Sergi Calvo

Las crónicas de victorias suelen caer en la distorsión de la euforia o el natural y más que legítimo “bien está lo que bien acaba”. Sin embargo, esta vez, la justa revisión de esta tarde de sábado nos impone cierto nivel de satisfacción con el rendimiento del equipo. Magnífica y muy meritoria victoria del Valencia, que supo superar adversidades y demostró, en la segunda parte, un nivel altísimo. Por fin.

No fue la primera parte habitual de los últimos tiempos, sin embargo el nivel fue bastante igualado al menos. No hubo torrija vespertina sino que el Valencia salió a jugar y a trabajar con paciencia, yendo de menos a más.

En la segunda parte el equipo se agarró a dos principios fundamentales: La ilusión de jugadores que tienen verdadera hambre y ganas de levantar a Mestalla de sus asientos y el buen estado de forma de algunos de ellos. Destacar a un Manu Vallejo que transmite ilusión y limpieza en su juego, si sigue así el gaditano, a poco que tenga algo de fortuna, será muy bien recordado y a un Maxi Gómez que se deja la piel en cada balón y que añade el cancherismo uruguayo. Además Jaume Costa sabe que está ante el cumplimiento, algo tardío, de sus ilusiones infantiles y la aplicación del resto del once, aunque de menos a más en los noventa minutos, es indiscutible.

Además hoy, se confirmaron algunos pilares esenciales: Paulista está en un estado de forma magnífico y, en particular en la segunda parte y, sobre todo tras el gol anulado por un VAR que hoy grababa en alta definición la polémica, Dani Parejo que asumió galones y motivación y completó un tramo final de encuentro a un nivel excepcional.

La enfermería llena y el ambiente enrarecido pero, sin embargo, un equipo serio, ambicioso y competente que encadena tres victorias seguidas que pueden ser importantísimas.

Las caras de ilusión y felicidad, en las escaleras de Mestalla, de una afición que ha sufrido y está sufriendo mucho, dicen mucho más de lo que parece.

¿Y si?…


 

Lobo

Victoria merecida, trabajada, de equipo maduro. Sin especial brillantez pero con mucha actitud. De equipo que tiene que ganar y gana. Y santas pascuas. Y no creo que este VCF esté ni mucho menos maduro, más bien al contrario, sigue cogido con alfileres y con muchas dudas, más teniendo en cuenta el interminable goteo de bajas que no permiten mantener un once más o menos reconocible. Pero ojo, como empiecen a creer las dudas pueden dejar paso a la convicción, y de ahí hasta dios sabe dónde. El caso es que cuando todo apuntaba a desastre, y poco hemos ayudado como aficionados a que así no fuera, tanto el cuerpo técnico como la plantilla ha decidido que no, que esto puede y debe funcionar.

Celades tiene un mérito extraordinario, no tanto como técnico, que también, sino como gestor de voluntades y esfuerzos, como psicólogo colectivo y director de un vestuario que fácilmente podría estar roto y no lo está. Ojo, Celades y supongo que también el que lo puso, por mucho que joda, que jode. Y de ese vestuario hoy debo y quiero destacar a Parejo, que en la segunda parte, ante la baja de Kondo, ha decidido, esta vez sí, echarse el equipo a la espalda. Y no hablo de gestos y carreritas cara a la galería en el infame estilo tribunero del peor Albelda, algo que hace a menudo. No, lo ha hecho corriendo cuando tocaba, empujando y contagiando al resto, estando en todas partes, ordenando al equipo, siendo el jefe que cualquier escuadra necesita. Y todo sin hacer ni una sola de las habituales giliparajedas que tantas otras veces me sacan de mis casillas. Suya es gran parte de esta victoria, y así lo reconozco aunque a algún básico le salten las alarmas y calle para no tener que romper sus esquemas. Y ojo, también reconozco el buen desempeño de Wass, gol aparte. Un jugador que no me gusta mucho pero que hoy ha ayudado de verdad jugando en dos posiciones, su mayor y para mi casi única virtud. Bravo por él.

3 victorias consecutivas y al parón con alegría, disfrutando de un Valencia serio y por momentos convincente que sigue muy vivo. Bueno, no todos están alegres, claro, algunos seguirán jodidos  y poniendo mil pegas porque el escenario del caos se desmorona, y con ello la esperanza de que los resultados consigan el sueño de deshacerse al fin de los putos chinos. Pues oye, se siente, qué le vamos a hacer. Al que le pique, que se rasque.


 

Peris

Si el personal cafeter que ens llig ha fet valencianisme des del sofà de casa, en la primera part tenia permís per pegar una becadeta. Res destacable, excepció de la lesió de Kondogbia, que ja estava fent ratlla al centre del camp. La segona ja ha sigut diferent, amb molt d’ofici i dificultats afegides en forma de lesió de Rodrigo. I amb tot, el guió del partit tenia preparat un epíleg explosiu dels que fan de la parada per seleccions un dolç descans. El patiment i la incertidumbre del resultat va ser determinant per a que el Granada, un molt bon equip ben enllestit, arribara al tram final amb opcions de traure alguna cosa positiva de Mestalla. Però Ferran va tancar el partit amb una arrancada i gol que va arredonir el seu fantàstic partit. Ja té a dos rivals damunt quan encara, senyal de respecte, sense dubte. Tres punts amb molt bon sabor. Una pedreta més en la construcció del projecte Celades, que sembla comdemnat a fer el doble de treball. Per guanyar 2-0 ha tingut que fer quatre gols i patir dos lesions. I, per acabar, una xicoteta llicència: que no te tarde mucho en volver la sonrisa, Mery B.


 

 

 

 

Ilustración del artículo vía www.valenciacf.es

 

 

 

 

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