Se confirma la contratación de Aderlan Santos, jugador cuya bagaje son dos temporadas como titular en la Primera División portuguesa (Sporting de Braga). Actúa de central y tiene 26 años. Como ningún club ha pagado los 7,5 millones de euros que pedían por él, el Valencia habrá bajado el coste del fichaje, pero ¡sorpresa!, la cifra de la contratación ha rondado los 10 kilos.
Estupefacto, pienso que el Valencia ha fichado «un melón por abrir» a precio Premier y a un club de segunda línea de Portugal, con lo que ello implica. (¿Cuál fue el regalo de boda de Yorye?). Lo peor es que utiliza el patrimonio del Valencia -club del que es máximo accionista, pero no único- para una operación que sólo se entiende desde la óptica del timo o chanchullo.
Escuece principalmente por dos motivos: no es la primera vez que se paga sobrecoste por un jugador de Yorye, y parece que no exista vida más allá del propio Yorye. Si algo hay que echar en falta de la marcha de Salvo como presidente no es la partida del propio (ex)presidente, sino la de quienes se fueron con él: Rufete, Ayala y cía, que ayudaban a que el Valencia tuviera un conocimiento mucho más amplio del mercado (incluyendo jugadores y precios proporcionados). Ya hizo una similar el tito Yorye en la contratación de Cancelo, cuya proyección de futuro se antoja excelente, pero el precio pagado por su contratación excesivo -un partido en Primera División portuguesa y 10 (5 como suplente) en la Liga española-: de ahí que Rufete intentara rebajar el precio a la mitad. Fue enterarse Mendes y en un chinpún 15 kilos pa la saca. Como también sorprende la opacidad en las cifras del traspaso por Danilo: no se sabe si su coste es de 15 millones -la cifra mágica- por todo o por el 50% del pase; de ser la segunda opción, de nuevo el precio pagado estaría muy por encima de su valor de mercado, por mucho que pueda prometer.
Más contrataciones como Bakkali –a priori coste cero, habría que ver la prima por llegar libre– o la de Mina -10 millones por una promesa que lleva dos temporadas en Primera división española- o Maty -7 kilos por portero internacional y con experiencia internacional- son las que necesita el club. O los anteriormente citados (Aderlan, Cancelo, Danilo) a un precio ajustado a la realidad.
Y desde luego, no deben cerrarse puertas a fichajes del perfil Fuego, Mustafi o el propio Maty, aunque salgan mal.
Lo que parece indudable es que las cuentas del traficante de jugadores portugués son las que más relucen en un mundo que hiede.
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Fotos: Plaza Deportiva, Marca