Jomi Lavarías
Dicen que en el fútbol lo más importante, más allá de jugar mejor o peor, es meter goles. Y si es posible más que el rival. Y al Valencia le está fallando la puntería en los tres últimos partidos de liga, sobretodo en Barcelona y hoy, no tanto en Mestalla contra el Getafe pues apenas se inquietó al portero rival.
Ayer hubo pasta suficiente para sacar los tres puntos de Balaídos de manera holgada. En la primera parte no hizo un buen juego el Valencia, pero la cosa comenzó a carburar cuando apareció Kondogbia, que estuvo algo desapercibido junto a Soler en ese nuevo (y esperado) doble pivote que dispuso Marcelino ante la baja de Parejo. Mientras, atrás todos los apuros pasaban por la nula actuación defensiva de Lato, al que Wass llevó por la calle de la amargura durante todo el partido, buscándole (y encontrándole) la espalda continuamente. Y en una de esas bien pudo Undiano haber pitado penalti por un rifirrafe entre ambos. Mucho ha de mejorar este Valencia cara al año próximo en los laterales, porque defensivamente tenemos un problema ahí.
La segunda parte ya fue harina de otro costal y el Valencia sí se lanzó a por la victoria. Ocasiones muy claras, clarísimas, hubo para ello. Solo (y ya es bastante) empañó la actuación del equipo en la segunda mitad el nuevo horror defensivo cometido en una falta lateral que Maxi Gómez aprovechó para rematar libre de marca de cabeza. Previamente, golazo de Mina tras recuperación de un mucho más entonado Soler y maravillosa asistencia de Guedes. Pero poco duró la alegría pues cuatro minutos más tarde el mismo Mina era protagonista del horror defensivo antes relatado.
Y así fue como se dejaron escapar dos puntos de Vigo que hubieran metido el objetivo europeo en el bolsillo y nos hubiera ahorrado tener que esperar una semana más para dejarlo certificado.
A por el Eibar.
Amunt!
jamacuco
Habrá que esperar una jornada más para poder tener la seguridad matemática de la clasificación Champions. Y es que el VCF no pudo pasar del empate, fruto de su falta de acierto en las áreas, una vez más. Si por ocasiones fuera los de Marcelino habrían goleado. Sin embargo en Balaidos teníamos la punta de mira un poco desviada, y entre la mala suerte, las buenas intervenciones del arquero y los errores, no pudimos anotar más que un mísero gol. Por contra recibimos un tanto en contra en una falta lateral muy mal defendida, dejando al delantero franco para el remate de cabeza. Pocas más ocasiones tuvieron los gallegos
En general el equipo estuvo bien, aunque le costó entrar en el partido. La banda izquierda con Wass ocasionó algún dolor de cabeza al aún tierno Lato, que evidenció irregularidad bien sea por su inactividad y/o juventud. Kondogbia volvió a dominar el centro del campo, acompañado por Soler mucho más llegador que otros días; por las bandas, Guedes y Andreas lo intentaron, con más inquina el portugués que el belga, que volvió a verse bastante cuestionado en su rendimiento. Arriba Mina y Rodrigo estuvieron activos pero sin tantas luces como otros días. Una gran combinación entre Guedes (una asistencia de muchos quilates por encima de los defensas) y Mina (gran definición) supuso el gol que poco después sería empatado.
La segunda parte fue bastante mejor que la primera, llegando a avasallar a los gallegos. La falta de puntería y de contundencia o atención en el área propia son alguno de los males que tiene este VCF. Cuando consigue ajustar esos problemas, realmente se impone a los contrarios. Sin embargo no resulta extraño (ha pasado en varias rachas esta temporada) que esa falta de contundencia nos cuesten puntos. Desde mi punto de vista esto viene del cansancio, mental más que físico, que tienen los jugadores en ciertos momentos. Quizás por eso Marcelino sigue rotando a la plantilla cuando buena parte de la afición no acaba de entenderlo. Posiblemente sea de los puntos a mejorar la temporada que viene: completar el banquillo con jugadores que mantengan el nivel de los 12-14 titulares actuales.
También hay que completar, y posiblemente de forma doble, ciertas posiciones como el lateral derecho o los extremos de ambos lados. Marcelino prefiere poner a un central que a cualquiera de los dos laterales que tenía en el banquillo. Curioso, o no, la gestión del vestuario está dando sus frutos y será la clave para el devenir del próximo curso.
Ilustración del artículo vía valenciacf.com
Amunt!!!!!!!