Qué sencillo era ser del Valencia cuando gritábamos aquello de “pareu de guanyar, que el fetge no m’aguanta”. Los títulos caían sin cesar acompañados de alguna lagrima de emoción de los valencianistas que peinamos canas y creímos que nunca viviríamos momentos así. Y qué lejos queda todo aquello. Es imposible no mirar nuestro puesto actual en la tabla, compararlo con aquellos días y estar enrabietados con el propietario, la directiva, los jugadores y quien se plante delante. Pero habría que reflexionar sobre la causa que llevó al Valencia desde aquella época triunfante a la obligación de vender el club y dejarlo en manos de unos empresarios extranjeros que en sus comienzos van demasiado despistados en esto del fútbol. Yo os lo diré. Lo hemos hecho nosotros, lo hemos hecho los valencianos. Porque los empresarios valencianos, más acostumbrados a buscar el pelotazo al amparo del poder político que preocupados del trabajo diario, crecer día a día y consolidar la empresa Valencia CF SAD en el mercado internacional, se dedicaron a llevarse buenos sueldos, lucir palmito en los mejores restaurantes del Valencia y, eso sí, buscar algún acomodo en la Federación Española para cuando se les acabara el chollo aquí.
Porque fuimos nosotros, los valencianos, los que enturbiamos el proceso de venta hasta la náusea. Olvidaos, ni árabes, ni americanos, ni rusos. Solo hubo dos compradores serios, ambos asiáticos, y ambos llegados de la mano de la persona mas fiable del entorno del Valencia: Amadeo Salvo. El resto… el tiempo ha dado razones sobradas para la desconfianza. Mientras Lim ha invertido 200 millones en el Valencia, mientras Wanda no deja de poner dinero en el Atlético, así andan los candidatos (valencianos en su mayoría) de las otras ofertas:
The Unique Premier 54 Limitd, era una supuesta oferta árabe que representaba intereses de la familia Real Saudi; la misma familia Real Saudi que desmintió interés de compra alguno. Curiosamente, los empresarios que se dijeron intermediarios de aquellos, son, cómo no, empresarios quebrados que vivieron su época buena al amparo de la obra pública de la Generalitat. Sí, la misma Generalitat que había avalado las acciones y que tenía mano en la Fundación.
Cerberus Capital Management, el fondo buitre mas famoso por sus desahucios de ancianitas que por gestiones empresariales. Por estos dio la cara David Albelda y se rumorea que el puesto de Director de Comunicación lo tenía asignado un periodista de Ser Deportivos Valencia. Vete tú a saber si es verdad, pero sí son significativos los nombres de empresarios valencianos que acompañaban la oferta y daban “consistencia a la oferta”. Dos de ellos Broseta y Maldonado, hoy han sido imputados por malversación de fondos en, cómo no, otra institución pública.
Zolotaya Zvezda, era un fondo de supuesto capital ruso. Auspiciada por un periodista excanal 9 que se encargó de dar veracidad a la misma entre sus antiguos compañeros que se encontraban esparcidos tras la quiebra de la televisión pública. El representante de la oferta Rusa era Mikhail Botsko, imputado por estafa, y el candidato, el señor Rus, también imputado por esos menesteres de vaciar las cuentas públicas.
Global Emerging Markets fue una empresa que se retiró pronto del proceso. Su representante en todo ello fue el antiguo Alcalde de Gandía, el señor Arturo Torró, que también tiene varias imputaciones por su gestión pública.
Además, tanto Cerberus Capital Management como Zolotaya Zvezda, tenían, según Granell (el de Aedifica), acuerdos para terminar la operación Newcoval del también imputado Rodrigo Rato.
Casi resulta chocante la cantidad de imputaciones que ha habido en todos los candidatos a comprar el Valencia que no vinieron de la mano de Amadeo Salvo, pero lo que a mí no me sorprende en absoluto es la repetición de la palabra pública en cada una de las ofertas mencionadas. No es complicado sacar conclusiones de ello, a no ser que seas periodista deportivo, trabajes en Valencia y vendas tus servicios por una moneda de plata. A ellos me dirijo, a los que, cuanto menos, publicitaron sin pudor a estos sinvergüenzas y a los que, todavía hoy y sabiendo todo esto, siguen en sus trece al criticar no la muy criticable gestión de Meriton, sino la credibilidad de unos señores que sí han venido a poner tiempo y dinero en el club de nuestros desvelos.
Desde entonces, como valencianista de a pie, tendré agradecimiento eterno a los señores Amadeo Salvo, Aurelio Martínez y Peter Lim por librarnos de toda esta escoria, vayamos los primeros, los decimosextos o bajemos a segunda división.
Buen repaso a los buitres que quisieron comprar el Valencia. Pero como dices en las primeras líneas hubo dos (no sólo uno) con credibilidad. La crítica a Salvo, Martínez y demás no es por haber desenmascarado a estos sino por no saber (o no querer) ser imparciales para elegir al mejor, que el tiempo ya viene demostrando que no era Lim