Peris

La imatge èpica del partit pot ser la de Gayà sent atés en acabar el partit per l’intens i inmens esforç final. Semblava dibuixar-se altra nit per al record. Però la inclemència dels valencianistes cara a porteria, fallant les més clares, penal inclòs, va desfer l’esborrany del dibuix esperat. Es van marcar les més inesperades i complicades, amb el gol de retruc de cames de Soler i el de Wass, a imatge i semblança de Goikoetxea en el Mundial d’USA 94. El danés va encendre l’espurna a Mestalla que, per moments, va somiar amb celebracions conjuntes amb els jugadors. Només va faltar encert, amb tot l’eufemisme que pot contindre eixe ‘només’. Amb un poc més de control al centre del camp, probablement recuperable conforme es buide l’infermeria, es podrà armar un equip del que sentir-se orgullós que no siga un cara o creu. Amsterdam, glòria o mort esportiva i econòmica.


 

Sergi Calvo

Es Champions, no lo olvidemos.

Y el Valencia era bombo 3, en un grupo “de la muerte” y pese a todo llega a la última jornada con posibilidades (remotas) de clasificación y dependiendo de sí mismo.

Pese a todo, es inevitable la sensación de haber perdido un tren directo a octavos de final. Queda el consuelo de mantener aún un billete para el último tren aunque, distorsionados tal vez por el optimismo inmediato, objetivamente, la complicación es mucha.

El Chelsea se mostró como un equipo con claro desequilibrio en sus niveles: un ataque muy peligroso y netamente superior, con un William formidable, aunque, parece que algo carente de gol definitivo y, sin embargo una defensa algo endeble y fácilmente desbordable.

Y el Valencia, que mostró sus debilidades en un centro del campo más que endeble, sufría cada vez (y fueron muchas) que el Chelsea merodeaba el área de Cilsessen, pero levantaba al público de Mestalla en cada aproximación al área de los londinenses. Con estos preceptos, el partido fue de toma y daca y el resultado apuntaba a favorable para el equipo que tuviera más acierto (pues oportunidades habrían de acontecer) sobre el arco rival.

Y ahí es dónde al Valencia se le escapó el billete a octavos. Generó y tuvo más que claras oportunidades de gol que hoy, de manera escandalosa fueron desaprovechadas por los locales. Una lástima.

Es lo que le faltó hoy al Valencia para ser un equipo Champions: Gol.

Finalmente una vibrante noche europea en Mestalla que no deja el triunfo soñado pero… es Champions… queda un pequeño hilo de esperanza y el recuerdo de lo vivido. Al menos, hemos disfrutado de buenas noches en la máxima competición europea esta temporada: quedará la victoria en Londres, el empate de hoy y la desbordante media hora final contra el Lille… Ojalá quede una bala más para una noche inolvidable en el Amsterdam Arena.

A destacar el esfuerzo físico colectivo (que sin duda va a pasar factura este fin de semana) y (lo habitual cuando un delantero tiene una noche aciaga) el infortunio de Rodrigo Moreno. Mención aparte merece la estadística de Parejo en estas dos últimas ediciones de Champions: Rojas, penalties cometidos y penalties fallados que, quién sabe lo que pueden haber costado y costar en el inmediato futuro.

Da la sensación que con el reposo vendrá el pesimismo pero, aún así, cabe destacar el esfuerzo de unos jugadores que hoy lo dieron todo y que han demostrado que este equipo unido y entregado, puede hacer cosas importantes.

Queda un tren.


 

Jomi Lavarías

¿Objetivamente el Valencia ha merecido ganar esta tarde-noche al Chelsea? Sí, sin duda.

¿Objetivamente el Valencia, durante los primeros 60 minutos no ha hecho un buen partido, pese a las ocasiones marradas? Si, sin duda.

Y es que, pese a dos ocasiones clarísimas falladas por Maxi y el gol de Soler (hasta costó meterla dentro con todo a favor dentro del área pequeña) para mí el Valencia no estaba haciendo buen partido. Absolutamente fallón, impreciso y sin control del partido. No es que los ingleses estuvieran bordando el fútbol, ni mucho menos, pero sí se les veía con un ritmo distinto, con más velocidad, ofreciéndose siempre y tirando desmarques. Detrás es un equipo vulnerable, aunque no tanto como nosotros, que somos una verdadera lágrima defendiendo. Y acabó la primera mitad 1-1, habiendo marcado nosotros en el 40 y casi milagrosamente, en esos cinco minutos no nos han remontado.

