Jomi Lavarías

Tuvo que ser él. Cristiano Piccini, ese futbolista que nunca contó con el beneplácito de la grada de Mestalla, que salvó a Marcelino (sí, a Marcelino con un gol al Huesca en la 18/19), ese futbolista que tuvo una lesión gravísima en la rodilla y se marchó cedido a la Atalanta, ese futbolista que vio como los italianos cortaban su cesión y que el Valencia recuperaba con el desagrado de la parroquia local (bah, está cojo, es un inútil), pero bien que hizo el club recuperando a un jugador nuestro, ese futbolista que apenas había jugado y que todos dábamos por acabado, el mismo que desde hace dos tres semanas ha comenzado a entrar en grupo tras prácticamente dos años en el dique seco, ESE FUTBOLISTA, hoy nos ha dado tres puntazos con su gol en el 87. Y yo, y todos nos alegramos por él, porque pese a todo, siempre mostró honradez y luchó siempre que pudo por nuestros colores. Tuvo que ser él, Cristiano Piccini. Grazie.

En cuanto al partido, muchas valoramos los encuentros por los merecimientos. Otros dicen que los merecimientos no valen para nada, que mandan los goles. Y para hablar del partido de hoy, todos tendrán razón independientemente de cómo se valore. El Valencia no mereció llegar al 75 con sólo 1-0 y el Elche no mereció empatar en una jugada aislada. Pero mandan los goles. Y al Valencia le sentó el gol como una patada en los mismísimos. Y pudo hasta perder, pero apareció él para poner el 2-1. Y luego emergió por segunda vez en el encuentro Cillessen que, con una parada auténticamente milagrosa, nos dio dos puntos que, al final yo ya no sé si los merecimos o no, pero como habíamos quedado que los merecimientos en fútbol no valen para nada si no marcas, pues eso…

El caso es que es para estar contentos, pese al sufrimiento, por tres puntos muy importantes que nos sitúan mirando un poco más hacia arriba.

Amunt 4ever.


 

Sergi Calvo

El partido de los déjà vu.

Un primer recuerdo del buenísimo inicio de temporada: un equipo superior, eléctrico, bien posicionado y tremendamente superior al rival.

Un segundo, más preocupante, del día del Rayo Vallecano: Atención al error de lectura, el gol del Elche era evidente en su proximidad, el equipo, en cinco minutos se ha venido abajo, todo Mestalla ha intuido al unísono el gol ilicitano como así ha sido. Hay que reaccionar, saber leer las situaciones y responder más rápidamente, tanto desde los estímulos emocionales de los jugadores, que deben mantener la calma como desde el banquillo que tiene que, con urgencia, girar la situación.

Y un tercer déjà vu que ha llenado de alegría a Mestalla: el gol de Piccini para el 2-1 en las postrimerías del partido. Merecido por el italiano que ha sufrido los dos últimos años, la cara más amarga y frustrante del fútbol y que hoy ha recibido un regalo celebrado por todos y seguramente muy merecido.

Tres puntos importantísimos, para coger vuelo, para trabajar con tranquilidad y cierto optimismo. Semana a semana, sumando todo lo que se pueda… todo irá bien.

Ahora un traguito de copa, que no sea amargo y la visita al remozado estadio del equip dels valencians para… ¿quién sabe?


 

Lobo

Magnífica victoria ante el Elche, necesaria, trabajada, peleada y merecida, de las que sirven para elevar la moral de la tropa y de las que se recuerdan.

Lo decimos a menudo. Qué le pido a mi VCF? Competitividad, que hagan todo para ganar, que no se guarden nada, y si no se consigue que no sea porque no se ha intentado. Hoy el VCF lo ha dado todo, lo ha intentado todo, ha metido la pierna, han preswionado y metido la pierna, corrido hasta el agotamiento y ganado duelos por intensidad, no han dado balones por perdidos, ni siquiera los que ya lo estaban, y han hecho un partido completísimo excepto, quizá, una pequeña empanada, posiblemente fruto del cansancio, previa al gol visitante. Después se ha vuelto a poner las pilas y han porfiado hasta marcar el segundo, que en justicia debía ser el cuarto, al menos. Como anécdota, en el minuto 1, cuando han montado una tangana en área rival, ya he intuido que el VCF iba a por faena.

Todo el equipo ha rayado a gran nivel. Todos. Pero merece un reconocimiento especial el partidazo, sí, PARTIDAZO, de Diakhaby, al que tanto hemos criticado, con razón o sin ella, y que hoy ha demostrado estar a mucho mejor nivel del que le atribuímos. Ha sido un muro en defensa, tanto al choque como en carrera, y se ha permitido el lujo de asistir en el segundo gol. Obra de Piccini, que vuelve a sentirse futbolista y que ojalá ayude a subir el nivel. Me ha encantado su celebración. También me ha gustado el desgaste de Hugo Duro y su ansia por marcar, o el de Foulquier, que vale para todo. O Cillesen, que me genera muchas dudas pero se ha contagiado de la competitividad general y ha sacado un balón imposible al final. Hasta Wass me ha gustado, cosa rara. Y Soler, y Guedes, Maxi, Costa, todos. Bravo por todos.

No sé si han querido dar una alegría a su entrenador, confinado por Covid, o es que algo ha cambiado realmente. Pero 6 partidos sin perder y dos victorias seguidas son para estar felices. Al menos los que estamos por el fútbol y no a otros menesteres, los que supongo lo verán como una pequeña tragedia que frustra su realidad interesada e impuesta a la fuerza. En fin, pues eso. Amunt!!


 

Peris

I al final, quan semblava que no, Piccini, omplint de nostàlgia els cors, va aconseguir des de la seua bota que el Valencia CF sumara dos victòries seguides en lliga. I no tenia pinta. El no rematar els partits té estes coses. Que són tot un patiment. I més encara tenint al mister a casa, que ho podia vore tot millor. La força mental del grup és un afegit. Ja es pot dir, entre o no la pilota, es patisca més o menys, que el Valencia CF ja porta un geni. Ja es controla el tempo del partit, Soler aporta galons i respecte. Diakhaby sembla tindre ixa tranquilitat que aporta el jugar partits de seguit i ratlla a gran nivell, Maxi fa i deixa fer. I Guedes, sempre Guedes, s’allibera i obri el camí de la necessitat guanyadora. La disconformitat per la gestió i el voler més han fet que la jornada pinte un somriure en el valencianisme. Pensant que, si es volguera des d’allà, la nostàlgia seria realitat. S’ho imaginen? Quina victòria més bonica per a Cristina, collons. Tant de bo el malparit del seu assassí s’haguera fet mal ell.


 

 

 

 

 

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