Si me viene a la cabeza fútbol y rock and roll, mi cerebro asocia al instante esas palabras con Ricardo Arias. También me vienen otros, como Alfaro, aquel delantero del Hércules, el Mono Burgos y alguno más, pero por otros motivos. Pero rock más fútbol igual a Arias. Puede que sea por aquello de ser los dos del mismo pueblo y esa devoción que tenemos a gala los de Catarroja por el líbero por excelencia del fútbol español en aquellos tiempos en los que se jugaba con eso, con un defensa libre. Hubo una época en la que los nanos que eran defensas y tenían inquietudes en la cabeza para jugar a fútbol con los pies, querían ser Arias. Como Emilio José, por ejemplo. Emilio, un tío hecho y derecho ahora, todavía se emociona al tener cerca a Arias, como ya les conté en una entrada de La Pelota del Armario. Y eso sigue. No conozco a nadie que no sienta respeto por Arias. Un tipo que vivió deprisa, con la melena al viento, con la suerte de cara incluso al lanzar penaltis y que siempre ha tenido una aura de enfant terrible y ser rebelde porque el mundo lo ha hecho así. Arias ahora es embajador del club, junto con Bossio, y ha tenido los santos bemoles de abrirse una cuenta en Twitter casi al tiempo que celebraba su cumpleaños, esa barra de bar repleta de eruditos multitema de la que estoy seguro que saldrá airoso con aquella elegancia como cuando salía a un cruce, dejando, si puede, algún recado en el camino.

Qué bien le vendría al Valencia CF un Arias ahora mismo. Aunque eso siempre ha pasado. El futbolista que está en la grada siempre es mejor que el que está jugando. Y el que está retirado siempre es mejor que el que está en la grada. Memoria selectiva puede que sea. Idealizar aquello que viste con otros ojos, en otras edades, con otras gentes. Pero sí, un Arias actualizado le vendría de perlas a Celades y a nuestros corazones. Primero por cantidad, después por calidad. Para que Paulista aprendiese de una maldita vez a no recular tanto, por ejemplo. O para que Diakhaby entienda la anticipación como elemento clave para ganar envites. Y con las piernas y juventud que tiene, hacerle ver que tiene tiempo de sobra para reaccionar. Y que lo mejor es que cuando se tenga la pelota entre los pies, mejor buscar al que esté más cerca del mismo color que iniciar la propuesta por uno mismo. Por eso, desde ya, se echa de menos a Garay. Un tipo con el sambenito de que es propenso a las lesiones. Pero que, con eso, sea cierto o no, ahora nos parece mejor que los que están. Dicen los cronistas que llega Feddal, del Betis, que no juega mucho por allí. No hagan mucho caso a eso. Pellegrino parecía en Barcelona un chollazo para casi cualquier delantero y aquí ya vieron.

Los jugadores que no están. Como Villa. Que tendrá lona. Y homenaje. Aquí, cierta disparidad de opiniones. Por su marcha al Barça, un poco a la francesa. O mucho. Cosas de la agencia, supongo. Me da igual. A Villa lo disfrutamos y era un seguro de gol. Con sus rarezas, como todos. Con sus enfados, que tanto se le señalan a Rodrigo. Nada nuevo bajo el sol. El fútbol es ese refugio, mayoritariamente masculino, en el que se vuelve a la infancia. Ilusión, alegría desbordada, llanto inconsolable. Y ellas, nuestras mujeres ajenas a esta locura e incluso las que la comparten, con más trellat que nosotros relativizando todo y viendo que es solo un juego de chavales que no llegan a la treintena. Aunque buena parte de nuestra felicidad depende de ellos. A ver esta milonga como la traspasas al que venga detrás. Diablos, si habláramos en abstracto podría ser una adicción. O peor todavía, una enfermedad incurable.

Pero sarna con gusto no pica. Estas mandangas nos mantienen vivos. Hay gente que agenda su vida con esto. Yo lo hice. Lahuerta lo hizo. Nick Hornby lo hizo. Y seguro que usted lo hizo o lo sigue haciendo. Con más o menos disimulo. Como yo. Es que el fútbol, muchas veces, es puro rock and roll.

La canción de hoy, porque, a pesar de todo, toca volver a ganar en Mestalla, porque no hay héroe ni leyenda si nadie nos espera y porque celebramos con la euforia de un gol en el minuto 90 su todo vendido en el concierto de esta noche, es Santero y Los Muchachos y su «Volver a casa».

Déjanos un comentario