Sergi Calvo
Cuando todo sale mal, todo sale mal. No es la primera vez ni será la última, tampoco es la peor aunque es verdad que hasta que acabe, no se puede hacer con tranquilidad tal afirmación.
Es una constante: todo sale mal. Jugadores fantásticos están a un nivel de Regional, magníficas ideas y estrategias se convierten en errores monumentales y para colmo, discretos jugadores rivales, se convierten en gigantes de talla mundial.
¿Por qué pasa ésto? Pues es un reduccionismo hablar de una única causa, porque nunca la hay. Muchas variables confluyen para crear esta situación. Algunos, con sus intereses individuales buscan centrar esas variables en aquello que confirme su discurso. Es común que aquellos suelan además ver enemigos e incluso hacer mofa al resto de personas que tienen opiniones divergentes. Es común. Triste. Común.
Y… ¿Cómo se sale?. Hay quien opta por el golpe encima de la mesa, por la quema total o por la crema balsámica. Fiarlo todo a la suerte o al paso del tiempo sanador o tomar medidas drásticas e irreversibles. Lamentablemente no hay una receta mágica… a veces hay que tomar una dirección, a veces hay que tomar otra y los resultados no siempre son coherentes con la lógica.
Es fútbol. La parte más triste del fútbol para el aficionado de su equipo. La parte que pone al límite la ilusión y la sonrisa. La parte que hace que cuando sale el Sol y todo va bien, sea todavía más grande.
Toca sufrirlo, toca pasarlo y que, por favor, de una manera u otra, con una decisión o lo contrario, sea lo más leve posible.
No hay otra.
Hoy, como siempre: AMUNT!.
Pd. Tampoco ésto es tan importante, créanme.
Lobo
Al Valencia ya solo le falta pillar el coronavirus. Tal es el estado mental y físico del equipo. Es cierto que tantas bajas no auguraban ni mucho menos una victoria en Donosti, pero una cosa es perder y otra dejarse machacar con mansedumbre, con una permisividad tan obvia, sin luchar, sin quejarse, sin revolverse, sin una pizca de rabia. La Real nos ganó sin aparente esfuerzo, casi sin querer, sin competir, tanto que incluso hay que agradecerles que no se esforzaran en hacer sangre, porque de habérselo propuesto, solo con tirar un poco más, nos meten seis. El equipo sigue endeble a más no poder en defensa, absolutamente rebasado en el medio campo tengan a quienes tengan enfrente, y con una ingenuidad incomprensible y total desacierto en ataque. También es verdad que no les sale nada de nada, y que a los rivales, a todos, parece salirles absolutamente todo. Pero eso no explica que de pronto no sepan pasarse el balón o no den ni una patada ni media, que no se enteren de nada y ni les duela.
Celades ya está en la picota. Lo entiendo, es normal, la ley del fútbol. Y su situación se hará insostenible si no se endereza el rumbo. Pero salvo por que su estilo parece opuesto al del anterior entrenador para el que se hizo la plantilla, no creo que tenga especial culpa de este sindiós. De hecho consiguió tranquilizar el ambiente y hacer funcionar al equipo durante un tiempo, un mérito que deberíamos reconocerle. Pero entre las muchísimas bajas y que al tío Lim no le dio la gana reforzar al equipo en diciembre, como era evidente que había que hacer, los palos del sombrajo se le están cayendo sin remedio. Yo lo mantendría hasta final de temporada al menos, la verdad, aunque también le pediría que intente hacer al equipo más peleón y defensivo. Tenemos cierto colchón para dar tiempo al tiempo y no tengo ninguna esperanza de que venga alguien mejor ahora mismo. Espero no ver a Voro de nuevo en el banquillo. Así que, salvo debacle absoluta, mejor seguir apostando por lo que tenemos en vez de jugársela.
En fin, complicado se pone el tema. La mala racha se eterniza y nos vamos hundiendo. Eso sí, yo me limpiaba de una vez a ciertas vacas sagradas y algunos jugadores desastrosos que parecen haber abandonado el barco, y a jugar los chavales como hoy Guillamón, que peor no lo va a hacer y de paso van creciendo.
jamacuco
No considero a Celades un mal entrenador, a pesar de su corta experiencia. De igual manera, tampoco lo pienso de una mayoría de jugadores de la plantilla del VCF por mucho que me lo pongan difícil después de ver sus penosas actuaciones del último mes. Pero la realidad es que el equipo no funciona. Y ya no es que no funcione, es que se empiezan a detectar síntomas de impotencia, de pasividad, de búsqueda de paliativos ante lo inevitable.
A pesar de que el entrenador andorrano no tuvo una cálida acogida por buena parte del cariñoso entorno valencianista, tan amigo de sus amigos, Celades pudo entonar al equipo rápidamente. Practicando un juego a contraestilo táctico lejano al tradicional que le da éxitos al VCF, supo adoptar con un tono bajo, que algunos criticaron con mucha falta de educación, un estilo adaptado a los mimbres que tenía y una conexión con el núcleo duro del vestuario, mimado durante años por ese entorno tan cariñoso con los suyos. Y todo esto no es poca cosa.
