Sergi Calvo

La valoración resultadista es, sin duda hoy, la más evidente: el Valencia ganó, y, a tenor de lo visto en la segunda parte, sin apuros, a un aseado Mallorca. Tres puntos y algo de bálsamo en estas agitadas fechas de final de verano.

La realidad es que la primera parte de los de Marcelino fue más que preocupante. Muy por debajo del nivel mostrado en la primera jornada frente a la Real Sociedad y apurando, incluso justo al nivel de lo ofrecido en Balaídos. Un ataque inoperante e impreciso, un centro del campo blando y desubicado, exceptuando el siempre voluntarioso y a menudo acertado Coquelin y una defensa que hacía aguas por todos los costados. Mereció incluso el Mallorca irse al descanso con ventaja en el marcador, una ventaja que podría haber complicado muchísimo la calurosa tarde en Mestalla. Sin embargo, Coquelin, el mejor de los valencianistas, sacó, en una jugada de empuje, un valiosísimo penalti que ponía en insólita ventaja a los locales.

La segunda parte tenía muchas bifurcaciones posibles y una probable: la repetición del guión habitual de sufrimiento y pánico ante una ventaja mínima de los de Marcelino. Sin embargo, un pronto penalti nuevamente trasformado por Parejo ponía tierra de por medio (¡Ay, El penalti fallado por Gameiro frente la Real!) y, para agradable sorpresa de los parroquianos de Mestalla, la calma chicha y el dominio cómodo del Valencia hasta el final del partido.

Los problemas de juego siguen ahí, resultado a favor o en contra, pero los tres puntos, a inicio de temporada, son una base para ir cogiendo confianza y estabilidad y no repetir el inicio de curso pasado.

Destacar en lo particular a un Gayá que es ya uno de los mejores laterales izquierdos de Europa, un Coquelín amo y dominador del centro del campo y pura eficiencia y, nuevamente, un Gameiro voluntarioso e inteligente, creador de buena parte del peligro que genera el equipo con desmarques y apertura de espacios. Portería a cero, por fin para un eficiente Cilessen.

Vendrá bien, así que pase el día loco de mañana, cierta calma y rutina a un equipo que no tiene excusa para no carburar y comenzar a mostrar síntomas de altos objetivos.

 

Pd. Aunque por fortuna mi localidad queda en sombra, no olvido la desagradable experiencia de calor el año pasado tanto en Orriols como en La Cerámica. Un horario irresponsable que hace que un partido y una ilusión se convierta, para muchos en una tortura insufrible. No.


 

Jomi Lavarías

Tres puntos que, viendo cómo se desarrolló la primera parte, saben a gloria. Y estamos solo en la tercera jornada y ya con urgencias.

La primera mitad se puede catalogar como infame. Acabó 1-0 de forma milagrosa, porque siendo justos bien pudo terminar con un 0-2 y un incendio montado en Mestalla. De nuevo, como pasó en las dos primeras jornadas, el equipo no entró bien al partido. O mejor dicho, ni entró. Quizás hoy afrontó el partido de la peor manera, apáticos y sin intensidad. Los primeros diez minutos han sido un baile por parte del Mallorca, tocando y tocando y tocando, y los nuestros persiguiendo sombras. El Valencia debe salir, al menos en casa, a morder. A no dejar que el contrario tenga la pelota, a avasallar, a marcar el terreno y no dejar ni que respiren. Pero no, este Valencia no sale de esta manera. El comienzo de temporada está siendo calcado al comienzo de la temporada pasada. A estas alturas llevaremos mas puntos, pero en mi opinión las sensaciones son peores a las de hace un año. Este año no podemos achacar la falta de puntería porque, básicamente, creamos muy pocas ocasiones de gol. A todo esto, muy al final y tras dos palos mallorquinistas, llegó la jugada aislada donde a Coquelin le hacen el penalti que valió el 1-0. Tesoro muy valioso.

Acusó el golpe el Mallorca y la segunda parte fue muy distinta. Mejoró, no era demasiado complicado visto lo visto, el Valencia y el club bermellón se vino abajo. Apenas cruzó el centro del campo en toda la segunda mitad. Otro penalti por manos, también provocado por un incansable y cada vez mas imprescindible Coquelin, que transformó Parejo poniendo el definitivo 2-0. Ahí terminó el partido a falta de media hora. Tranquilidad hasta el final, algo impensable cuando empezó el partido.

Buen partido de Coquelin y Ferran. Cumplidor otra vez Wass, un jugador que es un siete siempre, lo pongas donde lo pongas. Y Guedes, ay Guedes… Caótico y desastroso. No sé si es labor del entrenador o de quien, pero debe centrarse y jugar al fútbol con mas tranquilidad.

El parón nos debería servir para que todos nos calmemos y volvamos pensando solo en fútbol. No es tan complicado.

Amunt.


 

Peris

Tenint, fins i tot, més baló en la primera part i dos pals, el Mallorca de Vicent Moreno va entrar al descans amb un 1-0 en contra. Una arrancada pròpia d’un box-to-box de Coquelin dona amb el francés travat dins de l’àrea. Parejo llança el penal i la comunicació no verbal en la celebració deixa a les clares la necessitat de sumar de tres. I, perquè no dir-ho, calmar el suposat ambient enrarit del club per allò del tancament del mercat. I un altre penal, tornat a marcar per Parejo, fent suar al públic només de calor, no de nerviosisme.

