Peris

Casi cincuenta minutos. Eso fue lo que duró la pasión que trasladó el Valencia a sus aficionados. Cincuenta latidos valencianistas, que antes habían arrullado el sueño de la reamuntada con colas pasionales, casi perpetuas, buscando ese aliento, ese doping emocional que era necesario para enfrentarse al que, probablemente, sea el mejor equipo del mundo, junto con el Manchester City.

Si Rodrigo la emboca en vez de repeler el travesaño su remate de cabeza, el guión hubiera sido otro, sin duda. Con un planteamiento sorprendente por la rigidez del libreto de Marcelino, Coquelin, Kondogbia y Parejo prestaron la solidaridad y el músculo con intención de ser protagonistas de la noche que apuntaba a histórica. Faltaron esos centimetros de fortuna que decantan la moneda en cara o cruz. Y salió cruz.

Pero este es el camino para recuperar el respeto. Para poder eliminar al Valencia, este Barcelona colosal ha reservado a Messi y a otros para afrontar la vuelta. Ha jugado al despiste con Piqué. Y se ha competido a un nivel muy alto para que esa diferencia que a día de hoy se tiene con el Barcelona, con ese carácter, sea cada vez más corta.

Con riesgo de pecar en la insistencia, hay que seguir trabajando conceptos. Hay que perfilar los balances defensivos, hay que mostrar más opciones en el juego ofensivo. No se han de permitir los horrores ofensivos y la plantilla del Valencia tiene que estar consolidada para tener el poso del respeto del rival y del árbitro. Y comenzar a gestionar correctamente el otro fútbol, ese que no se ha de enseñar a los niños, pero que los profesionales han de manejar con soltura.

Por último, una confirmación personal. Con el sorteo de las semifinales calentito, en estas mismas páginas, servidor escribía un artículo en el que quería al Barça y sus argumentos. Para medir el nivel real de la plantilla. Y tomar nota de los que pueden estar al nivel o no. Pues ya está. Puede que muchos de los que componen esta plantilla hayan sentenciado su futuro en un Valencia de tres competiciones. Veremos si la economía lo permite.


Hoeman

Sorprendió Marcelino con un 4-3-3/4-3-1-2 con Rodrigo ejerciendo de mediapunta y dos puntas (Vietto, Zaza) , Parejo como ancla y dos interiores (Kondogbia, Coquelin) todoterreno con tendencia hacia la banda; que durante (escasas) fases estuvo dispuesto a presionar arriba, aunque las más se dedicó a defender cerca del área e intentar los contragolpes, nuevamente parados en falta por el adversario sin que ello supusiera amonestación. El Barcelona dormía el partido a base de posesión sin profundidad en campo contrario, esperando una genialidad de Messi. Los de Marcelino no recibieron ocasiones claras pero tampoco las crearon, estando los laterales infrautilizados en ataque, y con Zaza fijando a Umtiti.

El gol del Barcelona llegó al poco de comenzar la segunda mitad en un fallo de concepto de Garay, que en lugar de adelantar su posición para dejar en fuera de juego a Luis Suárez, reculó y una vez el inmune a las amarillas encaró fabricó un disparo cuyo rechace llegó a las botas de Coutinho, que a su vez usó su capacidad técnica para anotar con belleza. Poco después del gol entraron Soler y Guedes por Coquelin y Rodrigo, volviendo al clásico 4-4-2 marceliniano: Guedes sí tuvo incidencia en el juego y fue el que llevó más peligro, Soler volvió a mostrarse discreto. Pese a contar con Guedes, el Valencia siguió sin mostrar determinación ni claridad para remontar el partido. Otra cagada de Gabriel Paulista -que tiene bula con Marcelino y se cree mejor de lo que es (mediocre) con los pies- aprovechada por el Barcelona, supuso el definitivo 0 a 2.

Algunos detalles sin importancia (o no): preocupante la plaga de lesiones: Rodrigo se marchó renqueando y el achacoso Garay en camilla; discretísimo Vietto; Montoya en la segunda mitad, rompiendo siempre la línea de fuera de juego defendiendo por temor a que le ganaran la espalda; Parejo nuevamente, cuando el equipo más le necesitó -marcador adverso- desapareció y se dedicó a hacer regates en el centro del campo que no sirvieron de nada; otra vez diferencia de criterio a la hora de mostrar faltas y tarjetas por parte del árbitro.

En fin: con frío se acaba el sueño de ganar un título esta temporada.


Lobo

El VCF se hipotecó para intentar llegar a la final de la Copa del Rey, y acabó desahuciado. Lo cierto es que tras salir emparejado con el FCB era lo más probable salvo milagro, que no llegó. Aun así queda un regusto amargo, de sueño roto, pero los hechos son los que son. El VCF cayó ante un rival muy superior que, aparte de contar con un presupuesto que quintuplica al nuestro, de tener una plantilla mucho más talentosa y completa en la que cada jugador que sale mejora al que ya jugaba (su peor jugador ayer era estrella absoluta en el VCF hace bien poco), aparte de su enorme calidad técnica individual, de que cuentan con una magnimidad arbitral con la que el VCF ni sueña, y de llevar una inercia ganadora de años, años y años, antes que todo eso, el FCB ha eliminado al VCF porque tienen una inteligencia futbolística extraordinaria y omnipresente sobre el césped a la que este VCF no se acerca ni remotamente. No sé si esa inteligencia en el campo se entrena o es inherente a los jugadores, pero no recuerdo que el FCB haya hecho nada mal en toda la eliminatoria, nada. Ni un pase fallado, ni una cesión comprometida, ni un regate de más, ni una presión a lo loco, ni un cambio de juego erróneo. NADA. Juegan con una parsimonia, una superioridad y una mecanización extraordinaria. No se ponen nerviosos jamás, no se equivocan nunca, todos eligen bien siempre y saben qué hacer, y cómo, en cada momento. En el VCF los únicos jugadores inteligentes sobre el terreno son Kondogbia, el amo y verdadero capitán, Soler, que va a ir a más, y quizá Coquelin. Los demás mucho empuje (o no), trabajo, ganas, arreones, fe y honestidad (algunos) pero inteligencia ni gota. Y así es imposible. Desgraciadamente de nada sirve el simple empuje y la honestidad ante un equipo que parece estar jugando todo el tiempo a un ajedrez muy elaborado.

