El humorista Ignatius Farray, en el genial programa de radio «La vida moderna», contaba en su habitual tono distendido que había pedido una paella en la estación del AVE. En twitter unos le decían que eso no se llamaba paella, sino paellera, que la paella era el plato culinario. Otros se enojaban y le decían que todo era «paella», tanto el plato como el recipiente. El hombre estaba preocupado, decía, con mucha razón según mi criterio, que, claro, si esto le pasaba en Murcia no pasaba nada, que allí la gente se tomaba las cosas con tranquilidad, pero que los valencianos somos gente que nos enfadamos mucho con estas cosas.

Y alguno se preguntará a santo de qué cuento yo estas cosas. Lo hago porque seguimos dando balas a nuestros enemigos. Los valencianistas seguimos siendo la afición más capaz de traicionar al club que ama sin límites. Somos así. Al tiempo que nos enfada la leyenda negra e injusta de público devora mitos, estamos esperando a que el speaker diga el nombre de Parejo en la presentación para dejarle clara nuestra opinión. Al día siguiente eso se utilizará en Los Manolos para volver a decirle a España lo malos que somos y nosotros nos volveremos a enfadar.

Porque al final es muy fácil caer en la crítica de todo lo que sea, siempre que las cosas salgan mal. Y en deporte, contrariamente a las matemáticas, hay un alto porcentaje de suerte, de balones que van a poste, de despistes defensivos en el peor momento, de arbitrajes que no ven o ven lo que no pasó, de lesiones… Un mundo entero de parámetros incontrolables. Cuando esto pasa, si la plantilla era mayor (no hace tanto de ello) decimos que el Valencia necesita fichar jóvenes con hambre. Si son jóvenes decimos que el Valencia debe tener jugadores con la experiencia. Pero claro es fácil decir que el Valencia debería gastarse dinero en un delantero que «garantice» goles (¿como Negredo?), o en un central de garantías ya que los buenos valen una pasta (¿como Abdennour?). También es fácil echarle la culpa a Mendes, nuestro agente referencia, pero si no logramos vender a jugadores como Parejo, Siqueira o Alves decimos «es que hoy día es difícil mover a jugadores que no son de Mendes». Si todo esto nos falla decimos que el Valencia hizo mal en destituir a Rufete y estar sin Director Deportivo. No sería complicado desprestigiar con datos de sus fichajes a mi, por otra parte, añorado Rufete. Aun así la dirección nos hace caso y trae un director deportivo, pero no, no nos vale. Ni siquiera le estamos dejando llegar al inicio de campaña con una plantilla configurada. Le pedimos (con parte de razón) que tenga la plantilla configurada en julio aun sabiendo que el Fair Play Financiero nos está ajustando a la baja el presupuesto.

Al final tenemos que tener claro que si alguien merece la confianza para trabajar es la gente de Lim. Porque contrariamente a los dirigentes de los últimos años ha puesto mucho dinero para estar aquí. Esto es una sociedad mercantil y así debe aprender a pervivir sola. No es posible que desde ciertos pedestales se esté exigiendo a Lim poner mas dinero en una sociedad a la que ha sanado de una enfermedad mortal. Pero está mejor que sola, está (o debiera estar) con nosotros ayudando. Sin embargo, los aficionados valencianistas estamos infantilizados. Recordamos a esos niños que piden a su padre una moto nueva sin tener en cuenta la economía familiar. Y si no nos compra la moto, lloramos, pataleamos y decimos que nuestro papuchi es muy malo.

El Valencia llegará al éxito con nosotros o no llegará. Depende tanto de nosotros como de García Pitarch. Dejémosles trabajar, dejemos que se equivoquen, que aprendan, que mejoren y que consigan lo que todos queremos. Que el Valencia vuelva a ser grande.

4 comentarios en “¿Hacia dónde queremos empujar este carro? Podemos elegir, tirar del carro hacia delante o quedarnos atrás para retrasarlo.

  1. Chapeau!!! Nunca antes leí ni oí a nadie explicarlo también. Tres años señores, tres años, con records en lo positivo y en lo negativo deportivamente hablando, tres años peleandonos entre nosotros por ver quien es mas valencianista, si los que apoyan y confían o los que critican…. así nos va. Un artículo excelente Drakul.

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