que lo están gestionando.
    Quizá sólo la lealtad a Lim; pero eso no lleva a nada bueno para el club de nuestro corazón.
    Lamentable.
    Saludos
    Tomas

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