Si hay algo que me cuesta entender de la polémica sobre la salida de Parejo, es que haya saltado tan avanzada la pretemporada. Me hubiera parecido muy razonable que, una vez finalizada la temporada 2015-2016, el centrocampista de Coslada hubiera planteado una venta al Club. Había motivos suficientes.

Por un lado su divorcio evidente con una parte (considerable) de la grada de Mestalla, un hecho que viene de lejos y se ha venido acentuando con horrores como su performance en el partido con el Athletic Club, en el tramo final de la temporada. Otro hito negativo del pasado curso fue el tema de la capitanía: fue un grave error de Nuno entregarle la responsabilidad a un jugador cuya capacidad de liderazgo es nula.

Si sus agentes hubiesen venido en junio a Valencia a pedir un precio de salida acorde al salario y el valor de mercado del futbolista, dudo que Jesús García Pitarch hubiese puesto pega alguna. Por una cantidad en el entorno de los 18-20 millones, incluso algo menos con algunas cantidades variables por objetivos, nadie hubiese puesto pegas a la venta «en tiempo y forma». Con ese dinero y un mercado abierto era factible contratar un sustituto de garantías. El problema son la formas y el momento elegido.

La oferta del Sevilla, ha sacado lo peor de un jugador que le debe mucho al Valencia CF, propiciando una actitud canallesca y de dudosa profesionalidad. Aunque nada nueva y muchas veces vista en el ámbito del mercadeo futbolero. De entrada, que el club de Nervión, que tasa a sus jugadores al precio más alto posible, haga una propuesta muy por debajo del valor de mercado ya resulta insultante; pero que seguidamente el jugador se ponga en «modo pasivo», debería hacer reflexionar a Meriton sobre lo acontecido en el «caso Otamendi».

En el verano pasado se cometió una grave torpeza al ceder con el jugador argentino en una situación que en temporadas anteriores era muy clara: pago íntegro de la cláusula para jugadores «no transferibles». De aquellos polvos, estos lodos. Cualquier equipo europeo sabía que si venía a pescar a Valencia (como pasa en el Bilbao), tenía un precio claro; no había negociación. En aquel momento pensé que el Club había hecho bien en vender por algo menos de la cláusula. Estaba equivocado, y el caso de Parejo lo demuestra: te han pérdido el respeto.

Llegados a este punto, es evidente que no es viable pedir por un jugador tan irregular el importe de su cláusula de rescisión. Su falta de credibilidad con la afición ya no tiene arreglo. De hecho si se quedase en Mestalla, le espera un recibimiento hostil y no es jugador con el aguante psicológico necesario para lidiar con un conflicto así. Veo como única solución que se le ponga un precio fijo de venta y un periodo corto (7-10 días) para traer un comprador, sin negociación alguna; que sean sus agentes los que solucionen el tema.

Si tiene que ser al Sevilla, si pagan el precio, me parece perfecto. No me da ningún miedo que Parejo juegue en el Sevilla, de sobras sabemos lo que es capaz de hacer (buena llegada al área, goles de falta) y lo que se deja por hacer (pérdidas absurdas, pasotismo); no creo que vaya a ser un factor diferencial para que el Valencia cubra o no sus objetivos deportivos este año.

Por mi parte, prefiero que lo vendan hoy mejor que mañana;  y tendrá el premio de mi indiferencia cuando vuelva por Mestalla. ¿El precio? Entre 18 y 20M me parece razonable.

 

Foto: Superdeporte

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