Jomi Lavarías
Victoria importantísima en Montilivi. No son tres puntos más, sobre todo de la manera que se han conseguido. Cuando todo estaba en contra, con un jugador menos por expulsión de Roncaglia, con un penalti en contra por manos de Diakhaby a falta de diez minutos que Stuani convierte en el 2-2, una contra enorme llevada por Kondogbia con un maravilloso pase al hueco a Ferran, desaparecido hasta entonces, que define con una facilidad pasmosa driblando a Bono. Por si no habíamos tenido poco, en la última jugada, Neto, San Neto, hace una doble parada gigantesca que evita el 3-3. Con estas líneas casi se podía resumir el partido.
Hasta entonces, el partido estaba transcurriendo por unos cauces diríamos que normales. Una primera parte, para mi gusto, que ni fu ni fa. Buen gol de Guedes tras asistencia de Rodrigo y grosero error tanto de Kondogbia, que pierde la marca de Ramalho, y de Neto, que se queda colgado del larguero y permite que le rematen dentro del área pequeña a un metro de la línea de gol. Así acabó la primera parte. Lo mejor, la vuelta de Guedes, más incisivo y haciendo las cosas más fáciles, no buscando siempre la peor opción o la más complicada. Gameiro me gustó por su manera de desmarcarse y cómo combinaba al primer toque con los jugadores de banda.
La segunda parte seguía por los mismos derroteros. Golazo de Parejo y el Girona sin inquietar. Hasta la expulsión de Roncaglia. Ahí todo cambió. Incluso Marcelino, que ya había hecho algún cambio «raro», incendió las redes con los siguientes cambios que dejó al equipo sin ningún delantero nato en el verde. El partido se volvió loco y esta vez la moneda cayó de nuestro lado. Victoria épica y nueva piña de los jugadores celebrando con el entrenador.
Esta temporada, pese a los resultados ligueros, nos está dejando muchas imágenes para la historia que ilustrarán los libros que se escriban a partir del año 100 de este club.
Ahora sí, la champions pasa por Mestalla la víspera del centenario.
Amunt!
Peris
Quina manera de patir. I quina força mental la de l’equip per afrontar el dos partits fallers que venen. A la moneda ha eixit cara. Tots pensàvem que la paella s’anava a fer agra amb l’expulsió de Roncaglia i el penal evitable, un altre, de Diakhaby. Però l’arrancada de Ferran, que va recordar per moments a aquella del Piojo en La Cartuja, fa posar el llistó de la il·lusió ben amunt per als compromisos que venen que, inevitablement, fan olor a polvora.
La confiança, aquella que es va perdre en algun moment de l’hivern, asoma amb força a les portes de la primavera. Guedes, enfonsat l’altre dia, torna a somriure amb el seu bon joc i gol. Parejo aguanta a l’equip fins sense ser determinant en el joc colectiu, malgrat el bon gol. I Neto, sempre Neto, un porter dels que fa guanyar punts. I això que els canvis no van ser els habituals, buscant canvi de discurs futbolístic en un partit que, probablement, amb un empat haguera segut més just vistos els mèrits de Valencia CF i Girona.
Però ara, a este tram de la temporada, no es vol justícia. Es vol guanyar com siga. Cremar la ciutat farcits d’alegria. Això es vol. Això s’espera.
Lobo
Dejo pasar un ratito para escribir más en frío. Y me doy cuenta de que va calando en mi la alegría de la victoria y se aleja el mosqueo por las cosas raras que se han visto y otra oportunidad que parecía perdida.
Lo cierto es que, errores puntuales y decisiones del entrenador aparte, el VCF ha ganado un partido en el que se ha puesto por delante tres veces, la buena justo al final. Tres veces por delante. Ojo, porque eso en sí mismo es tremendo dato. Es cierto que hay mucho criticable, demasiadas boutades, acciones infantiles y despistes importantes, pero un equipo capaz de ganar como lo ha hecho, cuando la fácil era hundirse y dejarse avasallar, es digno de elogio. Otras temporadas con otros jugadores y entrenadores, así habría sido, no me cabe duda. El equipo se habría caído con estrépito y ahora estaríamos poco menos que abochornados. Pero desde que esta Marcelino, y especialmente esta extraña temporada de los empates, algo no podemos dejar de lado, y es que el equipo compite siempre, gane, empate o pierda. Luego se podrán poner mil peros, pero el equipo compite. Y ante el GFC se compitió, se marcó, también se encajaron goles pero finalmente se ganó en un arranque de genialidad de Kondo y Ferran. Bien es cierto que el Girona fue valiente y lo pagó, pero no lo es menos que el VCF no se rindió y lo intentó hasta el final, obteniendo un premio quizá inmerecido. Pero qué falta hacía!
Seguimos. Contra todo pronóstico el VCF sigue en la pelea. Este buen resultado ya casi inesperado va a servir para que esa psique colectiva se refuerce.
Ilustración del artículo vía valenciacf.com