Un detalle que en otras circunstancias me hubiera parecido irrelevante, en el partido contra el Eibar me pareció clave: en un momento de la primera parte sacaron la posesión de balón de ambos equipos y el Valencia copaba el 75%. No es baladí sino al contrario, muy importante, ya que si algo se le puede achacar al Valencia esta temporada es su mala gestión del juego en fase de elaboración (no transicional), algo de lo que sin duda Nuno es consciente, y parece que por fin ha dado con la tecla, o cuando menos da pasos agigantados hacia ello. Para ello, podemos afirmar que sacrifica posibles ocasiones del ariete en beneficio del colectivo y en especial de la llegada de ocasiones de gol desde segunda línea. En el partido contra el Eibar se pudo apreciar en bastantes tramos de la primera mitad sobre todo, como el técnico che renunciaba literalmente a la presencia del delantero clásico para confeccionar una caterva de posibles llegadores de, podríamos llamarlo así, segunda línea: Gomes, Parejo, De Paul, Feghouli,… y Alcácer. Todos ellos ejerciendo de mediapuntas, aunque eso sí, en parte escalonados. Con ello trata de multiplicar las opciones de ocasiones de gol (¡no importa quién marca, sino qué ocurre!) y causar dudas en los defensores rivales, además de ampliar las opciones de mantener la pelota con intención de hacer daño (lo que diferencia a este equipo del Valencia de las temporadas anteriores, que quería la posesión para hacer pasar los minutos, o lo que es lo mismo: hacía uso de la posesión estéril). Me gustaría destacar en especial el rol de Paco Alcácer, al que le toca hacer un trabajo que no se reconoce, pero que resulta de valor incalculable en la propuesta de Nuno; y además supone un gran sacrificio personal, ya que al jugar el equipo de esta forma ya no puede hacer tantas veces sus desmarques cumlaude en la Universidad Torpedo Müller. Como el tío es técnicamente superlativo, y de coco mejor todavía, su kluivertización hace que sus compañeros salgan claramente beneficiados. La dejada a Gayà que se resuelve con el centro de éste y gol de Otamendi es una acción que pasará desapercibida pero a mí particularmente me parece de genio, de tocado por la varita. El otro jugador clave es Parejo, que ya no es sólo el sostén de la transición ataque-defensa y viceversa, sino que asume los galones de comandante de operaciones (juega como el jugador más cercano al área propia en este quinteto de mediapuntas) y actúa como ancla, líder, cerebro, pulmón y percutidor más letal de la línea. El gol es una muestra de a lo que me refiero. Obviamente éste es sólo uno de los detalles tácticos, ya que si algo caracteriza a este Valencia, es que es más mutante que nunca, y más robusto en el encaje de las mutaciones que nunca también. Las posibles mutaciones a priori delétereas se ven compensadas por el resto del genoma Valencia, mientras las beneficiosas ejercen su efecto de manera considerable. En esta variante también resulta muy importante el papel de De Paul (¡por fin lo pudimos ver más de 60 minutos partiendo desde izquierda!), que con su tendencia interior y sus habilidades de mediapunta facilita tanto el juego asociativo como la posible acción individual ó individual-colectiva (basada en las capacidades técnicas de determinados futbolistas); y a su vez crea un escenario favorable para el lucimiento de Gayà en ataque, ya que muchas veces se queda con toda la banda para él (excepto cuando Gomes, o en menor medida Parejo, cayeron para socorrerle y volver loco al Eibar) llegando sobre todo al espacio, una forma sencilla de combinar el juego al pie y al espacio que a mi juicio tanto bien hace cuando se mezcla. Así podemos decir que el Valencia ofensivo es asimétrico (¡e incluso hemos visto a De Paul prácticamente en banda derecha!) ya que Feghouli no ejerce tanto como mediapunta a lo De Paul, más bien como pseudomediapunta, es decir, tiene tendencia interior pero cercana a su banda, y me parece excelente, debido a que es una manera de no perder la excelente asociación que forma con Barragán. ¡Y qué cojones, la asimetría mola cuando tienes a un portento como Gayà en el lado débil!
No obstante, pese a todo lo dicho, no es Nuno un entrenador que se deje deslumbrar por la posesión ni los ataques en estático; a él lo que le gusta es la presión adelantada y propiciar el robo y consiguiente transición. Para ello parte de un a priori 1-4-3-3 (aunque para mí es más bien un 1-4-1-4-1 la partida) que no tarda en convertirse en un clásico 1-4-4-2 real, y es que generalmente uno de los interiores por el centro, que suele ser Parejo, sale a presionar, ocupando Fuego el sitio de éste. Otras veces (menos) no son ni Parejo ni Gomes los que salen a presionar fuera de sitio, sino el interior de banda. Al adoptar esta transformación lo que pretende Nuno es conseguir más efectivos adelantados, y obvio, presionar más adelante con el objetivo de una vez se intercepte la pelota ofrecer al equipo más posibilidades y apoyos para la llegada a gol. Asimismo facilita la conjunción y coordinación de líneas -dos líneas claras, más fácil conseguir la distancia adecuada- (semejante a la forma de defender de Marcelino García Toral); aunque hay un gran PERO encarnado en la figura de Alves, por su negativa a salir del área y favorecer el dominio táctico del equipo. Ello promueve muchas veces: a) una distancia brutal entre línea defensiva y portero que puede aprovechar el rival en un balón largo (ej: gol de Messi en el Camp Nou); o b) la distancia innecesaria entre línea del centro del campo y defensiva favoreciendo que los balones intercalados sean más fáciles de controlar por algún adversario rival, y de nuevo posibilitando su ataque.
La kluivertización de Alcácer. Cómo mola el concepto. Desde mi sitio en Mestalla, la forma de ‘pinchar’ el balón y esperar el momento justo para dársela a Gayà en el primer gol fue increíble.
Es que son detalles de crack que sin embargo para muchos pasan desapercibidos. Y no.