“Allí estaban los hombres que se pasaban entre cuatro paredes las ocho mejores horas del día, todos los días, mientras en esas ocho horas, en los cafés, en los frontones, en los mercados, se producían encuentros memorables, mujeres forasteras bajaban de los trenes, y en verano, estaba el río, y en invierno, la montaña cubierta de nieve. Allí estaban los hombres que nunca veían nada y a los que había que contárselo todo, que tenían que pedir permiso hasta para ir a casa a ver morir a su padre o parir a su mujer. Y que por las tardes salían de entre aquellas cuatro paredes con un puñado de monedas seguras para fin de mes y una pizca de las cenizas de aquella jornada.” (La paga del sábado, Beppe Fenoglio)

Probablemente andemos errados y nuestra concepción de trabajo sea equivocada; al fin y al cabo, perder el tiempo por un sueldo puede considerarse tan indigno (y necesario) como vender el alma o la dignidad. Los jugadores de fútbol de élite son trabajadores especiales debido a que apenas están obligados a hacerlo unas pocas horas a la semana, y a cambio reciben emolumentos desorbitados y halagos (y críticas) por doquier. La contraprestación es la fama, que los aleja de la normalidad; les impide realizar acciones cotidianas sin ser molestados, empero tienen las puertas abiertas de par en par para convertir en realidad (casi) cualquier deseo que se les ocurra (los buitres abundan a su alrededor).

Ruben Vezo llegó de Portugal siendo un completo desconocido (aunque era internacional en categorías inferiores de Portugal, reconociendo que el nivel medio de Portugal difiere en mucho del de España), por lo que los periolistos se encargaron de suscitar una polémica artificial (¿dónde está ahora el supuesto crack e hijo de Tendillo?), y a un precio modesto. Sin alzar la voz, trabajador silencioso pero constante, a pesar de las injusticias cometidas por sus diferentes técnicos, cuando le ha tocado jugar siempre ha respondido con rendimiento, y lo que ilusiona más, ha dado muestras de un potencial que pueden hacer que su techo sea muy alto. Ha cometido errores, como todos, los más evidentes achacables a su juventud e inexperiencia; pero si por alguna cosa ha sorprendido, es por su madurez e inteligencia táctica, algo muy complicado de entrenar. Desde el defenestrado Víctor Ruiz no ha habido jugador che con esa capacidad de anticipación. Y si Víctor no triunfó fue por su endeblez mental, nada que ver con condiciones físico-tácticas. A diferencia del actual jugador del Villarreal, Ruben sorprende por su fortaleza mental, ni un atisbo de titubeo psicológico, además de un aplomo que ya quisieran para sí muchos veteranos. Se le puede reprochar que su físico no parece lo suficiente para ejercer de central, pero ejemplos hay de jugadores excelentes con un físico a priori no del todo adecuado, sin ir más lejos Roberto Fabián Ayala, o su compatriota Ricardo Carvalho. Y si retrocedemos más en el tiempo, el gran Franco Baresi. También existen casos de lo contrario, prometedores centrales que no pudieron triunfar principalmente por defectos físicos, aparece en mi mente el nombre de David Rochela, o que tuvieron que reconvertirse al lateral como Gregory van der Wiel. Y lo cierto es que en los pocos encuentros que tuvimos la ocasión de ver a Vezo como lateral derecho, su rendimiento fue notable si no sobresaliente, hasta el punto que pareció una versión portuguesa de Branislav Ivanovic, futbolista serbio que juega indistintamente de central o lateral derecho, y casi siempre a gran nivel. Fue un torbellino ofensivo y un seguro defensivo, estuvo muy por encima del nivel ofrecido por Barragán y Cancelo, pero el actual técnico che Pako Ayestarán le mandó de forma injustificada a la grada. Pese a ello, el luso no ha bajado los brazos y sigue dispuesto a ganarse el sitio en el once titular, a base de trabajo y profesionalidad, como demuestra lo fino y en forma que ha llegado a la pretemporada. Sería un craso error venderlo o no corresponder a su esfuerzo (y rendimiento) como merece. Pero en este Valencia funciona lo de cría fama y échate a dormir…

 

Foto: Calabuig/Superdeporte

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