La segunda mitad se inició de la misma manera. Nosotros como adormilados, jugando a cámara lenta. Y el segundo gol de ellos sí despertó al Valencia. Los jugadores se sintieron heridos en el amor propio y a partir de ahí el equipo metió una marcha más y por momentos avasalló al Chelsea, arriesgando y dejando huecos atrás, pero había que hacerlo.

Ocasiones falladas por un desesperante Rodrigo, la última casi indigna, porque ni en infantiles veréis a un futbolista atacar el balón como lo hizo Rodrigo, que sólo tenía que empujarla. Encima ni de penalti, el segundo fallado por Parejo en esta Champions. Así no se puede ir a ningún lado.

Al final, te vas a casa roto, hundido, porque lo has tenido ahí y cómo viene siendo habitual en los últimos años en Europa, no eres capaz de dar el paso adelante que te sitúe entre los mejores.

Ahora queda ganar en Amsterdam. Muy difícil, demasiado se me antoja.

Amunt!


 

Lobo

Lo siento, pero voy a decir lo que pienso. Ni estoy especialmente orgulloso ni compro lo de la mala suerte. El equipo ha luchado y lo ha intentado hasta el final, sí señor. Es lo que toca, y por ello estoy absolutamente conforme, ni una pega por ahí. Pero lo de la mala suerte es una estupidez, señores. De hecho hemos tenido hasta buena suerte con ese súperchurro de Wass que metió de nuevo en el partido tanto al equipo como a la grada, dormida en esos momentos. Porque lo de fallar un gol hecho tras otro no es mala suerte, no, es porque nos empeñamos en mantener a un delantero sin gol, que no ha tenido ni tendrá jamás gol, y al que solo se le puede defender ‘por lo que trabaja y lo que corre’. Pues muy bien, cuando tengas que ir al médico de pago elige a un médico muy, muy trabajador y ‘mu honrao’ al que se le mueren todos los pacientes. No me jodas. Bien es verdad que tampoco Maxi ni Gameiro ha estado especialmente acertados, pero lo de Rodrigo es la historia de nunca acabar, 5 años ya fallando todo lo fallable. Con razón al pobre Gayá, que ha hecho un partidazo, le ha dado un desmayo tras ponerle ese balón de oro y que el inútil no sepa ni poner el puto pie para amortiguarlo a puerta vacía y que vaya dentro Ya está bien che.

La primera parte fue presión y acercamientos constantes de los ingleses, ante el partido contemplativo y bastante especulativo de los nuestros. Solo cuando Parejo decidió ejercer al fin el rol de lanzador (lo hizo un par de veces más, aleluya) metió un balón rápido a la carrera de Rodrigo que a su vez centró para que Soler lo enchufara no sabe ni cómo. Pero al saco. Y a continuación, no sea que nos alegremos demasiado, empate rival en otra empanada. En la segunda el Valencia salió con más intención pero la habitual ingenuidad suprema. Entre eso y la falta de calidad general para, incluso, abortar ellos mismos sus propios contraataques, el penalty fallado por Parejo, otro, y la nulidad cara el gol de unos delanteros a los que les costaría brillar en 2ª B, estamos como estamos. Es lamentable la falta de pegada. Si no ganas a este Chelsea hoy no les vas a ganar nunca. Y es algo que puede que hayamos pensado ya mil veces con otros tantos equipos en las últimas UCL. Como ha dicho Lampard los goles hay que meterlos, y nuestros delanteros, hoy Maxi y Rodrigo siempre, no le marcan ni al arco iris.

En fin, seguramente estoy siendo demasiado duro porque, sí, el equipo lo intentó y dio lo que tiene, que visto lo visto no es mucho. Pero es que ni estoy orgulloso ni contento ni leches, estoy jodido, harto de siempre lo mismo. Y ahora a jugársela en Amsterdam. Y gracias, claro.


 

 

 

La fotografía que ilustra el artículo es propiedad de www.valenciacf.com

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