Jomi Lavarías

Bueno, al fin, partido liguero ganado en Mestalla. Ya parecía un milagro que esto se produjera.

Hoy la verdad es que el Valencia no ha hecho un mejor partido que en otras ocasiones y sin embargo ha habido acierto de cara al gol y se ha ganado, fácil, 3-0 a un Rayo muy flojito y que huele a segunda alarmantemente. Victoria muy necesaria y que debe servir para atemperar ánimos y afrontar una semana con dos puertos de montaña que para sí quisiera el Tour de Francia. Turín y el Bernabéu, casi nada.

De nuevo Mina, el vilipendiado Mina, ha demostrado que a esto del fútbol sobretodo se juega con corazón y capacidad de sacrificio. Si ya tienes calidad entonces eres la bomba. Dijo Marcelino cuando le marcó dos al Young Boys que Mina siempre jugaba para el equipo y nunca hacia su lucimiento personal. Pocas definiciones le harán mas justicia que esa. Si además de todo el gallego le añade su indiscutible olfato de gol tenemos a un delantero en racha (recordemos que estaba llamado a ser el cuarto de la plantilla) y que debe jugar sí o sí todos los partidos mientras su físico le aguante. A todo esto, mas pronto que tarde deben reaccionar Gameiro (buen gol el suyo e incomprensibles, de nuevo, los pitos a su salida) y Batshuayi si quieren que su presencia en este equipo no sea residual. Mejor acicate que Mina no van a tener ninguno de los dos.

Coquelin, Paulista rayaron a gran altura. Wass y Gayá por bandas cumpliendo bien también. A Guedes le está costando un poco arrancar. Pero quiero reconocer el partido de Rodrigo. No marcó, no, pero lo hizo casi todo bien. Generoso en el esfuerzo, rápido y batallador, regalándole el gol a Gameiro cuando pudo haber pecado de egoísta y haber tratado de marcar él sabiendo que le hace falta como el comer. Pero no, demostró lo magnífico compañero que debe ser. Once futbolistas como el hispano brasileño quisiera yo para mi equipo.

9 goles encajados en 13 partidos. Qué lástima de inicio de temporada en ataque. Aún estamos a tiempo de todo, pero hemos desaprovechado ocasiones de oro para estar un poquito más arriba. Confío en que esto aún puede despegar.

Amunt!


Sergi Calvo

Por fin la crónica de una tarde plácida y de victoria en Mestalla. Ya era hora, había ganas y ya no se podía aplazar más.

Partido cómodo para el Valencia, que aplicó un régimen de presión algo más adelantada de lo habitual para ahogar la salida del balón del Rayo. Pese a las habituales imprecisiones en el último pase y la definición, lastre claro del Valencia esta temporada, el equipo de Marcelino fue el amo y señor del partido, que dominó con comodidad y que, en ningún momento, estuvo en zona de peligro para los Ché.

Tuvo el Valencia, para sacar adelante la tarde, dos elementos que le habían fallado hasta hoy en Liga: en primer lugar una pizca de suerte; crónica muy diferente sería la de hoy si el lanzamiento al poste de Imbula hubiera perforado la portería de Neto. Suerte que faltó en otros partidos pero que hoy, se transmutó en un poste salvador, o mejor dicho, no inductor al umbral de la tragedia. En segundo lugar hoy, por fin, dispuso el Valencia de gol. Gol que acostumbra venir de las botas de delanteros hambrientos y enrachados y eso es algo que, hoy por hoy, define a la perfección al gallego Santi Mina, en pleno romance de vino y rosas con la red rival. Lo necesitaba el Valencia, que continúe.

Otro delantero valencianista busca desesperado recuperar esta vieja historia de amor: Rodrigo; sin embrago hoy el trabajo del hispano-brasilero ha resultado intachable: desde las habituales y necesarias recepciones y apertura a banda a dos asistencias de gol, magníficas asistencias que además, como en el caso del pase de gol a Gameiro, son imagen nítida de un jugador que suma. A Rodrigo el gol le llegará, partidos como el de hoy, no obstante, alcanzan el aprobado con la nota.

Y si hablamos de calificaciones, excelente la lección de pundonor, jerarquía y entrega de Gabriel Paulista, renqueante en el calentamiento y durante la semana, su coraje y eficacia defensiva hoy han sido, seguramente, lo más destacable del encuentro. En la cara opuesta, un Guedes voluntarioso pero que no acaba de encontrar el punto de arranque del motor y un Soler, muy desafortunado hoy en sus acciones con balón pero intachable, como siempre, en trabajo sin él y ayudas. Otro caso aparte es la regularidad del trabajo de Coquelin y competencia a la hora de sujetar el centro del campo valencianista, ante la habitual intrascendencia de su compañero de eje central.

Una victoria que debe venir muy bien para recuperar confianza y coger algo de impulso ante las evidentes dificultades que el calendario depara, ya mismo, al equipo de Marcelino.