Sembla preocupant el no tindre presència en moltes parts del partit. I si en la tercera jornada la sort dels pals ha sigut favorable, el camí ha de ser tancar les incursions de la zona central i el replegament al voltant de la porteria per a no tindre la dependència de l’encert o no del rival. És evident que el protagonisme del Valencia CF depén de la claredat del cap de Parejo i del desequilibri dels jugadors de fora, hui Guedes i Ferran. I Ferran ha sigut de lo milloret hui. Tant de bo tinga més confiança el MVP de la Euro sub-19 que, a dia de hui, deuria ser un referent en el joc d’atac. És tasca de Marcelino fer el que ha dit en la llarga roda de premsa: traure el màxim rendiment de la plantilla. Siga qui siga i es quede qui es quede.


Lobo

Bien está lo que bien acaba. No es que el VCF haya hecho ni mucho menos un gran partido ante un timorato recién ascendido, pero la victoria final, como casi siempre, tapa lo malo. Y lo malo es que los locales salieron a verlas venir, a dejar correr el tiempo y el calor para ir madurando el partido poco a poco. Nada nuevo en este VCF de Marcelino que tan a menudo desespera a la parroquia. Ante ello los isleños. casi sin proponérselo, se fueron yendo hacia arriba y dominando el partido. Una gran doble o triple ocasión que afortunadamente acabó en el palo y por tanto en nada, pudo cambiar el partido, y de hecho lo hizo porque desde entonces los nuestros parecieron notar un poco el aguijonzado y cambiaron las tornas, yéndose hacia arriba y dominando desde entonces a un inocente rival, que aún así tuvo otro buen disparo que despejó Cillesen al palo abortando la jugada.

Un penalty al final de la primera, más por empuje de un gran Coquelin que por calidad de la jugada, decantó el resultado. La segunda fue otra historia. El VCF dominó sin contestación y solo se dejó contragolpear tímidamente, faena que los de atrás solventaron bastante bien. Y otro penalty con los mismo protagnistas dio el segundo gol y la distancia de seguridad que tantas veces no se consigue. De todas formas es desesperante ver al VCF incapaz de terminar jugadas, de dar 3 pases seguidos, de hacer una apertura sin liarse. El equipo contraatacon con pasamosa facilidad y la caga con aún más sorprendente facilidad. Claro que con Rodrigo muy despistado, y con razón, Guedes muy espeso, vete a saber porqué, y unas alas que casi nunca aciertan, es difícil que las cosas salgan mejor. En fin, victoria con doblete de Parejo de penalty, que hay que meterlos, y poco más. Al menos pasaremos el parón con tranquilidad, que ya es.


 

jamacuco

Victoria. Sí. La primera de la temporada. Esta vez tocó cara en el típico partido que nos tiene acostumbrado el marcelinato que tanto alaba el entorno mediático.

Victoria. Sí. Pero de fútbol, poco poquito. Ni en la primera parte, con cuenta gotas en la segunda, ni en el tercer tiempo en que se han convertido las ruedas de prensa de Marcelino, predicando cual aburrido charlatán de madrugada televisiva ante las previsibles y repetitivas preguntas de la prensa. Así se las ponían a Fernando VII debería ser cambiado por un Así se las ponían a Marcelino García Toral en las ruedas de prensa…

Victoria. Sí. Pero una vez más el planteamiento (si lo hay) del asturiano se diluyó desde el minuto 1 del encuentro. El VCF salió derretido al campo, y no por el calor, sino porque parecían plastelina cuarteada ante un recién ascendido como el Mallorca. En pocos minutos, los baleares pudieron adelantarse en el marcador en dos ocasiones, cosa que Cillessen, los palos, y la escasa calidad en el remate bermellón, impidió. Pero ni con esos avisos el VCF reaccionó, mostrándonos las habituales carencias en cuanto a control del partido (lo de la posesión ya está olvidado, sea quien sea el rival) y de ideas creativas. Tan solo un tiro lejano del capitán Parejo intentó intimidar al portero rival. Cuando todo parecía que nos íbamos al descanso tan cual habíamos empezado, una entrada al área con brío y coraje de Coquelin provocó un penalti que afortudamente transformó el de Coslada y que hipermaquilló el horripilante espectáculo futbolístico perpetrado en Mestalla por los locales.

La segunda parte comenzó con más empuje valencianista con un buen tiro de Ferran y varias jugadas que llevaron peligro a los alrededores del meta mallorquín. Otro penalti a los 10 minutos casi dejaba sentenciado el partido. Los visitantes parecieron bajar un poco los brazos y el VCF parecía sacar oficio contemporizando el juego. Tan solo la salida en el último tramo del partido de Cheryshev y Kang In volvió a insuflar cierta alegría y mordiente al ataque valencianista, que ya parecía bastante mortecino y mucho más ante el sofocante calor de la tarde.

Lo mejor: la victoria, la consistencia física y emocional de Gayà, el saber estar de Coquelin, la ilusión que transmite Kang In con su juego. Cillessen estuvo cuando se le necesitó, como Wass, y Ferran hizo un partido aceptable, aunque sigo pensando que rendiría mejor tirando más hacia el centro pues aprovecharía mejor su buen chut y las combinaciones en transición. Pero claro, aquí topamos con el sacrosanto 4-4-2 del marcelinato.

Lo peor: el juego del VCF, inexistente en la primera parte y flojo en la segunda; la falta de conexión en el juego por bandas, cuando le llega a un jugador (el que sea) no suele tener apoyos para salir jugando, mostrando la pobreza táctica del planteamiento; y las ruedas de prensa del entrenador/prensa.

Amunt Valencia!!


 

 

Ilustración del artículo vía www.valenciacf.es

 

 

 

 

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