No estaría mal que algún día se rodara una peli basada en la afición valencianí y cómo la opinión queda polarizada por dos depredadores mediáticos que en realidad no son más que la voz de su amo, aunque es cierto que a veces cambian de altar según les convenga para sobrevivir. No les importa dejar los cadáveres a su paso mientras consigan mantenerse a flote, tener las capacidades justas para redactar como un niño de 10 años no afecta su poder de influencia y de manipulación. Enemigos públicos, son sobrevivientes natos con voracidad insaciable tan pagados de sí mismos que echan en cara al otro lo que se cuece en su propia casa, a lo mejor ni tan siquiera de forma consciente; estar en guerra continua es una necesidad para ellos. Sátrapas a lo Luciano de Samosata: no titubean en usar todas las armas a su alcance para conseguir audiencia y notoriedad. Ambos, de forma distinta, dicen que todo lo hacen por el club, sólo por el Valencia, pero el aliento hiede a estercolero. Se quedaron en las sociedades maníqueas donde uno es bueno y otro es malo, o viceversa. Se olvidaron de los matices y la lógica que da la experiencia de la vida: uno comete acciones buenas y malas, más todavía, cada acción puede ser interpretada de una forma u otra o de las dos al mismo tiempo, según formas de pensar, ideologías, contextos, circunstacias y un largo etcétera. Muchas veces es inevitable ponerse del lado de alguien, de ahí a la beatificación dista un trecho.
Ni Nuno ni Salvo son la reencarnación de Belcebú ni dioses destinados a aportar luz divina a un club que existía antes que ellos fueran proyecto de nada. A partir de este punto estúpido (y no por ello menos básico) cada uno tendrá sus opiniones o puntos de vistas:
1. Me sorprende la reacción de Salvo y Rufete cuando se las estaban comiendo desde el inicio de la llegada de Lim (destitución de Pizzi, la bomba Negredo, Filipe Augusto, Kouyaté, etc.). Me sorprende más aún la pataleta porque desde la compra de la mayoría accionarial por Lim está claro que ellos pintarán lo que quiera el para alguno camboyano.
2. No obstante, temo la influencia que pueda ejercer Mendes sobre Lim, y por añadidura sobre el Valencia (presupongo que Lim quiere lo mejor para sí mismo, y por ende, para el Valencia). Si Lim es un hombre rico hecho a sí mismo, Mendes no lo es menos; probablemente sea el traficante de futbolistas más poderoso del mundo. ¿Quién influye más en quién? ¿Qué criterios se siguen para que el Valencia desembolse 30 kilos (+ 10 variables) en Rodrigo, 15 en Cancelo o 12 en Caio? Con ello no pretendo decir que sean malos futbolistas, sólo que me parece que en el momento del fichaje se paga un sobreprecio que va a parar a los sobrecargados bolsillos del propio Mendes. (No hay que descartar la posibilidad de que Mendes ofrezca al Valencia los jugadores que cree que realmente son buenos para el club, aunque a precio de mercado por encima del real).
3. Tampoco me gustan los entrenadores-managers deportivos, prefiero el consenso y el acercamiento-sintonía a la hora de planificar una plantilla. Como entrenador, Nuno ha dejado destellos que invitan a pensar en un futuro espléndido, no tanto a la hora de acertar en la idoneidad de los fichajes.
Quizá es todo mucho más sencillo y en última instancia se resume en la lucha de egos; siendo el contexto una sociedad valencianista fallera y meninfot (¡oxímoron!).