Sin embargo, y con la plaga de lesiones de todo tipo que sufrimos, el equipo finalmente se está cayendo. Ha tomado la irregularidad extrema como principal característica. Es capaz de armar partidos eléctricos, sobre todo en casa, con creatividad y velocidad, con cierto amor propio. Pero fuera de casa el grupo no funciona: falta intensidad, garra, agresividad en defensa y en ataque (ahí los jugadores tendrían que dar algo más, y no salgan de rositas en los análisis). Lo de hoy ante la Real Sociedad es una más. Somos como un bebé, incapaz de dar una dentellada al rival, de gruñir, de morder, de hacer sangre… El equipo es una sombra de lo que podría ser.
Sinceramente le deseo lo mejor a Celades, pero creo que este no es su equipo, ni su juego es el camino a seguir. Ni nuestra idiosincrasia ni nuestros jugadores se acoplan a su filosofía de fútbol. Y sus esfuerzos por adaptación, insuficientes y vanos. Quizás necesita evolución, reflexión, análisis… pero el VCF no está para eso. Este mal, que tantas veces se viene repitiendo en los últimos 15 años (no sólo en la época Meriton) es algo a solucionar. La gran inversión que tiene que hacer siempre el VCF es el entrenador, antes que los jugadores. Por ahora el equipo parece una vuelta a los años 90 con la irregularidad por bandera, combinando las debacles con las grandes actuaciones. ¿Nos puede dar para Champions? Sí, es posible, dependiendo de los demás. Pero eso no es lo que quiere el valencianismo, que no es otra cosa que competir. Competir siempre.
Meriton es lo que hay. No os desgastéis si no tenéis 300M gastaderos. Y si no lo habéis asumido, peor para vosotros. Podemos exigirles, aplaudirles o recriminarles aquello que nos guste o disguste, de la forma más inteligente posible. Podemos patalear de rabia. O podemos extender bilis de frustración por todo el entorno. Pero la solución pasa por la presión inteligente, la presión con mano abierta. La presión constructiva. La otra no nos lleva a ninguna parte, excepto a un callejón sin salida. A no ser que vayáis sobrados de «cash»…
Amunt!!
Jomi Lavarías
Cuesta abajo y sin frenos. Así transcurre la temporada del Valencia. Fuera de casa se está echando por tierra todo el año. No sé cuanto tiempo llevamos sin perder en Mestalla (empates unos cuantos) pero no sirve de nada ese dato si fuera de casa haces el ridículo día sí y al otro también.
Y lo de hoy no debe sorprender a nadie. Las bajas, toda tu defensa y delantera titular fuera, lastran, claro que sí, pero ni mucho menos es excusa para ofrecer una imagen tan paupérrima como la que viene ofreciendo el Valencia desde el día de Zorrilla. Y ya ha llovido desde entonces.
Celades, máximo responsable de este desaguisado en el verde. Recalco, para los susceptibles, en el verde. Fuera del verde ya sabemos quién o quienes son los máximos culpables, no hay duda. El entrenador no muestra alternativas, no ofrece soluciones ni antes ni durante los partidos. Reconozco que vi ciertos brotes verdes a su llegada e incluso con un buen número de partidos disputados. Pero ahora mismo es un incapaz.
Buena parte le corresponde también a los jugadores, por supuesto. Ya nadie habla del máximo compromiso que tenían con este club cuando se ganaban partidos. Eran lo único salvable de este club, decían. Esos mismos que en más de una ocasión han reconocido públicamente que han jugado sin actitud ni intensidad. Y se les aplaudía su sinceridad. El compromiso, decían.
Mirad, hoy hay dos jugadas, entre otras muchas, que los retratan vilmente. En una, atacando, casi en la línea de fondo con Soler teniendo ganada la posición le roban la pelota por falta de huevos. A renglón seguido, Diakhaby le pasa una pelota en defensa a Kondogbia y este se deja robar la pelota por detrás, porque no hubo Dios que le avisara que tenía un contrario detrás. El compromiso. Por no hablar de Parejo (vaya partiditos, majo), Gameirorsay, el ya mentado Diakhaby (¿qué cojones le pasa?), Mangala, Wass… y así hasta todos los que han jugado. El compromiso decían, lo único salvable del club, a muerte con esta plantilla porque lo demuestra partido a partido. Decían.
Solo salvo a Hugo Guillamón que bastante ha hecho con aguantar el tipo dignamente.
En fin, el Betis puede suponer un clavo mas en el ataúd de Celades, al que no sé por qué, ya se le han empezado a tomar medidas.
Amunt.
Puta lagrima y maldito sea. Toda la razón.
Aun así: ¡Amunt!