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¿Quién es más grande?

John Cazale fue uno de los mejores actores de su tiempo (¿y de todos los tiempos?) hasta que el puto cáncer se lo llevó por delante prematuramente (concatenaba los cigarrillos de tabaco). Desconocido para la mayoría de la población, su filmografía es breve pero soberbia en términos de calidad de actuación y calidad del largometraje. El Padrino, La Conversación, El Padrino II, Tarde de perros y El Cazador. Para los que todavía no hayáis googleado su nombre es el Fredo de la mítica trilogía sobre la mafia de Francis Ford Coppola. Una de las principales virtudes como actor era cómo enseñaba al espectador las sombras (¡tinieblas!) en sus personajes. No temía el vértigo provocado por el abismo de la sombría profundidad de la mente humana y se mimetizaba con el personaje que elegía interpretar. En la gran pantalla siempre hizo de personajes obscuros, pusilánimes, secundarios,… pero sus actuaciones eran tan prodigiosas que se lucía él y hacía lucirse aún más a los de su alrededor, obligaba a los compañeros de rodaje a dar el máximo para no verse eclipsados por su penetrante magnetismo y soberbio hacer.

Javi Fuego se mira cada mañana en el espejo y ve reflejada la silueta de Cazale: sabe que nunca le llegará el reconocimiento y la admiración con la misma facilidad que a otros compañeros, pero le da igual. Le da igual porque cada día se esfuerza al máximo en su profesión: hace todo lo posible para ofrecer un rendimiento individual, y por añadidura colectivo, máximo. Disfruta con su labor obscura, visualmente ingrata, ejerciendo de escoba que permite a otros brillar. Pero brilla como pocos en lo suyo. Aunque no es de la «terreta», lo que mediáticamente penaliza. Fuego es un jugador que obliga a competir al resto si tienen un mínimo de ambición y decencia, tanto si ocupan la misma demarcación como si no. Porque ante tamaño esfuerzo, ante tan elevada sapiencia, es complicado no tomar ejemplo e incluso intentar superarlo. Su trayectoria en el fútbol de élite no hacen más que constatar lo que ha tenido que currar para llegar hasta aquí. Como una hormiguita, sin desfallecer, manteniendo la ética y el respeto por su profesión (algo de lo que muchos deberían tomar nota). Hace varios lustros fue la gran promesa del Sporting (seguro que muchos sportinguistas recuerdan sus trallazos desde treinta metros; desde entonces Fuego ha evolucionado en sus cometidos y cualidades). Con dolor en su corazón, pero pensando en su carrera deportiva, tuvo que emigrar cuando era indiscutible. En el Levante tampoco tuvo suerte. Siendo pieza clave del Recreativo se marchó. En el Rayo (de Paco Jémez) lo adoran. En Valencia, pese a las dudas de muchos aficionados y profesionales del fútbol, ha demostrado que tiene el nivel y el compromiso. Es vox populi una anécdota con Nuno y Fuego como protagonistas: a su llegada el técnico luso puso a Fuego en la lista de transferibles, tras dos entrenamientos cambió de opinión y le declaró intocable. Si observarle sobre el campo es lección y delicia al mismo tiempo, no lo es menos escucharle sobre fútbol. Dice:

«Hay jugadores con talento natural, pero yo quizá carezca de ese talento tan vistoso para el público, aunque de joven tenían más calidad. Lo que más me ha ayudado es tener una familia muy humilde que me ha dado los consejos necesarios. Después de bastantes decepciones, el trabajo me ha dado la recompensa.» (1)

«En mis inicios era un mediocentro con llegada, pero el fútbol te va ubicando. Sandoval me probó como pivote defensivo y mis cualidades físicas y tácticas se adaptan más. Es un puesto en que no debes ni comprometerte ni intentar acciones vistosas, sino jugar rápido, estar bien colocado, tener salida de balón fluida, ayudar a los centrales… Es un puesto que, al día siguiente, cuanto menos se hable en la prensa de ti, mejor: será porque el equipo ha jugado bien. Que copen Alcácer y Rodrigo todas las portadas. Cuando un equipo ataca, el público mira a ese ataque mientras yo disfruto fijándome dónde están los delanteros contrarios para evitar una contra.» (1)

«Yo pensaba que, con la potencia de la juventud, me iría mejor. Pero mis mejores años han sido a partir de los 28. No es una casualidad. Nunca se llega a dominar el oficio porque cada jugada es distinta, pero sí piensas mejor, más rápido y tomas la decisión adecuada.» (1)

«Pienso que todo lo que vives a lo largo de tu carrera deportiva te marca. En mi caso me ha tocado vivir varias situaciones complicadas a nivel económico en diferentes clubes y lo que me han enseñado todas estas situaciones es a disfrutar de cada entrenamiento y cada partido que disputo. Le doy mucha más importancia al tema deportivo y mucho más ahora que afortunadamente estoy en un gran club, serio en los pagos y que me permite pensar solamente en lo que me hace disfrutar realmente, el fútbol.» (2)

«Físicamente me encuentro muy bien y los años me han dado experiencia para ir mejorando mis defectos e ir potenciando mis virtudes. La calidad del equipo siempre influye en un porcentaje muy alto ya que no nos podemos olvidar que estamos ante un deporte colectivo.» (2)

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Por mucho contraste en focos, talento o sueldo, ¡de aquí no pasas!

Los necios, los ignorantes, los interesados, los estúpidos, etc. seguirán ninguneándolo, pero mientras Fuego siga viendo el reflejo de Cazale cada vez que aviste el espejo, podremos dormir tranquilos.

ACOTACIÓN: Las declaraciones precedidas con (1) están sacadas de El País (con fecha 03-Octubre-2014) y con (2) de Rondo Blaugrana (con fecha 29-Noviembre-2014) [Las negritas son mías].

Fotos: http://www.movpins.com (Pinterest), http://www.zimbio.com (Denis Doyle/Getty Images Europe)

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