Hoeman

És paradoxal que els dos jugadors que a priori menys encaixen colectivament en el VCF haguen sigut claus en la victòria de l`equip: tant Cheryshev en el pase arrere per al primer gol, com Piccini amb el agònic gol final han tret la cara per Marcelino. Ens agradarà res, però això és així, juntament amb el pasiu-agresiu Parejo amb la diana. Dit això, s´espera molt més de un València que ha pogut perdre (ha fet mereixements per a perdre) en la segona, totalment desdibuixat i sense idees ofensives. Parejo ha sigut el millor fins als últims 20 minuts de partit, diría, a on ha desaparegut, però no ha fet un partidàs tal i com estic llegint a tuiter. Per a mí Soler, pese al penal (que per a mí no era), no ha estat mal, però sí es cert que l´equip no ha funcionat, la segona part ha sigut lamentable, com el arbitratge de Gil Manzano, i en això el dues migcentres ténen que tindre gran part de responsabilitat. Marcelino s´ha salvat per un pel. Aquest equip té que mostrar més personalitat, i també encert ofensiu, no potser que en cada partit façen internacional al porter adversari (Neto també ha demostrat perquè es internacional per Brasil). Content per la victòria però preocupat per la imatge.


 

Jomi Lavarías

Victoria tan fundamental como lamentable ha sido el juego del Valencia ante el colista Huesca. El Valencia lleva toda la temporada viviendo en el filo de la navaja. Unas veces cae del lado bueno y otras del lado no tan bueno. Hoy el Valencia ha tenido suerte, mucha suerte. Primero por marcar en el minuto 92 y segundo porque ha sido el gol de la victoria, ya que bien podía haber sido el gol del empate, pues en la segunda mitad el Valencia ha merecido ir por detrás en el marcador ante el equipo que comparte contigo el dudoso honor de ser los menos goleadores de la liga española. Y hoy han demostrado el porqué.

La primer parte comenzó con un brioso Valencia. Daba la impresión que había ganas de resolver el partido por la vía rápida. Se sucedían los acercamientos al área oscense, ocasiones no demasiadas, pero bueno, se veía venir que el gol iba a llegar y quizás mas de uno que podrían haber hecho del partido una plácida matinal dominical. Pero no fue así. Se marcó y el equipo incomprensiblemente perdió el control del partido. Garay se erigió como un baluarte y sacó tres o cuatro balones que pudieron haber sido gol. Dispuso de sus oportunidades el Huesca.

La segunda fue otro cantar. Lamentable el Valencia. Absoluta falta de intensidad en los inicios mientras el huesca se crecía desde la modestia, y jugando al fútbol sin rifar ni una sola pelota empezó a poner en apuros a un Valencia que deshacía como un azucarillo. Un penalti insólito de Soler (desastroso partido el suyo jugando en el medio) trajo el empate y de ahí al final bien pudieron marcarnos el segundo y provocar un cataclismo en Mestalla. El gol final de Piccini sirvió como bálsamo porque se venía un pollo y de los gordos, y con toda la razón del mundo. La imagen de este Valencia es inadmisible. Y lo peor es que seguiremos en el filo de la navaja, pocos visos de mejora le veo a «esto».

Parón navideño que creo llega en el mejor momento posible. A ver si se recupera algún lesionado, se aclaran las ideas y 2019 comienza de manera muy distinta a como termina este 2018. Es lo que deseo.

Feliz Navidad y Amunt!


 

Peris

Un ‘chuPicinniazo’ ha permés que la paella prèvia al Nadal tinga altre gust. Pintava amarga, plena de dubtes i amb un horitzó prou negre. El partit ha tingut de tot, bons moments, errades individuals, Soler i el seu penal, i moments on la victòria aragonesa ha estat ben prop. Pero hui, la fortuna i l’encert ha determinat que tres punts d’or pugen al casiller blanc.

L’equip no carbura. No ten fluïdesa en la creació de joc, llevat de moments aillats que, per la qualitat que te la plantilla, els fa diferencials. Però no és prou. Cal reflexionar en esta parada nadalenca com un cuer te genera tantes ocasions més enllà de les absències per lesions. Hui el VAR te dona vida i salva de cremar la falla en Nadal i el nerviosisme està instal·lat a tots els nivells del club. Al vestidor, amb els crits de Gayá i Garay, entre altres, al guanyar el partit agònicament. A la banqueta, amb la celebració al descompte com si fora el pas a una final. A la llotja, amb els gestos de Mateu Alemany davant una falta normal.

Per destacar alguna cosa positiva, l’equip no deixa de competir, malgrat la mancança de gols. Amb quatre o cinc gols més, de segur que es tindria deu punts més. Pero l’encert de les incorporacions és negatiu. I només hi ha un responsable. I com a tal, cal exigir-li el màxim.

L’any que ve, més patiment. Com quasi tots els anys que el Valencia CF, o FC, és al món. Per a no patir, als rics.


