Hace unos pocos años, tuve la ocasión de volver al pueblo de los veranos de mi infancia. Una de las cosas que más llamó mi atención fue que la plaza, aquella plaza dónde aprendí a rodar en bici y chutábamos hasta el anochecer contra la parte baja de un banco. Era mucho más pequeña que la recordaba. Vista desde unos cuantos centímetros más de altura, la perspectiva visual y las proporciones eran sensiblemente diferentes.

Escribo esto porque, a veces por la propia naturaleza, otras veces por cuestiones psicológicas, la distancia y el tiempo tienden a magnificar las sensaciones. Hablo de Mestalla, del viejo Luis Casanova. Recuerdo una CALDERA INFERNAL, un estadio que aterraba a rivales y árbitros y que dejaba sordos y afónicos a los locales. Un Mestalla que, tal vez magnificado por esa distancia y tiempo del que antes hablábamos, hace tiempo que no sentimos. Hay cada vez a más voces que lo hablan en voz alta: Mestalla ya no da miedo, Mestalla ya no es lo que era. La alineaciones ya no se corean como antes, la afición no aprieta como antaño… “frialdad” es la palabra generalmente más repetida…

Voy a esbozar, a modo de pinceladas sueltas algunas causas e impresiones. Algunas serán más que correctas y precisas, habrán hecho diana en el problema, otras serán mucho más discutibles y otras de las reflexiones que me dispongo a enumerar serán directamente incorrectas, de eso se trata, de intentar abrir un debate o al menos una reflexión y de trabajar, todos juntos, cada uno poniendo de su parte para recuperar aquel patrimonio de “Foc y Flama”.

Bienvenidos a Café Mestalla.

Against Modern Football.

No recuerdo ahora qué equipo holandés se descolgó la temporada pasada con una sorprendente medida: Nada de teléfonos móviles en el interior del estadio. Espectadores más pendientes de tuitear la jugada que de ciscarse en la madre del árbitro o en archienemigo rival. Momentos de baja intensidad que algunos espectadores aprovechan para jugar a algún juego en la pantalla o más pendientes de hacerse un selfie en el córner que brincar de emoción y expectación hacia el gol que viene.

¿Son los tiempos? Puede ser, es cierto que antiguamente lo “Social” era ir al fútbol y rugir como fieras, hoy tuitearlo. Este fenómeno pasa también en conciertos y otros encuentros. Tiene difícil solución. Punto para los nostálgicos.

Me representa.

Los árbitros salían al verde con la cara lívida y unas enormes ganas de que el minuto 90 llegara con buen resultado para los locales. De lo contrario sabían que Mestalla les mordería, que no habría escolta policial que evitara el susto en Artes Gráficas… Y los rivales más de lo mismo: Doble vendaje en el tobillo, el puto Valencia espera en su casa, hay un grave riesgo esta tarde de salir proyectados hacia la valla publicitaria a la mínima tontería con un buen moratón y un dolor de los que no se marcha en unas semanas.

Pero todo ello venía motivado por unos jugadores que daban miedo. Decía un jugador hace unos lustros que sabía que, cuando en el calendario tocaba visitar el Luis Casanova, iba a salir escaldado. Arias levantando a pertiguista soviético al rival impertinente, Ayala “anestesiando” rivales o el brazalete invadiendo el espacio vital del colegiado con algo más que amenazas por un saque de banda dudoso. Mestalla sumaba, sumaba miedo, intimidación, fuego.

Hoy el brazalete casi pide disculpas por recibir un codazo, el  árbitro sabe que poco o nada le va a suceder en el verde ante una decisión perjudicial para los de casa; el rival sabe que puede hacer la filigrana al defensa central, le va a salir, va a sacar los colores a un defensa humillado que va a agachar la cabeza y levantar el brazo en gesto de perdón. El equipo tiene que saber que necesita poner la leña para el fuego. ONCE HIJOS DE PUTA CON LOS OJOS INYECTADOS EN SANGRE son el combustible perfecto. Mestalla nunca ha fallado en esas circunstancias.

La grada de animación.

Algo falla cuando tiene que existir una grada “de animación” no entro en “comepipas” o emuladores del Palleter, si Mestalla no se conciencia de que TODO Mestalla es grada de animación, difícilmente podremos recuperar esa caldera ansiada.

Es cierto, en los grandes años de fuego estaban los primeros Yomus, luego vinieron los Lubo’s y Gol Gran… eran epicentro del rugido… pero no exclusiva de él.

HASTA LOS SILENCIOS EN MESTALLA ACOJONABAN. Y mucho, pues el silencio tenso de Mestalla era siempre preludio de la tempestad, del vello erizado de terror del enemigo de la furia, del foc i de la flama.