Así que, bueno, se acabó el sueño de una Final que habría sido muy bonita, una catársis que ya no llegará, y no queda más remedio que fiarlo todo a conseguir entrar en plazas UCL, que sería un premio menos sentimental pero mucho más gordo en términos absolutos. Y el año que viene a comprar de una vez inteligencia, porque sin ella estamos condenados a no llegar.


jamacuco

El VCF no ha tenido opciones en ningún momento de llevarse esta eliminatoria. En ninguno de los dos partidos el VCF impuso su juego a un FCB que con poco, sin pisar el acelerador al máximo, ganó sin despeinarse. El VCF puso ganas y buena actitud, pero desde mi punto de vista distó mucho de competir de verdad. Quizás falte demasiado aún por construir, en el césped, en el banquillo y en el palco. Brilla por su ausencia la inteligencia y mala leche en la plantilla; incluso un poco más de calidad obviamente siempre sería bienvenida. Sin estos ingredientes, aún nos queda para volver a estar en la élite futbolística de este país y de Europa. Por eso no he entendido este ambientillo que se respiraba por la ciudad y en medios de comunicación. Ya sé que venimos de dos años horrendos, pero autoengañarse nunca es bueno. Y este equipo, cuerpo técnico y directiva incluidos, están muy verdes. Y es que los últimos diez años del club y entorno valencianista darían para serie de Netflix. Nos están pasando factura y lo que te rondaré morena…

No quiero entrar a analizar actuaciones individuales en estos momentos, ya habrá tiempo a partir de ahora, pero hay unos cuantos jugadores que están en un muy mal estado de forma y me gustaría saber por qué, ya que no es algo puntual. Al igual que las lesiones, que también se están cebando con el equipo. Espero que una vez abandonado el sueño de la Copa, volvamos a coger un nivel y exigencia competitiva aceptable para terminar de forma esperanzadora esta liga. Si no se tratará de otro año más a la basura de la larga ristra que llevamos…


 

Jomi Lavarías

Ni siquiera una semana entera creando falsas expectativas, autoconvenciéndonos de que la #reAmuntada era posible, hizo que anoche Mestalla fuera una caldera o un infierno. Era el típico partido en el que de cara a la galería todo era ilusión y que pasaríamos a la final, pero luego en petit comité, entre colegas, sabíamos y confesábamos que era poco menos que imposible realizar la tarea.

Estamos a años luz no ya de eliminar al Barcelona a doble partido en una eliminatoria, si no de ganarle un partido siquiera. Desde 2008, justamente en la semifinal de copa, que con el equipo de Koeman ganamos 3-2, hemos jugado 26 partidos contra ellos, de los cuáles tan solo hemos podido ganar dos, ambos en el Camp nou. El dato es demoledor, tremendo. Señores del @Valenciacf dejen ustedes de poner hashtags que sí, quedan muy molones y resultones, pero no valen para nada, dejen de poner entradas a precios inasequibles y dejen de maltratar al socio que fielmente acude día tras día a Mestalla. Y cojan de una puñetera vez por todas el toro por los cuernos, dejen de ser cómplices de que hayan dos equipos, en este cada vez más asqueroso fútbol español, que al resto de clubes les roban el dinero de las televisiones y propicien como anoche, que en la media parte salga un futbolista de 160 millones, que es más que todo el presupuesto del Valencia. Mientras todo esto siga así, no hay nada que hacer. Háganlo, no tenemos nada que perder, acaben con este duopolio ya y luchemos en las mismas condiciones. Cansados estamos los aficionados de denunciarlo y cansados estamos de la pasividad de @losotros18. Tenéis/tenemos lo que nos merecemos.

Dicho esto, en ningún momento vi posibilidad alguna de eliminar al Barça. La imagen global de la eliminatoria para mí fue pobre. El Barcelona al ralentí te gana los dos partidos y nosotros solo fuimos capaces de tirar un balón al palo en lo que fue la casi única ocasión de gol en 180 minutos, la de Gayá aparte cuando todo estaba sentenciado. A este equipo le faltan muchas cosas, sobre todo calidad, y cuando no la tienes hay que echarle huevos y atosigar a base de pelotas al contrario, pero tampoco.

Se acabaron las excusas de calendarios apretados y difíciles. Ya hemos visto que no damos la talla ante los equipos de arriba. Ahora ya, a partir del domingo, a ganar partidos. Uno por semana, lamentablemente.

Amunt!

PD. No quiero la final de copa en Mestalla. @valenciacf, pongan ustedes uno de esos hashtags que diga: #FinalEnMestallaNo. Humildemente les daré los Rt’s que pueda para contribuir a ello.

 

Ilustración del artículo vía valenciacf.com

Déjanos un comentario