Drakul

El Valencia consigue una victoria por uno a tres, a domicilio, sin Enzo Pérez y con sensación de superioridad. Además consigue los tres puntos, por tercera vez consecutiva marcando tres goles. Esta colección de “treses” era absolutamente inimaginable hace muy pocos meses. Es mas, incluso hubo un entrenador de supuestas campanillas que dimitió porque no se veía capaz de salvar al equipo sin nosecuantos refuerzos. Uno de los que quería aquel italiano era el de un lateral izquierdo que nos hubiera privado hoy de disfrutar de Lato que va a mejorar a los grandes laterales que le han precedido emergiendo desde el Mestalla. Hará bien el Valencia en preservarle de aquí al final de temporada y de hacerle hueco de teórico titular en la plantilla de la próxima temporada que hubiera de dirigir Voro. Porque, esta es otra, Salvador González Marco se ha ganado ser el entrenador del Valencia y hay que dar valor a aquel que se lo ganó.

El Valencia de mano de Zaza (doblete de delantero centro de verdad), de un muy buen (otra vez) Parejo y bajo la comandancia del chino Carlos Soler, completó un partido espléndido. Ahora es el momento de saber si Lim vende a los cracks o no, porque hasta ahora, hasta la aparición de Carlos Soler, no teníamos ninguno. Ni lo era Andre, ni lo era Paco Alcacer. El crack que puede ilusionar a la parroquia, como hicieron no hace tanto Silva, Villa o Mata, se llama Carlos, tiene cara de pillo y siente el Valencia. Que lo blinden, que lo hagan millonario y le busquen una novia si hace falta, pero ese sí debe quedarse en el Valencia.


Toni Calatrava

Productiva matinal de domingo en la ciudad nazarí, en la que un Valencia con oficio y pegada sumó su tercera victoria consecutiva. Viendo el partido y el rival que tenía enfrente, el equipo de Voro tiró de manual: líneas bien juntas, pocos huecos pra que el rival maniobrara y a esperar la oportunidad, que llegó cuando la primera parte empezaba a despertar, con un gran movimiento de Zaza que, deshaciendose de su marcador, remató de cabeza hacía la línea de gol, donde los porteros no llegan. Casi a continuación, en otro buen centro lateral, remachó el 0-2 que ponía el partido muy complicado para el equipo granaíno.

La segunda parte fue, en parte, un largo trámite en que el Granada lo intentaba pero se veía impotente. El conjunto che se aproximaba con acciones constantes a la portería rival, madurando el golpe final. En una larga y elaborada jugada Mina hizo el tercero, que mató definitivamente las aspiraciones de puntuar del equipo de Alcaraz. Fue un 1-3 que, con un poco más de puntería de nuestros atacantes, se hubiera ido al 1-5 sin dificultad. No importa, veníamos de ganar dos partidos esta semana y el equipo se merecía al menos no sufrir.

Quedan un puñado de semanas donde los objetivos son difusos: imposible remar hacia el séptimo puesto, y algo más factible pelear por meterse entre el óctavo y el noveno, maquillando un poco el horror de temporada. Como aficionado solo les pido que peleen en cada partido y, si pueden, que a esos equipos a los que tenemos especial cariño (Sevilla, Villareal, Madrid) les ganen, o por lo menos, les quiten puntos.

Termino celebrando a Voro. Durante las últimas semanas he leido un sinnúmero de comentarios desafortunados de seguidores valencianistas, que no han valorado el gesto del actual entrenador del Valencia, cogiendo a un grupo de jugadores entregados a la desidia y convirtiéndolos en un equipo, por momentos, competitivo. Dadas las circunstancias, con la anterior experiencia de Ayestarán,  está claro que Voro no debería seguir; no porque no sea capaz (yo creo que lo es), sino porque ante cualquier mínima situación de zozobra, no cuenta con el crédito suficiente ante ese valencianista «exigente», que lo sigue viendo como El Delegado.

Alemany y Alesanco deben concretar en las próximas semanas quién se sentará en el banquillo valencianista y, a continuación, empezar a planificar la temporada siguiente. Está claro que vamos a una plantilla de perfil low cost pero, al menos; que sea un low cost bien planificado y ejectutado.


Lobo

Sorprendente victoria del Valencia CF en Granada. A ver, ganar en Los Cármenes es lo que toca y en principio no tendría nada particular, pero me lo ha parecido por dos cosas. Una, la pegada. Dos goles en dos latigazos de Zaza en apenas tres minutos. Sorprende que Simone los marque a pares cuando nos dijeron que no tenía gol, y soprende que el VCF haya tenido tanta efectividad concentrada en tan poco tiempo. Y dos, la poca resistencia del GRA, un equipo que casi no ha dado ni patadas hasta que han espabilado tras la tremenda jugada del tercer gol que, lejos de ser motivo de orgullo para el valencianismo, debería serlo de vergüenza para el granadismo, si es que se dice así. Y no, no quito mérito al gran jugadón colectivo del equipo de Voro, pero que un rival que se juega la vida se dedique ante su afición a contemplar con absoluta pasividad cómo el visitante se pasa la bola sin dar una mala patada, un empujón o hacer siquiera una mínima presión, es para que su parroquia esté mucho más que enfadada.

Algo que, por cierto, hemos visto más de una vez en nuestro equipo durante estos últimos dos años, y que Voro ha conseguido erradicar él sabrá cómo, si es que verdaderamente es artífice de tamaño cambio de mentalidad y actitud, como nos quieren hacer ver sus admiradores más acérrimos. Sea como sea merece una estatua a la entrada de Mestalla, porque yo realmente llegué a temer por la categoría, lo que a día de hoy, después de tres inesperadas victorias seguidas, es solo un mal recuerdo. Menos mal.

Gracias Voro, que de bien nacidos es ser agradecidos.


Ilustración del artículo vía www.valenciacf.es

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