Hoy tenemos a la Curva Nord (¡que está en el Sur!) y no quiero entrar, por favor, en disputas ideológicas ajenas al fútbol, ni historias y movidas varias que no me interesan en absoluto. No van por ahí los tiros. Cada uno es mayorcito para elegir las batallas en las que combatir y las ideologías que defender, que cada palo aguante su vela. Hablo del rugir de Mestalla y ahí, algo falla.

Y no sé lo que es, pero creo que no hay conexión para que la CN10 sea el detonante y el espíritu de Mestalla. Probablemente sea culpa del resto de Mestalla que no sabe o no quiere, apático, engancharse a la batalla pero también hay que reflexionar sobre la responsabilidad de una Curva que muchas veces no ha sabido ser la guía o el impulso que necesita el pueblo Mestallí.

No, no hablo de desprecios (“comepipas” es hoy, antes sonaba aquello de “¡abuelos no!”) ni de batallas intestinas que me son ajenas y no me importan en absoluto. Creo que desde la Curva se debería reflexionar qué hacer para ser de nuevo (o por vez primera) la chispa que enciende la llama de la caldera. Al mismo tiempo, nosotros, los que vamos al fútbol con nuestros hijos o amigos a localidades más confortables, darnos cuenta que el Mestalla Caldera forma parte del legado que hemos de dejar a los que vendrán y que es nuestra obligación conservarlo.

Mestalla da puntos

Sí, y muchos. Estamos muy próximos al hecho de que jugar de local deje de ser una ventaja definitiva. En partidos recientes (Barcelona) y no tanto (la última década) por unas cosas o por otras, Mestalla parece un parque, un rumor desconectado que no suma en físico al rendimiento del equipo y algunas veces, incluso resta.

Viajo a lo más reciente: La primera temporada de Nuno y Lim Mestalla llevó al equipo en volandas, aunque con un matiz: el ambiente era más festivo que rugidor. La temporada pasada, primera de Marcelino, Mestalla también aportó su impulso al espectacular inicio de liga pero cuando el colchón pareció suficiente, jugadores y público (da igual el orden) se tumbaron en él como si fuera viscoelástico.

Mestalla se pregunta…

Quiero que mi hijo quede boquiabierto ante el rugir del Luis Casanova que una vez conocí y que me hizo enamórame perdidamente de él. Sin tonterías, ni guerras estúpidas. Quiero que los rivales tengan MIEDO al saltar con los acordes del pasodoble y supliquen que el tratamiento sea rápido y lo más indoloro posible. Quiero que los árbitros excusen su baja en la jornada por cita con el dentista y sin anestesia.

No lo sé, tal vez estoy magnificando y aquel Luis Casanova no era tan terrible como lo recordamos.

Seguro que estoy dejando mil reflexiones en el tintero y otras están más que equivocadas. Espero que nadie se moleste y espero también que no todos los que lean estas líneas improvisadas estén de acuerdo. Pensemos, reflexionemos… hagámoslo. Todos.

Aquella plaza siempre le recordaré gigantesca, el lugar de mis sueños de infancia. No, no lo magnifiqué, lo era y siempre lo será. No la perdamos nunca.

Abrimos el Café.

 

Foto: diarioche.es

 

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Un comentario en “Mestalla: De Foc i Flama

  1. Está bien que madures de tus mundos de Superman, Rambo y Van Dame, pero todavía no has terminado de madurar. No desistas, a tus 40-50 todavía tienes tiempo.
    Ojalá apaleen un árbitro a la salida, nuestro capitán sea un rompe tibias y Garay vaya abriendo unas cuantas cejas o pisoteara al Simao de turno. Claro que sí. Si David Navarro levantara la cabeza. Eso sí, los del Sevilla son unos marrulleros que deberían ser excluidos del fútbol. Buah chaval! Qué tiempos aquellos cuando en Mestalla se cantaba una vez por partido (y si eso). Y cuando, y cuando en el año del doblete de Benítez se silbó al equipo contra el Deportivo en un partido que acabamos ganando 3-0. Esos sí éramos aficionados ¿Qué es eso de la Curva que anima también cuando su equipo hace el peor arranque de la historia? ¿Dónde está el silencio intimidatorio? Y qué es eso de tanto criejo que no sabe de fútbol lo que yo y con la camiseta del Valencia… Y peor!! Jovencitas que van al fútbol solas, puto fútbol moderno, me entran ganas de vomitar!! Y por cierto por si se me olvida y si no lo repito: apaleemos al árbitro otra vez como en antaño, qué es eso de no abrirle ninguna ceja al linier, ¿eh? Panda de maricones!! Me cago en San putas, por favor. Hasta nos han quitado las vallas detrás de la portería, somos lo peor. En fin, voy a tuitear que a ver para cuándo un Carboni y Ayala que pensaba que se había terminado el equipo.

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