Hoeman

Debo reconocer que me ha gustado el partido, muy en la línea de los precedentes del Valencia, aunque con un equipo plagado de teóricos suplentes y ante un equipo de Segunda División. A nivel táctico el Valencia volvió a dominar durante la mayor parte de los minutos, tuvo predominancia rematadora, faltando el acierto cara a gol. Necesitó de la salida de los «pesos pesados» para amarrar el marcador, con un Rodrigo estelar que además de volver a marcar, se movió entre líneas como Pedro por su casa.

Nombres propios: me gustó mucho Vezo, de menos a más en el partido, entonándose con el paso de los minutos hasta rayar (casi) la perfección. Excelente partido de Maksimovic en la interpretación de lo que requería el equipo -juego a pocos toques, criterio y precisión, mezcla de pases cortos y desplazamientos en largo- aunque menos participativo de lo que necesitó el equipo: me da la sensación de que es tímido, todavía no tiene la confianza para coger los galones a tenor de los destellos de su clase. (También de que le falta ritmo competitivo). Curiosamente, Parejo, decisivo, a mi juicio, abusó de la retención de pelota y tuvo demasiadas pérdidas peligrosas por este motivo; aún así, buen partido, nunca se escondió. También me gustó Nacho Gil, siempre incisivo y peligroso, irregular, jugando en derecha a pesar de que en mi opinión su ideal es partiendo desde la banda opuesta. Orellana hasta que le duró la gasolina, bien. En lo negativo, Andreas Pereira, si bien le echó ganas, abusó de la jugada individual -demasiadas pérdidas- y eligió mal en la toma de decisiones: tiene técnica y regate, no obstante, se mostró ansioso.

Otro partido a la butxaca. A dormir contentos.


Lobo

Partido aburrido como suelen ser las primera eliminatorias de Copa ante rivales de poco fuste como este ZGZ venido a menos. Sin embargo, a diferencia de lo que también suele pasar, el equipo pequeño apenas ha puesto en apuros a este VCF de Marcelino que, incluso en su versión Lite, sabe perfectamente cómo y a qué juega, y no permite sorpresas o relajaciones ni deja resquicio al rival. Antes no era así, y por antes me refiero a históricamente, cuando el VCF salía a pasearse por esos campos de poco lucimiento esperando pasar por la Ley del mínimo esfuerzo, cuando no despreciando directamente la competición, y las pasaba putas para sacar la eliminatoria o caía estrepitosa y vergonzantemente. Ahora eso no tiene pinta de que vaya a pasar. Si el VCF cae en Copa será peleando y ante un rival mejor, o al menos que ese día esté mejor, pero no porque la desprecie ni se pasee. Este año tengo depositadas muchas esperanzas en la Copa del Rey, lo confieso, una competición corta, bonita y rentable socialmente por mucho que se la denoste. Y algo me dice que Marcelino y Alemany piensan como yo y se la toman muy en serio. Llegaremos lejos. Bastante lejos.

Ah, sí, el partido. Pues eso, un tostón pero hemos ganado, como siempre. Algún día perdermos, claro, así que mejor no acostumbrarnos demasiado, pero la fiabilidad de este equipo es tremenda, y su competitividad extraordinaria. Así que ha pasado lo lógico.

Que no se me olvide. Alguien nos ha pegado el cambiazo (que diría el ínclito Ibañez) con Rodrigo, este no es el mismo delantero patán que fue desde que llegó. Algo ha cambiado, en algún sitio han escondido al antiguo y nos lo han cambiado por este que parece el mismo y corre tanto o más que aquél, pero además sabe estar donde toca y marcar goles. Y el del cambiazo ha sido Marcelino, él es el culpable, seguro. Se le ve en la mirada.


jamacuco

Hasta en los partidos grises, con un once inicial repleto de suplentes con poco ritmo competitivo, el VCF es capaz de imponerse a sus rivales. Está claro que el oponente era un discreto Zaragoza, pero nunca es fácil ganar cuando haces tantos cambios.

La primera parte tuvo poco ritmo, con un desacertado Pereira, sin acierto para reivindicarse. Maksimovic, otro que tenía los focos en su desempeño, fue de menos a más. Nacho Gil, bullicioso pero poco práctico en ataque. El resto más mal que bien, con poco que destacar, si acaso la solvente reaparición del lesionado Vezo y el casi gol de Orellana de un buen tiro desde la frontal.

La segunda parte partió igual. Incluso el Zaragoza parecía querer quitarse miedos e intentó traspasarlos al VCF. Sin embargo Marcelino reaccionó bien, haciendo tres cambios (Rodrigo, Guedes y Soler) por el inoperante Pereira, Mina y Orellana. Y ahí estuvo la clave. Sobre todo en el hispanobrasileño, que parece tocado por la diosa Fortuna. Sus buenos movimientos desde la delantera hacia el centro del campo para recibir el balón o devolverlo rápidamente a las bandas como un pivote, dieron una mayor vida al juego valencianista, medio dormido con el ritmo cansino que suele marcar el capitán. Lo de Rodrigo es de mucho mérito. Ha sabido superar la losa de unas malas temporadas (no tanto de él, sino del equipo) y está sabiendo reivindicarse con buen juego, con goles y con un estupendo carácter. Ni una crítica ni un mal gesto jamás. De su cabeza surgió el primer gol, a centro de Parejo. Ya en las postrimerías un penalty sobre Gil, y ejecutado por el capitán, sentenció definitivamente el partido y casi diría la eliminatoria. La vuelta debe ser un trámite para que los Maksimovic, Gil, Vezo u Orellana puedan seguir reivindicándose.


 

 

 

Ilustración del artículo vía www.valenciacf.es

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