Pasado ya un tiempo del no-ascenso del Valencia Mestalla, en parte influido por las actuaciones arbitrales, y una vez deshecho un equipo construido para competir -no sólo formar jugadores jóvenes, a su vez relanzar carreras de futbolistas más veteranos como Quim o Grego-, resulta conveniente valorar las individualidades que podrán ser útiles al primer equipo la temporada que comienza o las venideras. Debo reconocer un sesgo en el análisis y pronunciamiento personal debido a que sólo he visto los partidos de eliminatorias para el ascenso -y no todos-.

Un futbolista particularmente ilusionante es Antonio Sivera, portero preparado para la élite, con condiciones y nociones para marcar época en la portería valencianista. Cometió errores flagantres, dirán sus detractores, algo innegable, pero son errores por atreverse: lo fácil es quedarse bajo palos y dejar la papeleta a la defensa; Sivera se atreve a salir a los balones aéreos, y por supuesto, mucho más allá del área pequeña. Tiende a no tenerse en cuenta, porque no es evidente, que si atrapas/cortas el balón antes de que le llegue a un contrario evitas una oportunidad del mismo; de ahí que aunque pueda fallar alguna vez, a la larga, el equipo sale beneficiado (símil al de la anticipación en un defensa central) (Otra cosa es que falle muy a menudo). Antonio demostró personalidad para seguir saliendo a pesar del error. Asimismo, sus nociones técnicas aplicadas al entendimiento del juego son muy valiosas: si la pelota le llegaba desde una zona, generalmente la ofrecía al costado contrario -más vacío de adversarios-. Pese a ser diestro, su manejo de ambas piernas, para ser portero, resulta notable; además se mostró conocedor de las limitaciones de sus centrales: cuando eran Zotko y Charlie no dudaba en realizar el pase largo -casi siempre con intención y precisión-, si jugaba Javi Jiménez, prefería que la salida se hiciera a través de él. Todo ello teniendo en cuenta el tipo de presión rival. Su estatura ronda los 1.82 metros, por lo que no es muy alto, pero tampoco lo era Cañizares y se convirtió en leyenda valencianista por méritos propios. Sus reflejos y la colocación entre los tres palos también son dignos de alabanza. Y ya más a nivel subjetivo: tiene el aura de jugador importante; transmite seguridad y personalidad.

Antonio Latorre ya se había asentado en el primer equipo pero no dudó en ayudar a sus compañeros, destacando principalmente en la seriedad defensiva y lectura del juego, jugando a cara de perro muchas veces, es decir, haciendo un trabajo sucio y poco vistoso para el espectador. No obstante, también tuvo momentos para incorporarse con la potencia que le caracteriza, ya fuera probando el disparo, interviniendo en jugadas colectivas o centrando. Tengo la sensación de que Lato es un futbolista de los que siempre trata de sumar, anteponiendo el equipo (y la defensa) a su gloria personal (y el ataque). Es consciente de su demarcación: a veces se nos olvida, pero la principal misión de un lateral (al menos en un dibujo tipo 4-4-2) es la de defender bien. Empero  Lato es de incorporarse en cuanto tiene ocasión, generalmente con cabeza.

Nacho Vidal en el lateral derecho dejó muy buenas sensaciones, especialmente a nivel ofensivo, demostrando precisión en el toque de balón y facilidad natural para ser incisivo. Se desplaza sobre el césped con suma elegancia, tiene capacidad para irse con facilidad en jugada individual o en combinación, llega hasta línea de fondo, centra con peligro. Fue un importante arma ofensiva del filial, que notó los momentos donde Vidal bajó sus prestaciones ofensivas. Queda la incógnita de cómo de buenas son sus nociones y atributos defensivos, ya que no estuvo realmente exigido por un jugador habilidoso. Mas a priori, tiene hueco en la primera plantilla.

Una de las grandes sorpresas fue Nacho Gil, futbolista muy habilidoso y además, al contrario de lo que ocurre con este tipo de futbolistas, con notable lectura del juego. Es decir, supo poner su talento y técnica al servicio del equipo; si bien es cierto que fue algo inconstante en sus apariciones y tuvo alguna pérdida peligrosa por exceso de conducción y/o retención de pelota, lo mostrado fue fascinante. Entre sus cualidades se incluyen la rapidez de piernas -pasos cortos-, la pasión por el quiebro yel gambeteo, una inherente movilidad en zona de tres cuartos de campo, o la visión para hacer un pase imposible. En definitiva: capacidad para desequilibrar. Además, se le vio bajar al centro del campo para relanzar y/o oxigenar la salida de balón, y dispone de un disparo certero. En algunos momentos, especialmente por sus gestos coporales, me recordó al primer Munitis -el que jugaba en banda-, también se podría hacer una comparativa en su forma de jugar con Fabián Orellana. Si bien es cierto que su aportación defensiva en fase organizada no fue especialmente relevante. Su demarcación ideal es una incógnita (¿mediapunta? ¿interior? ¿extremo? ¿segundo delantero?), cuando más me gustó fue jugando escorado a banda izquierda, buscando acciones individuales y combinaciones de tendencia interior, lógico al ser diestro.

Los citados arriba están preparados para ser por pleno derecho futbolistas del primer equipo; con confianza y minutos, probablemente todos ellos se conviertan en piezas muy importantes. Son los JASP actuales, a los que se podría sumar en no mucho tiempo otras jóvenes perlas del filial como el técnico central Javi Jiménez, el extremo/interior Alberto Gil, con capacidad técnica notable y sobriedad, o Fran Villalba, con técnica de golpeo y regate envidiable.

Foto: www.valenciacf.com

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