El zurrón está todavía medio vacío, hay que buscar todavía muchas más reservas para el invierno que se avecina. Al menos, ya no llueve.

Pd. Mención especial quiero hacer hoy a Neto. No por su habitual competencia y eficacia bajo palos, ya fuera de toda discusión, sino por la preciosa camiseta que hoy lucía el brasilero. La más bonita en años de un guardameta en Mestalla.


Hoeman

El partit ho decanta Santi Mina, el KILLER de l´equip, a qui se la bufa les critiques per no ser estétic o tribunero. Dos gols que dónen sentit al jóc de l´equip, i la tranquilitat per a crèixer i llevarse part de presió. Aquesta vegada, pareix, el descans per seleccions ha anat bé. Perquè també hem pogut entreveure la volta a la millor versió de Rodrigo Moreno, encara que sense gol. S´ha mogut per tot el camp, ha baixat a rebre, ha caigut a bandes, ho ha intentat de totes les formes, ha pressionat e inclús va salvar el baló que suposaria el córner del segon gol de Mina. Encara que hui, per a mi, el dos millors jugadors del València han sigut Gabriel Paulista, expeditiu e infranquejable, i especialment Francis Coquelin, al que tindrem que cridar THE COCK  (la polla en valencià i castellà) si continua amb aquest rendiment. I això que el començament del partit, els primers treinta minuts, no m´han paregut cap meravella; ben cert és que les ocasiones més clares eren dels che, encara que el Rayo gaudia d´una posesió intrascendent, el València tampoc pareixia molt encertat. La qualitat és paga, i un gran passe en llarg de Guedes, pentinada de Rodrigo i posterior chut de Mina van canviar l´encontre. Emperò molesti a algun, segueixo pensant que este València está confeccionat (i pot i déu fer-lo) per a jugar a un ritme més alt que el que proposa Parejo, que hui ha tingut un rendiment gris, sent desapercebut. Molt content per la victòria.


jamacuco

Como una gran bocanada de aire fresco después de estar encerrado minutos que parecen horas en un vagón de metro con la paupérrima frecuencia de paso con la que nos regala la empresa pública Metrovalencia. Así se sitió la afición después del pitido final del partido de ayer. Y gran parte de culpa la tiene Santi Mina. Desde su reaparición tras la lesión le ha dado un aire nuevo al encorsetado ataque valencianista. No es un gran goleador, ni el más técnico, ni el más rápido. Sin embargo su tesón y espíritu de lucha lo hacen a día de hoy un elemento imprescindible dentro del equipo. Esa falta de garra y de ideas que tantas veces ha transmitido el once de Marcelino sobre el césped se ha visto aminorada con el gallego bigoleador de ayer. A este hecho habría que añadir dos jugadores como Coquelin y Paulista, trabajadores y con personalidad, que pueden estar mejor o peor en los partidos pero que jamás se amilanan ante las circunstancias. O Gayà, que sin estar brillante, sigue con su asentamiento como uno de los líderes naturales de esta plantilla.

Ante el Rayo pasó lo natural. Un partido facilón en líneas generales para el VCF que, sólo el transcurso del tiempo y la acumulación de ocasiones, pondrían fácilmente a nuestro favor. A punto estuvo de torcerse este  supuesto guión, como ha ocurrido en otros partidos anteriores, por la falta de acierto cara a puerta y por el aprovechamiento del rival de errores puntuales. Ayer un palo salvó al VCF de ser el primer goleado de la tarde en la única clara ocasión de los vallecanos. Afortunadamente Santi Mina pudo rápidamente acabar con esa sensación de “vulnerabilidad ante las circunstancias” que transmite muchas veces el equipo, y culminó una magnífica jugada del equipo, fusilando al portero para conseguir el primergol.

Aún así, y sobre todo en la segunda parte, y pese a volver a golear por dos veces la puerta madrileña, el equipo no acaba de controlar los partidos. Cosa que ocurría en la pasada temporada, no nos engañemos, y que ya está suficientemente anotado en el Debe del míster Marcelino como una de sus grandes taras. Y con lo de controlar los partidos no me refiero al sobe y posesión del balón. No. Me refiero a controlar los “tempos” del partido, a no dejar opción en la mente del contrincante de que existe posibilidad de pegar bocado al equipo valencianista. Pocos jugadores tienen ese esquema mental en la cabeza, a excepción de Coquelin o Paulista. A la mayoría de jugadores le falta un buen trecho de trabajo mental y de aprendizaje del “otro fútbol”, ese que hace dominar los partidos sin que necesariamente tengas el balón. Y es que mientras eso no pase y el equipo se desenvuelva en muchas fases de los encuentros como Bambi en el jardín del Turia, los aficionados no nos queda otra que sufrir esta falta de consistencia en el juego valencianista y  sufrir en exceso. Marcelino, esto hay que mejorarlo si queremos reverdecer viejos laureles.

Amunt


Ilustración del artículo vía valenciacf.com

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