Si yo me sentara a tener una profunda reflexión futbolística, hecho posible aunque estemos acostumbrados a escribir o hablar de fútbol desde las tripas, si yo me pusiera a buscar en mis más profundas convicciones futbolísticas las características que ha de tener el entrenador del Valencia de la siguiente temporada, tal vez no quisiera que ese fuera Voro. Elegiría, sin duda, a alguien con mayor experiencia en la competición doméstica. Alguien que haya estado en grandes clubs y que haya sabido hacer debutar a jóvenes de la cantera. Pensaría en aquel entrenador que estuviera buscando un reto profesional duro e ilusionante.
Sin embargo, si yo creyese que el fútbol es algo más que mero raciocinio, si estuviese convencido de que los factores que rodean al éxito de un entrenador son mucho más complejos que la elección del dibujo táctico o el once inicial, si creyese en que el fútbol es una empresa donde se puede ascender por merecimientos… entonces no tendría ninguna duda: Voro es el hombre. El que fuera el Delegado del equipo tuvo el valor de coger las riendas del caballo cada vez que este se desbocaba y la destreza de devolverlo al camino. Sin polémicas, sin estridencias, Voro ha conseguido ser el quinto entrenador en porcentaje de victorias de la historia del Valencia. Y lo hizo cogiendo equipos desmoralizados cuando no desquiciados, sin pretemporadas para ensayar sistemas y remando siempre a contracorriente. Esta misma temporada Voro se ha sentado en el banquillo que un exentrenador de la Azzurra dejó por no verse capaz de salvar al equipo del abismo y lo ha salvado a falta de diez jornadas.
Pero hay otras cosas que marcan el estatus de un entrenador. Recuerdo, se viene anécdota, que los jugadores del Valencia estaban estupefactos cuando Ranieri, tras Benítez, no tenía estudiado la forma de defender el balón parado. Yo no sé si Voro lo tiene estudiado o no, pero sí sé que antes de llegar él, el Valencia era el equipo de primera que más goles recibía de esta forma. Hoy es el que menos. Algo de culpa tendrá.
Pero claro, un entrenador de fuera conlleva mas ilusión pero eso tan valenciano de que “el sant quant mes lluny mes miraculós”. Pues mira no, a mí la ilusión la temporada que viene me la va a proporcionar gente como Lato o Soler, esos magníficos jugadores de la cantera que, otra medalla, Voro ha puesto a jugar.
Pero tal vez no sea necesario imaginar la táctica perfecta, nos bastaría con copiar una que haya funcionado. Ahí tenemos el espejo de Simeone en el Atlético de Madrid ¡Ese debería ser nuestro espejo! Simeone llegó a media temporada a une quipo desquiciado del que ha sabido sacar rendimiento. En eso estaríamos de acuerdo todos, valencianistas y sobretodo atléticos. Pues comparemos sus números en liga de la temporada en que ambos llegaron al club:
– Simeone: Jugados 22 Ganados 10 Empatados 7 Perdidos 5
– Voro: Jugados 20 Ganados 10 Empatados 4 Perdidos 6
Es decir, que Voro, ganando uno de los dos próximos partidos habría conseguido mejores números que el considerado uno de los mejores entrenadores del mundo en circunstancias similares, sino peores, debido a la plaga de lesiones y de errores arbitrales.
Pues con todo esto, no soy un gran fan de Voro. A mi me gustan los entrenadores mas ofensivos y Voro peca en exceso de conservadurismo para mis gustos personales pero sí sueño que el Valencia de una vez sea un club donde alguien llega a puestos de responsabilidad por merecimientos propios. Voro tiene esos méritos. De gran club sería reconocérselos aunque parte de los aficionados le desprecien con el argumento de que Voro no quería ser entrenador, sino delegado… Pues vale…
¡Y Mourinho un traductor!
I don’t know what to think. He deserves the job, he solved problems, he has incorporated some of the youngsters. He has dignity. But I don’t want to see him destroyed by our destroyers, our players who can switch off for months at a time because they don’t feel up for it and feel too safe.
Maybe Zaza, Soler, Enzo, Mangala, and one or two others have the personalities to force those around them to always perform but I fear a couple of them will be gone before next season. And if our other «leaders» become comfortable once again then they can allow the team to stagnate and I don’t want Voro to be sacrificed because of them and he would be because it would be him against an army of journalists and agents and players.
He deserves the job but doesn’t deserve the pain some of our squad could easily inflict upon a manager who could be fired. Since he took over he has been unsackable, he was always going to be our man until the end of the season, the players have no choice. It is when some of them have the choice of get the manager fired or take responsibility that problems have arisen in the past.