 

Lobo

Lo de esta temporada centenaria es droga dura. El VCF juega mejor y normalmente puede golear, pero jamás lo hace, y de pronto pasa algo y es el rival el que te marca merecidamente o no, y desde entonces das más pena de la que ya dabas encerrado puerilmente atrás, que era mucha. Y ni el entrenador sabe como cambiar las dinámica ni los jugadores muestran armas para hacerlo, ni técnicas, ni tácticas ni psicológicas. Total, un empate/empastre tras otro. A menos, claro, que ocurra un milagro del copón. Como hoy, en que uno de los peores jugadores, al que yo habría cambiado, en un disparo lejano, algo en lo que el VCF apenas se prodiga y cuando lo hace va al cielo, y en el jodido último segundo del partido, marca un gol de bandera que sirve para insuflar vida a un cadáver tal como hizo el Dr. Fronkonstin, digo Frankenstein, con su montruo. A ver, que me lío. Quiero decir que los partidos del VCF son casi lisérgicos, todo es alucinante, inexplicable, increíble, tanto las ocasiones perdonadas en una sucesión sin fin como las ocurrencias defensivas y arbitrales que nos tienen al borde de la sobredosis. Cuando Soler ha cometido ese penalty infantil y sancionable, hemos flipado en colores. Cuando ves que una clara ocasión tras otra van a limbo, te parece todo un mal viaje. Y cuando ha marcado Piccini solo he podido alzar los brazos con incredulidad y un sentimiento de irrealidad, esperando que pasara algo raro y/o injusto y el gol no subiera al marcador. Yo qué sé, este VCF del Centenario es mayormente insoportable porque duele el tamaño del desastre habitual tanto como la incapacidad para subvertirlo. Y ahí estamos, al borde de quedarnos más colgaos que un hippi trasnochado, esperando siempre un milagro que solo muy de tanto en tanto llega. En fin, que drogas no, pero es lo que hay.


 

jamacuco

Este último partido del año podría servirnos de corolario para todo lo que está ocurriendo desde inicio de temporada. Eso sí, con un dulce final, la victoria en el 93.

1º El equipo no carbura. No funciona. Falta personalidad para imponerse a los avatares del partido, a ese tiovivo que suele ser el fútbol y más en el VCF. Defendemos demasiado atrás (tenemos grandes defensas y portero, pero no podemos dejar que se acerquen tanto), sin excesiva presión en el centro, haciendo que los  rivales se envalentonen y en ocasiones nos hinchen a balones al área, con mayor o menor peligro, pero siempre con la posibilidad de que cualquier circunstancia (deportiva o arbitral) te knoquee; no hay fluidez en el juego de ataque, cuesta mucho trenzar jugadas y sólo se hace a la desesperada; y falta de control de los tempos del partido, sin inteligencia a la hora de determinar los diferentes ritmos que necesita el encuentro.

2º. Falta exasperante de puntería. El equipo genera cuatro o cinco ocasiones claras por partido y no es de recibo que no marque ni el 50% de esas ocasiones. Esto condiciona, y mucho, el estado nervioso del VCF.

3º. Persecución arbitral. Es indudable. Nos castigan a la mínima, mientras que no nos juzgan de la misma manera en jugadas a favor. La mano negra (en parte valenciana) en contra de nuestro club en la Federación nos va minando partido tras partido.

Todo esto no es nada nuevo. Si miramos bien el juego del equipo del año pasado también coincidía en varios aspectos, con la diferencia de que la efectividad cara a puerta era muy superior, lo que hacía que las victorias se acumularan. Piccini hoy ha sido salvador. Como hace unos días lo fue Diakhaby. Pero se echa en falta la presencia de los pesos pesados, no sólo en este partido, sino en lo que va de liga. Gayà se ha convertido en el verdadero capitán. Soler o Paulista también están dando muestras de personalidad. Incluso Rodrigo ha vuelto a tomar la iniciativa. Crezcamos en torno a ellos, no alrededor de la pusilaminidad.

El cuerpo técnico, y los directivos también, deben hacer una profunda reflexión. No pueden estar sus gustos por encima de los intereses del club. Han de hacer un profundo análisis y buscar la mejor manera de aprovechar los grandes jugadores de los que disponemos. No es de recibo hacer una planificación con más de 100M en fichajes para, pasados 4 meses, intentar vender y traer otros que te solucionen la papeleta. Creo que el VCF no se puede permitir esa continua inversión. La fuerza del vestuario (en las imagenes de las celebraciones en los últimos partidos se puede comprobar) parece sana. Sin embargo no logran encauzar esa garra y esa fuerza de voluntad a la hora de afrontar los partidos. Marcelino, al igual que Mateu o Anil, han de pensar sobre esto y tomar las decisiones necesarias, por muy dolorosas que sean, para encarrilar la temporada y el proyecto deportivo.

Bon Nadal.

Amunt


 

 

 

Ilustración del artículo vía valenciacf.com

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